Monday, July 5, 2010

Alta Autoestima

Toda la vida he oído hablar de las bonanzas de tener una alta autoestima. Poca gente se atreve a señalar las desventajas. Hacerlo es como cometer un pecado. Confieso entonces que voy a convertirme en pecador. Pero no sólo yo, también Martin Seligman nos previene contra los excesos de esta fiebre por crear y vender una alta autoestima como la cura y la solución a todos los problemas.

Promover el sentirse bien a toda costa sin importar si estamos logrando las cosas que deberíamos lograr y por las que todos deberíamos luchar para sentirnos bien es en síntesis la crítica que le hace Seligman al movimiento generalizado de subir la autoestima.

En la introducción a la segunda edición de su libro "Learned Optimism" (1998) dice (la traducción es mía):
"Yo no estoy en contra de la autoestima, pero yo creo que la autoestima es sólo un indicador que sirve para medir el estado del sistema. No es un fin en sí mismo. Cuando te está yendo bien en la escuela o en el trabajo, cuando te está yendo bien con la gente a la que amas, cuando te está yendo bien en el juego, el medidor debe dar un registro alto. Cuando te está yendo muy mal, el indicador debe registrar bajo".
"Hasta Enero del 1996, yo creía que la autoestima era escasamente un medidor con poca y si acaso alguna, efectividad causal. El artículo principal en  "Psychological Review" me convenció que yo estaba equivocado y que la autoestima produce un efecto causal: Roy Baumeister y sus colegas (1996) revisaron la literatura sobre los genocidas, asesinos a sueldo, los líderes de pandillas y criminales violentos. Ellos argumentaron que estos perpetradores tienen una autoestima alta y que esta autoestima injustificada causa la violencia. El trabajo de Baumeister sugiere que si uno le enseña a los niños a tener una alta autoestima sin razones justificadas, luego vendrán los problemas. Un subgrupo de esos niños también tendrá un rasgo mezquino dentro de ellos. Cuando estos niños se confronten con el mundo real y este les diga que ellos no son tan grandiosos como ellos han sido enseñados que son, ellos arremeterán con violencia. Es posible entonces, que las epidemias gemelas que tenemos hoy en los Estados Unidos entre la gente joven, depresión y violencia, ambas vienen de esa descabellada empresa: de valorar la manera cómo se siente nuestra gente joven sobre sí misma de manera más alta que cómo nosotros valoramos lo bien que ellos se están desempeñando realmente en el mundo".

En mi caso particular y como dice una amiga el problema puede ser de arrogancia, pero yo no descarto es producto también de un exceso de autoestima. Y podría haberse originado desde el momento que se descubre que a uno le costaba menos esfuerzo conseguir algunas cosas que al resto de los otros. Es el comienzo quizás de uno creerse que es la gran cosa y que puede hacerlo todo y también es el inicio de crearse malos hábitos, muy malos que con el tiempo sólo han logrado empeorar, magnificarse y hasta multiplicarse. Nada sustituye el esfuerzo sostenido y la práctica constante para poder estar por encima de la mediocridad. Haber aprendido a leer por su cuenta, de manera casi solitaria y sin antes haber ido a una escuela, o poder aprobar el examen de una materia con sólo estudiarla el día anterior es un gran desperdicio considerando todas las cosas que hubieran podido hacerse con el tiempo restante si y sólo si se hubiera dedicado ese espacio temporal que quedaba libre en actividades productivas y no como ha sido el caso malgastadas en cosas destructivas... ¿Habrá todavía tiempo para enmendar errores?

5 comments:

Sonia Tejada said...

Hola Fernando,

Es un tema espinoso. Me parece que estás comparando las naranjas con las manzanas como se dice en inglés. Creo que para que una comparación sea meritoria "los sujetos" comparados y sus variantes deben ser similares. Lo que quiero decir es que el tomar la experiencias de seres antisociales y querer adjudicar esos descubrimiento al ser humano promedio se me hace un poco peligroso. No conozco el estudio ni soy experta en el tema para nada. Lo que sí tengo es un sentido crítico de todo, lol.

Las causas que llevan a un ser humano a desarrollar conductas antisociales van mucho más allá de tener alta autoestima. Creo que tal vez, los hallazgos del estudio que dan a la autoestima como causa de la conducta antisocial -que yo personalmente no le llamaría "autoestima" en este caso- no sea más que un subterfugio que esconde cosas más mezquinas y realidades más complejas.

Te puede sorprender lo que opino yo del éxito y la mediocridad, yo que he pasado mi vida entera estudiando y logrando cosas en la vida. La diferencia es que mi autoestima no depende esos éxitos y mucho menos de esos fracasos. En este aspecto me adhiero más a la versión del ser del oriente que de occidente. En occidente el ser es proporcional al éxito, a lo que tengas, a como te perciben los demás en el oriente, es justo lo contrario: simplemente eres independientemente de lo que logres o tengas en la vida. Por ejemplo, yo puedo dejar el doctorado que estudio ahora mismo y eso no cambia en nada lo que yo soy. Si lo termino tampoco me cambia en nada, porque yo ya soy, y nada de tipo material o externo puede afectar mi mundo interior. Mi mundo interior, y por consiguiente, mi auto-valoración depende de aceptar ese espacio en el universo, de no saberme mayor que los pajaritos, y sin embargo, tener todo el deseo y la dedicación para lograr cosas inmateriales que me llenan. Por ejemplo, el doctorado, no es el papelito que me titule como doctora lo que me satisface, sino el hacer lo que me gusta: estudiar en sí. Es un tanto complicado, y no sé sí si soy clara al verbalizarlo.

Me parece macabro lo que propones en cuanto a atar la valoración personal al éxito, de algún modo es lo que hace nuestra sociedad, y ahí está el gran problema. Mucha gente es infeliz porque no es lo que según la sociedad debería ser, y de esa frustración en "realizarse" en muchos casos surge el profundo dolor, y un sentido de insuficiencia, de ser "poca cosa" tan prevalente en nuestra sociedad. La respuesta tal vez, esté en el balance, en luchar por lograr lo que nos haga mejores individuos no para satisfacer los estándares del mundo exterior, sino para estar más cerca de nuestro propio ser, sin importar que opine la sociedad. Por ejemplo, si te gusta tocar piano, practícalo no porque llegarás a ser el mejor pianista del mundo, sino porque te gusta, porque nutre tu alma, y lo que cuenta es la experiencia no el fin en sí.

Disculpa el listín.

Fernando said...

Wow! Me siento privilegiado con un comentario de esta magnitud.

Aunque no lo creas tu tienes muchas razones para tener una autoestima alta independientemente de que no lo consideres así y no se puede descartar el hecho de que haber conseguido hasta ahora todo lo que te has propuesto pudiera ser un factor influyente en sentirte así.
¿Porqué no?
Las cosas pueden existir independientemente de si creemos o no de que existen.
E igual como Martin Seligman, yo no estoy en contra de la autoestima Per se. Pero creo en la investigación y estoy dispuesto a cambiar ideas y premisas previas si me demuestran que estoy equivocado.

Me gusta al punto de la vida al que has llegado pero ello no significa que siempre has estado ahí. Quizás y eso sea el producto de tu propio desarrollo y realización personal y algo que también es único, algo a lo que pocas personas llegan ya sea de oriente u occidente.

En fin, no propongo nada..., simplemente me adhiero a lo dicho por otros y que muy bien pudiera aplicarse a mí. A lo único que aspiro es a ser humilde para poder conseguir algunas cosas que quiero. El pensar que estoy por encima de todas las cosas no me ha ayudado para nada a conseguirlo.

Daniel said...

Tomandolo por la tangente y en relacion al trabajo de Baumeister, pienso en la situacion que tienen miles de adolescentes dominicanos prospectos de beisbol. Jovenes que aupados por sus padres sueñan con llegar a ser beisbolistas profesionales y se creen lo mejor del mundo. El 98% de ellos se queda en el camino. Tengo un ahijado de 18 años, que tiene cierto tiempo esperando que lo firmen. Particularmente me ha preocupado siempre la salud mental de este jovencito en caso de que ese contrato nunca llegue, porque, al igual que todos, su Papa cree que el es de lo mejor. Ese es el caso de casi todos estos padres: no son objetivos y cifran en el pobre muchacho todas sus esperanzas. Que carga!

Fernando said...

Yo creo que esa no es la tangente, más bien es una observación diametral. Ese ejemplo tuyo es excelente..

Raymunde said...

¿Y cómo se llega a tener una autoestima que se corresponde al valor real de uno si no tenemos un medidor externo, si el medidor externo es un padre que sobrecarga al hijo, como en el ejemplo de Daniel?
Yo supongo que sería a través de ensayo y error y mucho sentido común, para que uno no se quede resentido con los que le rodean y que le hacen verse como es, no más.

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