Sunday, May 12, 2013

El oro brilla, mas todo lo que brilla no es oro

Una amiga que trabaja en un restaurante me pidió ayuda para conseguirle empleo a su sobrina que vino a radicarse a los Estados Unidos. Tiene 24 años y mi amiga no quiere que trabaje en restaurantes.

Le dije que sí, que si veía algo se lo haría saber. Y claro que si sé o veo algo se lo digo. El problema es que no es tan fácil conseguir un trabajo "decente" para alguien cuando no se tienen las credenciales.

En primer lugar, ella no habla Inglés. Y sólo por ese detallito sus posibilidades de conseguir trabajo se reducen considerablemente. La educación que tiene no debe pasar de un bachillerato y aún si hubiese estudiado en la universidad, eso no es suficiente para agenciarse una colocación en una buena empresa.

Tienen dificultad para emplearse los que se gradúan aquí y la van a tener aún más quiénes tienen una educación superior fuera de este país. Además, lleva tiempo convalidar los estudios realizados en otras partes del mundo.

¿Qué le queda? Pues emplearse en lo primero que encuentre, tratar de sobrevivir con cualquier trabajo en cualquier lado, una factoría e ir aprendiendo algún oficio, el idioma y hacer lo posible por estudiar algo, lo que sea para poder salir adelante.

Insertarse en la dinámica de una sociedad diferente y más avanzada toma su tiempo y llegar a entender los obstáculos que se interponen para lograr eso, es crucial para poder sortearlos con éxito.

La gente en Santo Domingo se hace muchas expectativas de lo que es la vida en los Estados Unidos y cree erróneamente que al mudarse para acá su situación va a mejorar inmediatamente. Podría, pero no necesariamente.

Los que van desde la gran urbe a pasar sus vacaciones allá con ropas nuevas, cargados de regalos y nueva tecnología a cuestas, no dicen toda la verdad y contribuyen a mantener el mito de que USA es el país de las maravillas. No es tan sencillo como parece.

El refrán lo dice bien claro: no todo lo que brilla es oro. Poca gente, sin embargo, se muestra dispuesta a romper la creencia y a admitir que el cambio de país ha sido doloroso y que los resultados no son como se había esperado.

Hay que tomar en consideración también que aún digas la verdad poca gente está dispuesta a creerte. Pero la realidad tarde o temprano se impone y cuando ocurre, la frustración lleva a muchas personas a dejarse ilusionar por esquemas de enriquecimiento rápido de muy dudosa reputación y que conllevan altísimos riesgos.

Lo puedo ver todos los días, en las esquinas de Washington Heights, gente joven desperdiciando su vida y su futuro porque no tiene las herramientas para prosperar en esta sociedad y tampoco quiere pagar el precio de ir contra-corriente para ajustarse a este nuevo modelo de vida.

O talvez me equivoco y todo esto se hace por la carga de adrenalina que proporciona vivir al margen de la sociedad, ganándose la vida realizando actividades prohibidas.

Hay de todo en la viña del Señor. Eso me consta!
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