Sunday, August 31, 2008

No me quieran tanto!

Hey, no todos los días invitan a uno a una parrillada con tragos gratis, muchas chicas solteras y se ofrecen a conducirlo de ida y vuelta. Aunque mis planes hubieran sido otros, ¿quién puede resistirse a una oferta semejante? Si de hedonismo se trata en la vida, esta era la combinación casi perfecta: comida, alteradores de conciencia (música propia y del vecino, mojitos, Jägermeister, cervezas) y la posibilidad, quién sabe, de sexo. Pues sí, nunca podemos perder las esperanzas y ya se sabe que aunque quisiéramos pensar que somos diferentes, el cerebro masculino está programado para pensar de esa manera. ¿Es realmente tan grande el área del cerebro del hombre dedicada para el sexo?
Pero como ocurre casi siempre, no todo lo que brilla es oro, o dicho de otro modo, it was too good to be true (sonaba demasiado bueno para ser verdad). No me quejo de la comida que estuvo bien buena sino de las chicas prometidas que con excepción de una brillaron por su ausencia. Y esa una llegó tarde, se colocó en el otro extremo del patio y sin lugar a dudas era una rubia falsa con toda la afectación propia de las señoritas que se hacen las tetas.
Lo remarcable del caso es que la pasé muy bien, mucho mejor de lo que pensé dado que parte de las expectativas iniciales no se cumplieron. La fuente de mi satisfacción tambien fue insospechada. Fue producto de la conversación que se desarrolló entre una señora colombiana, sus dos hijas adolescentes y yo. Ellas llegaron de último y escogieron sentarse a nuestro alrededor y sin muchos preámbulos entablamos un diálogo (¿triálogo?) en el que me alternaba exponiendo mis puntos de vista o actuando de moderador en los puntos álgidos que se presentaron. El entusiasmo de la conversación vino de la hija mayor de la señora, una niña de 17 años sumamente inteligente la cual probablemente producto de su inteligencia estaba teniendo conflictos generacionales, choques de culturas y de otros tipos con sus padres. No tanto con la madre que parecía ser un elemento conciliador en la relación pero sí de manera inequívoca con el padre que aunque no estaba presente se sentía el poder de patriarca que ejercía sobre todos los miembros de la familia. Lo cual no quería decir que él la estuviera pasando fácil pues podía advertirse que la resistencia proveniente de este miembro rebelde de la familia ponía a prueba la poca paciencia con la que parecía contaba. Los problemas parecen ser los mismos advertidos en la entrega anterior: relaciones asimétricas, de posesión, autoritarismo. Realmente en latinoamérica (pero puede estar en todas partes), los padres se sienten dueños de sus hijos. Existe una falta de simetría y horizontalidad en las relaciones las cuales se prestan al abuso. Si los menores no le pueden contestar a los mayores, ahí no hay posibilidad de intercambio aún los mayores tengan la razón.
En los deportes, beisbol y baloncesto por ejemplo, he visto que los manejadores de los jugadores tienen mucho cuidado en no desanimarlos quitándole toda la agresividad, pues la misma es importante y necesaria en el juego. Lo que si parece importante es descubrir el momento que es necesario serlo. Traté de dejar esa idea en el final de la conversación. ¿Querría el padre que alguien abusara de su hija? ¿Y querría el que ella se dejara o lo aceptara como algo natural? La única manera de disminuir esa posibilidad era si desde ya se le enseñaba que era okey no estar de acuerdo con él y a enfrentarlo en una franca y razonable discusión en los puntos en el que los desacuerdos eran inevitables.
No estoy muy seguro de cuales irían a ser los resultados pues tuve la ocasión de presenciar el corre-corre que se armó y el sinnúmero de explicaciones que la señora estaba dando por teléfono cuando contestó una llamada perdida a su celular (estaba en su cartera) que por el tono de voz y los detalles provenían del señor de referencia...
Los comentarios de Argamenón y Daniel en el post anterior son enriquecedores y los agradezco infinitamente. El haber vivido experiencias similares y de alguna manera haber tenido un éxito relativo enfrentándolas y resolviéndolas ha hecho que haya enfocado mi atención en otras direcciones. Sin embargo, parece que esto es un problema recurrente y sería injusto de mi parte no decir nada sobretodo cuando algunas personas como Clara y Claudia (sister and niece), llegan a cuestionar el amor que le prodigan bajo estas condiciones y de manera extraña una hace varios años y otra hace unos pocos días dijeron casi de manera idéntica: a mí que no me quieran tanto.

5 comments:

argamenon said...

Mi querido Fernando: Para bien o para mal somos lo que somos, y gracias al cielo ser eso no es irremediable, sino que el tiempo nos permite ir evolucionando y cambiando a poco que le pongamos la inteligencia necesaria para pretender hacerlo. Lo dicho: ¡lo que somos, pero con posibilidad de dejar de serlo! Y dejar de serlo depende de nosotros pero también de los demás.
Tú aceptas como irremediable lo que llamas el "cerebro del hombre" e incluso intuyo un cierto regodeo en esa posibilidad. ¿Pero esa forma de pensar, de creer y de esperar ciertas expectativas son algo más que meras ideas preconcebidas aceptadas ciegamente como verdades absolutas? ¿responden de verdad a la realidad cierta y casi universal de hoy?
¿Si tú tuvieras una hija y la misma mentalidad que reflejas no caerías en la sempiterna pretensión de que "todo es posible y esperable de y con una mujer" menos con la propia y las propias hijas, que donde mejor deben estar, (como se decía por estos lares, machistas como los que más) es "amarradas a la cama y con la pata quebrada"?
Pretendo saber expresarme adecuadamente y no sé si lo consigo. ¿Que qué quiero decir? Que debemos evolucionar todos y al mismo ritmo. Que estamos en el siglo de la mujer, y que ella será lo que quiera, cómo lo quiera, y cuándo lo quiera a pesar de su propia carga educacional y genética, y sobre todo a pesar de nosotros, tanto de sus falsos e innecesarios profetas, como de sus irremediables detractores; pero que nosotros no nos podemos quedar estancados en ideas preconcebidas y falsas, aquellas que nos dibujaban como avezados cazadores. Que nuestro concepto de la igualdad de sexos debe ser real y coherente. Y que si no somos capaces de evolucionar y de percatarnos, aunque no queramos reconocerlo, de que podemos haber pasado de cazadores a presas, lo que sería lo mismo e igual de lamentable que lo anterior pero de signo contrario, es que estamos perdiendo el tiempo, nuestro tiempo, y somos peores que esos pobres padres que no saben entender, formar e informar a sus hijas adolescentes para que tomen libremente sus propias decisiones. Sin olvidar que la ignorancia y la necesidad empequeñecen y niegan cualquier brizna de libertad.
Y que todo ello es triste: que es triste que sabiendo hablar no sepamos entendernos.

Sonia Tejada said...

Fernando, a la hora de escribir surgen de nuestro subconscientes ideas de las que tal vez no estamos al tanto. Más de una oración de tu escritura pone en evidencia lo que digo... No en balde hemos vivido en una sociedad patriarcal por siglos y siglos... Los conceptos se les han colado hasta lo más profundo al más liberal de nosotros en la dinámica de las relaciones entre los sexos.
La introducción a tu post niega el argumento que haces; en él hay un deje de "objetivación" hacia la mujer. Disculpa si hoy ando con mis antenas mas sensibles que de costumbre -aunque no estoy enojada :P.
Estoy de acuerdo con Argamenon, "Que debemos evolucionar todos y al mismo ritmo." De alguna manera todos somos responsables, especialmente las madres que crían sus hijos para ser súper "machos" y la sociedad que los exige. Sólo de una toma de verdadera consciencia de, y un ambiente de verdadero cambio interno pueden las actitudes entre los sexos ser transformadas... de lo contrario, siempre seremos una gota de agua y no el océano.

Abrazos!

Fernando said...

Mr Argamenon, mi querida Sonia:
No saben cuán mucho aprecio el que se hayan tomado la molestia de leer y opinar al respecto en esta entrega. Debo aclarar, sin embargo, que la introducción está pensada más como una caricatura, una deformación de la realidad la cual Argamenón acertadamente advierte cuando menciona 'el regodeo', pero no necesariamente es una creencia firme. Uso el link, y creo que de donde lo saqué se utiliza con el mismo propósito, porque se ajusta a mis propósitos de presentarme como una víctima de fuerzas de las que no tengo control o parezco no tener control, pero sé que la realidad no es así y difícilmente me comporto como el escrito parece sugerir...

En cuanto a la objetivación de la mujer a la que Sonia alude, no lo veo como algo malo per se, siempre y cuando esos derechos sean recíprocos y no reduzcan a los individuos a puros objetos, sabiendo siempre que hay un sujeto detrás que es lo que más importa...
Otro elemento a considerar en la discusión y que ustedes me han dejado de lado es que los problemas presentados no son exclusivamente de hombre-mujer o de la educación diferencial de los hijos. Más importante que eso es el choque generacional, de las culturas y la relación vertical tipo militar que sin importar los sexos se da en muchos de los ambientes que yo intentaba presentar.

Carol, Lur, o llámame algo bonito xD said...

Sobre las relaciones padres-hijos:

Sorprendansé, sorprendansé... que ya Sócrates recogía esto del choque generacional:

"Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Responden a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus mestros".

Confieso que cuando descubrí esta cita, me hizo "gracia" al ver que es un tema recurrentísimo desde hace un puñado largo de siglos.

Y creo que hemos sido en parte partícipes de ambos extremos ... desde el autoristo y la "letra con sangre entra", "PorqueLoDigoYoYPunto", etc., hasta esta nueva ola (al menos por lo que observo por acá), de consentir, malcriar, o simplemente desfallecer en el intento de hacerse respetar por niños y adolescentes. Tanto que hoy hay un problema generalizado de falta de, vamos a llamarla "buena autoridad". Tanto en las aulas como fuera de ellas, hay una falta de límites y violencia bastante más acusada que en décadas anteriores y donde el respeto hacia la autoridad y normas campa un tantito por su ausencia.

La verdad es que no creo que una relación padres-hijos pueda ni deba ser simétrica. Otra cosa es que en ella deba haber respeto, diálogo, capacidad y derecho para negociar, etc, pero siempre dentro de unos límites en el que los padres/maestros/educadores deben de establecer unas mínimas pautas de referencia y los hijos/alumnos respetarlos. ((Con ensayos y errores sobre la marcha por que nadie nace amprendido obviamente).

Y tanto se presta al abuso por parte de los padres para ejercer demasiado poder, como el de los hijos de aprovecharse de los recursos de los padres.

P.D. esto es para añadir el contrapunto (o el otro polo) al expuesto por Fernando, con otras situaciones que también se dan. Al menos por aquí es de máxima actualidad también. Tendremos que llegar al término medio I suppose. :))

Carol, Lur, o llámame algo bonito xD said...

Fé de erratas: autoritarismo donde puse autorismo, "porque" todojunto ;) y aprendido en vez de amprendido. ;P

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