Thursday, October 28, 2010

Para no morir de aburrimiento

La vida tal y como es parece ser algo tediosa. Todos hemos visto la increíble cantidad de cosas que los humanos inventamos para entretenernos y no morirnos del aburrimiento. 

Tener dinero y/o fama no quiere decir estar mejor protegido y darle a nadie mayor ventaja contra el 'mal' que el resto de los mortales. Es más, para algunas personas, poseer estas se convierte en una especie de maldición en vez de una salvación. Un ejemplo reciente lo constituye enterarnos del último incidente en el que se vio envuelto Charlie Sheen ('two and a half men', entre otros).

Guardando las distancias, hace unos años yo me vi en una situación en la que me di cuenta que por el camino en que iban las cosas, ellas no presagiaban nada bueno. No tener muchos compromisos y en cambio tener dinero sobrante para gastar en bares y clubes casi todas las noches no eran cosas que ayudaban mucho a llevar una vida organizada  o cultivar el intelecto. Mucho menos a realzar el espíritu.

Algunas señales me estaban indicando y alertando que de no parar la iba a pasar muy mal. Y decidí entonces que la mejor manera de hacerlo, el parar, era haciendo un cambio y limitando la cantidad de dinero de que podía disponer. Y lo hice de tal manera que me sobraba pero no tanto como para vivir de fiesta en fiesta todos los días.

No mucho tiempo después vino la crisis económica de la que todos hemos disfrutado bastante los últimos años y a la larga el resultado ha sido que lo que pareció bueno en aquel tiempo ha sido la peor inversión que yo hubiera podido hacer. 

Pero eso no se veía venir ni remotamente, así que hoy no podemos juzgar retrospectivamente esas acciones nuestras en base a información que no poseíamos en aquel entonces, o sea, de la que sí disponemos ahora. La debacle económica que sobrevino y que nos ha arropado nos cogió casi a todos por sorpresa.  

No obstante lo menos que hemos hecho ha sido quejarnos. Y por varias razones. Haber canalizado más de una tercera parte de los ingresos en inversiones que lo que nos han dejado es cuantiosas pérdidas a corto y quién sabe si hasta largo plazo, vuelvo y repito, ello pudo, si señor, habernos salvado la vida.

Y la existencia de "la esquina de Fernando" se la debemos también a esas malas inversiones. Con algo debíamos entretenernos luego de que los hábitos hubieran sufrido tan drásticos cambios casi de la noche a la mañana. No hay que ser un genio para con cierta sobriedad y una computadora personal pues terminar haciendo lo que muchos ya habían estado haciendo: escribir blogs. 

Las experiencias y contenidos que se generan por vivir en una ciudad como NY nunca faltan...y muchas de esas pueden relatarse. Sólo hacía falta encontrar las palabras adecuadas y claves que sirvieran para igualar la intensidad de los sentimientos que las mismas producían. Con el tiempo y la práctica nos hemos acercado bastante a lograr ese objetivo.

Creo que esta puede relatarse. Decían las leyendas que lo único que servía para curar a las personas que sufrían picadas de arañas era la música.. A mí no me ha picado ninguna pero conozco a alguien que sí le picó una y qué suerte que mañana Viernes voy a ver a Christina Pluhar que sabe mucho de estas cosas y tambíén sabe tocar la música que la cura, ésa y también los otros males del cuerpo y del espíritu.

¡Vaya las cosas que tenemos que hacer por los amigo-as, para entretenernos y para no morir aplastados en medio del tedio y la rutina!

Saturday, October 9, 2010

El contagio de las emociones

A las 6:50 de la mañana de este Viernes leí en su blog que ella estaba triste e inmediatamente yo también me puse triste.

No lo supe en ese momento sino horas más tarde cuando me preguntaba a mí mismo a qué se debía ese sentimiento mezcla de melancolía e infelicidad (como si me faltara algo) que me embargaba y me hacía caminar desanimado y mucho más despacio que de costumbre.

Me puse a recordar y me di cuenta que esa información era la culminación de toda una semana en la que predominaron los motivos tristes. Ir a ver la obra de Himmelweg el pasado fin de semana (Way to Heaven: sobre un campo de concentración Nazi construído con el propósito expreso de engañar y encubrir el mal trato dado por los alemanes a los judíos), fue el primero de los ingredientes con que comenzó a prepararse el escenario.

Luego, en la mitad de la semana me conmovió sobremanera enterarme que una amiga, se había pasado todo el día anterior llorando. Saber las razones particulares por las que lo hacía nunca es lo más relevante para mí bajo esas circunstancias aunque siempre podemos intuirlo.

El sufrimiento de otro ser humano, sobretodo cuando es muy poco lo que se puede hacer para aliviarlo, nos deja con una sensación doble que es una mezcla de impotencia y desconsuelo. ¿Qué podríamos hacer para tratar de quitarnos ese incómodo sentimiento de parálisis y a la vez tratar de servir de algo para ayudar a la otra persona a mitigar su aflicción? No mucho lamentablemente. Por lo menos así parece.

Con la lectura de ayer Viernes se completaron todos los ingredientes necesarios para darle a la fórmula su real efecto debilitante.

Y ese malestar no nos abandonó durante todo el día.

Es increíble el poder de contagio que tienen algunas emociones. Sin embargo no siempre ocurre así con todas. En otras palabras, no hay simetría entre unas y otras. La felicidad o la euforia de un amigo/a o ser querido podrían ser un buen ejemplo.

Ellas no nos proveen de un poder energizante tan grande que sea equivalente al que en proporción inversa nos sustraen, nos quitan esas emociones y sentimientos de dolor que presenciamos en aquellas personas con las cuales nos une algún lazo de tipo emocional y sentimental.

¿Porqué la capacidad para sufrir las desgracias y desventuras ajenas tiene que ser mayor que nuestra capacidad de disfrutar la felicidad y el bienestar de las personas que están a nuestro alrededor?

¡No sé a cuales propósitos sirve esa asimetría: por lo pronto yo no la siento nada bien!

Sunday, October 3, 2010

Curry on the way to Heaven!

Hay respuestas que aparecen así de improviso cuando menos uno se las espera. El otro día Bu-Pichiplayas me dejó intrigado con la comida hindú y el hecho de que ella no se encontrara con ningún restaurante que sirviera ese tipo de platos cuando ella estuvo de vacaciones en New York.
La verdad es que no me había picado tanto la curiosidad por la comida india hasta que ella y Sophie estuvieron conversando sobre el tema en The Bridge.

Ya sabía yo que la base de su cocina es el condimento Curry pero en realidad no estaba tan interesado en ella  porque me gusta mucho la comida jamaiquina y ellos, los jamaiquinos, son expertos haciendo comida con Curry y con ellos aprendí a apreciarla. Para los que no lo saben el Jerk chicken que ellos hacen es sencillamente divino (como ejemplo de algo bueno, no que el condimento base en el Jerk Chicken sea Curry).

Ayer Sábado tomé el tren para ir a ver la obra "Way to Heaven" al Repertorio Español y al desmontarme del tren 4 en la parada de Lexington con la calle 28 comencé a ver algunos restaurantes con títulos indios. Aunque la verdad es que no presté tanta atención porque pensé que iba a llegar tarde.

                                                                              
Por suerte no fue así y llegamos con mucho tiempo de adelanto (cosa rara en mí), para ver la tal obra que nos sorprendió muchísimo por la fuerza y el impacto del tema que trata y de la que vamos a hablar más en detalle en el otro blog.


Por ahora lo que me interesa mostrar es que a la salida del teatro y en dirección a tomar el tren de regreso y ya sin ningún tipo de presión por llegar a alguna parte pude entonces descubrir una concentración enorme de restaurantes hindúes en el área comprendida entre las calles 27 y 28 a todo lo largo de Lexington Avenue en Downtown Manhattan.

                                                                











Me sentí tentado por entrar y quedarme a probar pero al final decidí por irme a la casa no sin antes pedir para llevar una orden en uno de esos lugares que tenían un servicio algo parecido a un buffet.



Y tenían toda la razón las chicas. Esa comida es realmente deliciosa. No es tan agradable a la vista y cualquiera puede disuadirse fácilmente de comerla con esos nombres rarísimos que tienen pero la pura verdad es que esos sabores distintos donde se puede apreciar el curry, el gengíbre y la base sobre la que esos ingredientes se vierten, ya sean en vegetales (berengena) o carne (de pollo), le hacen la boca agua hasta el más exigente de los mortales.

Wednesday, September 29, 2010

Hay días...

Ya saben, hay días que lo menos que nos sentimos es estar orgullosos de nosotros mismos.

Para no ir muy lejos, el jueves de la semana pasada me sentí así. Eran alrededor de las 2 de la tarde y hacía mucho calor. Todavía no había almorzado y sólo me faltaban unos cuantos clientes que visitar para terminar mi día de labores, cuando en dirección hacia mí se acercaba un señor muy mayor con mala pinta que parecía más que un desamparado un vicioso de esos que deambulan por las calles pidiendo menudo al primero que le pase por el lado.

Si se imaginan que no estaba de humor para algún tipo de intercambio con el sujeto, están en lo correcto. Ponerse a la defensiva es algo natural. Los movimientos y los gestos que se hacen para evadir a las personas salen de manera casi automática. Se comienza con la expresión que probablemente se endurece, se rehuye la mirada y se altera el curso de nuestra trayectoria haciendo un ligero cambio de dirección.

No hay que ser muy perspicaz para entender el mensaje que se ha querido transmitir. A menos que la otra persona esté muy necesitada; o ella haya perdido sus habilidades para detectar esas sutilezas de la vida social, especialmente en un ambiente urbano.

El rechazo puede también sufrirse de manera tan sistemática en la vida o en algunas etapas de ella que hasta podría perder su efecto y el poder discriminativo que debería surtir en algunos individuos.

En fin, sea la que fuere la razón, el señor en cuestión no descifró mis señales muy bien y de todos modos alterando él mismo sus movimientos se movió hacia mí, al mismo tiempo que me hablaba. El tipo no me dejó otra alternativa que enfrentarlo y al hacerlo me dio mucha vergüenza: con un papel en sus manos lo único que el quería era preguntarme por una dirección.

Y el pobre hombre estaba en frente de ella, sólo que no estaba en la puerta y la entrada correctas. Me devolví sobre mis pasos con él unos cuantos metros y yo mismo abrí la puerta y lo introduje a la recepcionista en una oficina que parecía ser de recursos humanos de la ciudad de NY que presumiblemente prestan algún tipo de asistencia a personas como él...

¡Cuántas veces por estar a la defensiva habremos dejado de cumplir con nuestro compromiso de ser mejores seres humanos! ¡Qué vergüenza!

Tuesday, September 21, 2010

Tu expresión lo dice todo

Este sábado caminando por Houston Street me dirigía a ver una presentación de Cyrille Aimée, una de las más prometedoras jazzistas contemporáneas del medio; perdón del mundo (ella tiene una voz magnífica: como de terciopelo!) cuando ensimismado en mis pensamientos me sacaron de ellos dos jovencitas que me pararon para pedirme una dirección.

- El 'Este' de la Primera Avenida, si mal no recuerdo, fue lo que me preguntaron (la pregunta era incorrecta porque la Primera avenida no tiene Este pero sí está en el lado Este de la ciudad). Les indiqué la cantidad de bloques (manzanas) aproximados que tenían que cruzar para llegar y casi inmediatamente después me puse a pensar que para que ellas se sintieran en confianza de acercárseme a preguntar debía haber algo en mi rostro, alguna señal en mi expresión les debió indicar que yo era de confianza.

Y eso me gustó.

En nuestras caras, en nuestros rostros se refleja mucho más información de la que somos conscientes que estamos transmitiendo. Y a la vez también estamos recibiendo algo similar, porque de manera inconsciente estamos reaccionando todo el tiempo a las expresiones de los demás y ellas son las claves para tomar nuestras decisiones sobre a quién pedirle ayuda o no en un momento de necesidad como en el caso de esas chicas.

Hay días en los que no es raro el que mucha gente nos escoja en la calle para que les tiremos fotos con sus cámaras por poner un ejemplo o que nos pregunten cosas y se nos acerquen personas y/o niños en particular que no se resistan a buscarnos el lado en caso de que les sea posible y permitido hacerlo. Este sábado pasado parece que era uno de esos días para mí..., por suerte, porque produce cierta, no, no, produce mucha satisfacción el inspirar esas cosas en los demás... ¿No les parece?

El truco, si es que existe alguno, sería la sustracción de algunas expresiones defensivas y/o ofensivas de nuestros rostros que de la única manera que se consiguen es cuando realmente las eliminamos o no las tenemos en nuestras mentes y nos dejamos llevar y dejamos que las cosas pasen, que fluyan, sin tratar de intervenir, a la manera de un estado contemplativo parecido al estilo de cómo sugieren los budistas que debe ser la forma como se afronte y se viva en el mundo... No siempre se consigue eso, pero cuando lo tenemos, lo tenemos y es envidiable sentirse así..., como flotando por el mundo.

              
              ¡Y me gusta esta expresión de Cyrille de total compromiso hacia lo que está haciendo!                                      
                                           Cyrille Aimée at The Cupping Room Cafe                           

Tuesday, September 14, 2010

La semana de la moda en New York

Es la semana de la moda en NY. Desde el 9 hasta el 16 de Septiembre se celebra aquí uno de los mayores eventos a nivel mundial en lo que a moda se refiere. Es la presentación de las colecciones de primavera y verano para el año venidero.

No se puede negar que la moda llama mucho la atención del público. Tanto para alabarla como para denostar de ella por su mundo de artificialidad, de culto exagerado a la apariencia física y externa.
                                                                          
                                                                              

Este año la celebración principal se muda a los espacios del Lincoln Center, The Metropolitan Opera y sus alrededores y todas las preguntas que uno puede hacerse con relación a eventos de esta naturaleza ya Slate las ha contestado en este artículo que aunque del 2005 conserva todavía toda su frescura (en inglés lamentablemente). No tiene caso repetirlas aquí.

De todas maneras y en contraposición a la celebración de un evento en el que se enaltece exageradamente lo externo del ser humano (no es que haya tampoco que menospreciar del todo la apariencia física) he pensado que sería bueno también si se celebrara otro evento en el que se destacara no lo exterior sino lo interior de la humanidad, como por ejemplo un desfile en el que se valoren los mejores sentimientos, las mayores bondades, los mayores altruismos y así sucesivamente.

Creo que no es difícil imaginarse en qué dirección voy...

Veo un mayor inconveniente sin embargo: carecemos de los órganos apropiados con los que podríamos apreciar tales cualidades. Con los que contamos hasta ahora sólo podemos ver lo que ya estamos viendo... ¡Qué pena!

Friday, September 10, 2010

Hoy es Viernes

Hoy es Viernes. Cierto! Y la temperatura es muy agradable como recordándonos que el verano se acaba y que el Otoño se acerca ya. El medidor del termómetro ha comenzado a descender desde las alturas en que se encontraba hace unos días. Por la ventana que no está completamente cerrada se cuela una brisita suave, muy reconfortante al contacto con la piel. Lo más llamativo no es sin embargo lo que impacta los sentidos, sino lo que no lo hace: el silencio. ¡Me encanta este resultado! Es increíble como un factor físico de esta naturaleza puede afectar tanto la conducta de la gente. Es como si con el ligero cambio de clima las personas pudieran dormir mejor o aquietar las pulsiones que los hacen moverse desordenadamente, hacer ruido y andar en las calles. Hasta el tránsito parece haberse detenido.

Bueno, miro en el reloj de la PC que son las 6:57 AM. Tal vez esa sea la razón de tanta tranquilidad y lo que percibo no sea más que una percepción equivocada de la realidad. No hay escuela y eso puede también ser un factor que influya. Pero me gusta pensar que el cambio de clima es una de las razones para que la gente se calme un poco. Quizás también sea yo que con el cambio de clima pueda ver las cosas de otra manera.

¡Qué importancia tiene! Lo que sí importa es que con el cambio de estación se inicia la temporada de música, de buena música en la ciudad. Y anoche hice algo insólito: compré un ticket con casi dos meses de antelación. Es algo fuera de serie porque usualmente y fuera del trabajo que lo veo como una constante, no siempre sé lo que voy o quiero hacer dentro de un par de días.

¡Esperen!, por favor, antes de congratularme. No todo el mundo disfruta realmente de esta música. No es bachata, no es merengue, salsa, bolero y mucho menos reggaeton. Tampoco es rock, jazz o música country.
Es Christina Pluhar y L'Arpeggiata.

Decidan por ustedes mismos si soy más digno de lástima que de envidia (me tengo pena: ¡qué desperdicio de vida!) por haber desarrollado gustos de este tipo.

Saturday, September 4, 2010

Cosas que pasan

Las cosas pasan. Un señor va manejando su taxi y se le estrella a otro que va delante sin más ni más. Por suerte iba a poca velocidad y su automóvil, no el del otro, fue el que sufrió las peores consecuencias. A simple vista no parecía que hubiesen lesiones físicas en las personas que iban dentro de los vehículos. Aunque nunca se sabe. No siempre en este tipo de percances los daños causados podrían ser únicamente físicos. También los hay del tipo emocional y psicológico y esos no son tan fácilmente reconocibles para el observador casual.

Son las 9:00 de la mañana y no llueve, el día está claro y todos están esperando que cambie el semáforo de rojo a verde. Cuando lo hace, todo el mundo se pone en movimiento y no me imagino qué le estuvo pasando por la cabeza al conductor de atrás para así de repente chocar a quien le quedaba al frente.

Déjame pensar. Una distracción podría ser la respuesta más probable. ¿De qué tipo? No lo sé, pero puedo especular. No veo una mejor manera para rellenar los vacíos que quedan cuando es casi imposible saber a ciencia cierta lo que ocurrió. ¿Se imaginan tener el tiempo y la energía para querer averiguar las razones de todas las cosas que ocurren a nuestro alrededor?

Porque deben saber cuán importante es para mí el no dejar cabos sueltos. Y especulando es la única manera que tengo para poder atarlos. Mi bienestar, mi cordura están en juego y no es broma. Hay gente que puede vivir con eso, con ideas inconclusas, pero yo no. Tengo que darle una especie de cierre a todas las cosas que despiertan mi atención..., aunque sea de manera temporal para salir del paso o inventándome alguna que otra explicación sin importar lo estúpida que resulte ser. Es para que dejen de perturbarme o preocuparme más tarde y cuando menos lo espere (como en los sueños).

Creo que las pesadillas tienen algo que ver con eso. Y debo estar en el camino correcto pues dejé de tener pesadillas hace ya muchos años.
Con el tiempo y la práctica se hace automático el hacer esos ejercicios mentales hasta el punto que ni yo mismo soy consciente de que los estoy haciendo. Pero parece que siempre hago algo por el estilo, como en este caso.

Se me ocurre que ese taxista se durmió unas centésimas de segundo. Quizás por cansancio. Porque tal vez hasta tiene dos trabajos y pasó la noche anterior conduciendo y todavía a esa hora de la mañana no le había dado el merecido descanso que al cuerpo es aconsejable darle (y quizás sí iba para su casa a descansar).

Y es cierto que muchas personas abusamos de los límites que nos impone nuestra envoltura, pero no es recomendable hacerlo en actividades que exigen mucho de nuestra atención como esa de conducir. Sin embargo la renta es cara, los costos de vivir son muy altos y hay que pagar. Y se paga de una manera o de otra pero nunca lo podemos evitar. Como en este caso.

Otra razón puede ser que estaba hablando por teléfono y la conversación lo absorbió tanto, o le produjo tal impacto que sin querer sus pies, sus manos y todo en él se crispó y sin darse cuenta pisó el acelerador y el resultado ya lo sabemos...¡Boom!... ¡La vida es tan complicada a veces!

Por ser tan complejo el vivir y para sobrellevar una existencia digna necesitamos también de actividades que nos desconecten del día a día. Y lo podemos hacer de muchísimas formas. Hasta una hermosa visión en nuestro campo de mira es capaz de distraernos. La música podría provocarnos el mismo efecto. Pero cualquier distracción a la hora y el momento inadecuados puede provocar resultados desastrosos.

Siento, no obstante, que debo descartar estas últimas posibilidades como las responsables de que tuviera lugar ese pequeño accidente. Quedan sobre el tapete muchas más pero por ahora quedo conforme, mi mente está en paz, con las enunciadas en primer lugar...

Thursday, August 26, 2010

Impasse

- ¡Oh!, tenemos que averiguar quién fue el responsable de esto, quién fue el que se equivocó, porque estoy cansado de que siempre que se presenta un problema nos echen la culpa de todo a nosotros.

Bla, bla, bla..., y así continuó el jefe hablando y haciendo llamada tras llamada luego de descubrirse que una orden que debió haberle llegado al cliente un Lunes pues nunca llegó ese dia y ya era el Mediodía del Martes y probablemente nunca llegaría pues la misma no se hubo enviado todavía.

Mientras tanto el problema del cliente seguía igual, sin resolverse porque el jefe estaba dedicando todas sus energías en hallar un culpable más que en buscar una solución que podía encontrársele a la situación que se había presentado.

Las emociones se contagian. Molesta mucho ver a alguien que está molesto. Esos tonos de voz altos, esas expresiones en el rostro reflejando desagrado y malestar son muy inquietantes y desestabilizadoras.

Unos minutos bastan para hartar y se me ocurrió una idea pero no quiero tampoco ser irrespetuoso (a los jefes no les gusta que los subordinados sean los que dicten el paso de cómo deben de hacerse las cosas) y con pretendido tacto y no menos sutileza me atreví a sugerir que nos concentráramos mejor en buscarle una solución a la situación creada y luego que fuera resuelta pues nos dedicáramos a averiguar quién fue el que cometió el error.

En unos cuantos segundos ya teníamos un plan a ejecutar con más de una opción para escoger. Incluímos hacerle una visita al nombrado para con ello darle gusto y tratar así de resarcir un poco parte de los inconvenientes creados al no recibir la orden a tiempo. Nos pusimos en acción, ejecutamos y como por arte de magia durante el resto de la tarde no se volvió a hablar más del asunto. Cuál fue la razón o quién fue la causa de que se originara el impasse quedaron en un muy lejano segundo plano.

¡Uff, qué cambio y qué alivio!

Thursday, August 19, 2010

¿Será la rutina?

La muerte del amor o la muerte del deseo hacia sus parejas -con el pasar de los años, era el tema de conversación entre los dos.

¿Cómo se originó ese diálogo? No lo sé con exactitud. Creo que fue una hermosa joven caminando por la acera con la gracia y la frescura características de su edad, y que nos dejó a todos boquiabiertos, lo que los hizo abrir su corazón y revelar parte de sus intimidades.

Uno de ellos dijo que no podía mirar esas cosas porque el era un hombre casado.

El otro resignadamente dijo que iba a cumplir 20 años con su esposa y que ya no podía mirarla como su mujer. Con cierta amargura y resentimiento declaró que ya no la soportaba y que hasta le pedía que se volteara para el otro lado de la cama. El ya no sentía nada por ella.

Y José que abrió los ojos con gestos de sorpresa y casi se puso las manos en la cabeza sólo se limitó a decir que el apenas iba a cumplir 10 años de matrimonio. De seguro se quedó pensando, si sería eso lo que a él también le esperaba.

¿Serán la rutina y el hastío los responsables de matar el deseo, los que le ponen fin al interés y al amor de sus parejas? Si así fuera, ¿podrían esos factores liberar a las personas de toda culpabilidad?

¿Cómo podría la gente protegerse de eso?

Sunday, August 15, 2010

Here comes The Bridge!

Y esta es la presentación oficial de nuestro nuevo blog. Porque si no lo sabían pues ahora se enteran de que hemos estado trabajando en la construcción de otro blog. En un puente para ser más precisos. Y ese es el nombre con el cual lo hemos bautizado: The Bridge. A diferencia de El Café de Fernando, en aquél tengo compañía.

Bueno, debo aclarar que aquí también tengo compañía: la de todas las personas que vienen a visitarme y sobretodo las asiduas que me regalan con sus comentarios o las que se han hecho miembros de este espacio. Pero aquí a diferencia de en aquél los posts los hago sólo yo. En El Puente no. Mejor dicho en The Bridge tengo una co-participante o una co-blogger si así prefieren. Somos mi amiga Sophie y yo. Dos polos opuestos en muchos sentidos pero a la vez con muchísimas cosas en común. Ella vive en París y yo en New york. Establecer una conexión entre los dos mundos, entre las dos ciudades a la manera como nosotros las vemos es la idea que está detrás de nuestro proyecto.

Hasta ahora la colaboración mutua, trabajar en conjunto con Sophie ha sido un encanto y por demás los resultados no menos excelentes y la respuesta que le han dado algunas personas a la iniciativa además de ser muy positiva ha sido también muy motivadora.

El hecho de que vivamos en ciudades distintas y con un gran charco de por medio no ha sido un obstáculo para que podamos encontrar una manera de comunicarnos efectivamente y llegar a acuerdos. A pesar de las diferencias hemos coincidido en buscarle una salida negociada a todos los obstáculos que se nos han presentado hasta la fecha comenzando por la designación del nombre hasta la resolución de otros detalles no menos importantes.

Algo curioso es que el blog es en Inglés. No en español que es mi primer idioma. Tampoco en Francés que es su primer idioma. Decidimos que nos interesa comunicarnos en la lengua de Shakespeare y expresar nuestra manera de sentir y pensar en ese idioma y que es algo que a la vez y por igual ambos compartimos.

El contar el uno con la otra y viceversa es el antídoto que hace más improbable la posibilidad de abandonarlo todo en mitad del camino. Compartir las responsabilidades de manera equitativa es nuestra manera de apoyarnos mutuamente sin importar las divergencias que nos separan. Ellas, por el contrario, se constituyen en los estímulos que necesitamos para encontrar el camino del entendimiento mutuo. Y nuestra actitud hasta puede servir de ejemplo a otros-as.
¿Quién sabe?

Saturday, August 7, 2010

Penelope Trunk encore

Anteriormente ya había expresado en otra entrega el porqué de mi devoción por Penelope Trunk. Tenía pensado abundar más sobre ella en otro post y estaba preparando una entrada sustanciosa. El tiempo pasó y no busqué toda la información que requería para documentar bien lo que quería expresar. Sin embargo no quise desaprovechar del todo el borrón que había ya comenzado y por eso decido poner lo que ya tenía preparado.

Además, voy a agregar la cita que utilicé el otro día en Facebook y que extraje de uno de sus últimos posts. En ella nos hablaba de que "el mundo no es una carrera hacia una gran mansión, el mundo es una disputa sobre quién tiene el corazón más noble y tolerante. Eso es lo que hace una buena vida - a cambio tu recibes bondad. Por lo tanto sé cortés y agradecido".

A Penelope la hacen interesante sus teorías y saca una de la manga como por arte de magia. En especial si se trata de sexo. Aquí ella es realmente prolífica. Como ésta en la que especula que las mujeres de más altos ingresos podrían tener también más sexo oral. Y no sólo lo dice sino que intenta justificarlo con muchísimos estudios y referencias. Sus argumentaciones se inician diciendo que es bien conocido en la investigación sobre el sexo que mientras más educada es una mujer, de manera más frecuente ella recibe sexo oral.

¿No les parece  interesante? A mí me parece genial.

Thursday, August 5, 2010

Ser uno mismo

Se recomienda que las personas sean auténticas o que seamos nosotros mismos. La hipocresía y la falsedad no son atributos agradables de encontrar y mucho menos queremos transmitir esa impresión de nosotros a otros. Pero es algo muy delicado y no es tan fácil serlo si se trata de salir bien parado de la experiencia. Al ser muy auténticos se corre el riesgo de chocar de frente con otras personas que a su vez son muy genuinas y originales en su forma de ver y reaccionar al mundo que les rodea.

Lo extraño y asombroso es el cómo se hace posible la convivencia entre las personas aún manteniendo ellas valores y posiciones totalmente contrarias que van desde simples preferencias hasta planteamientos muy profundos que afectan las actitudes, los gustos y las aficiones, las creencias religiosas e ideales políticos entre otras. No ocurre ningún problema mayor porque las personas saben eso y no andan predicando a viva voz cuáles son sus inclinaciones y se intuye que las nuestras aunque diferentes tampoco tienen que ser expuestas o clarificadas de la manera como hacemos un listado de cosas para aplicar para un empleo o ir de compras al supermercado.

¿Ocurren transgresiones? Todo el tiempo. Pero las personas aprenden a soportarlas y tolerarlas sobretodo si usan el tacto y algunas pequeñas estrategias sociales que como el pasar por alto e ignorar pequeños detalles discordantes, evitan los escalamientos hacia mayores conflictos.

Muchas personas les encanta vivir dentro de las limitaciones que les imponen su forma de pensar o sus creencias (para ellas no son limitaciones), y se sienten cómodas dentro de un territorio o demarcación y nunca sienten la necesidad de ver la realidad desde otra perspectiva u otro punto de vista.

Pero no todos los individuos florecen dentro de ese estado de cosas.. En estos últimos la existencia de límites es una mayor desventaja y se resienten ante la mínima presencia de ellos. En especial aquellos que no poseen ningún territorio ni les interesa defender alguno. Sus fronteras son vagas y difusas: si las hay serían muy permeables o prácticamente inexistentes y aunque traten les sería sumamente difícil aceptar vivir dentro de las mismas. A ellos les cuesta mucho trabajo someterse y por eso prefieren vivir a campo abierto, con el máximo de libertades permisibles bajo las circunstancias (madre de todas las cosas) y muy alejados de lo que parezca tener muchas reglas y limitaciones pues en extremo podrían parecerse a algunos lugares  donde se recluyen aquellos que no actúan según las normas.

Yo creo parecerme mucho a esa segunda clase de individuos aunque me resisto mucho a estar encasillado en algún tipo de clasificación.

Sunday, July 25, 2010

Distorsiones

Una especie de espejos cóncavos o convexos de todas las formas y estilos imaginables, eso somos, tratando de reflejarnos en superficies convexas y cóncavas, que son los otros, y que al igual que nosotros también se reflejan y proyectan entre sí -pues son espejos también- para así crear una realidad deformada que es el producto de la suma y multiplicación de distorsiones individuales.

Hay que allanarlas y pulirlas esas superficies, todas, para tratar de limitar las imperfecciones que van de un lado a otro y se devuelven en todas las direcciones exagerando y presentándonos una visión irreal de las cosas.

La imagen que se refleja nunca concuerda con la que realmente es. La que se quiere proyectar tampoco es equivalente a la que se percibe. Ilusión y decepción son quizás las dos caras de la misma moneda.

Saturday, July 24, 2010

Buenas Intenciones

Tengo que agradecerle a Daniel sus buenas intenciones.

Sí, ¿porqué no?

¿Quién no le agradecería a alguien el hecho de que al encontrar la amiga olvidada de un amigo o familiar, se ofrezca a tratar de restablecer la comunicación perdida entre ambos?

Y eso intentó hacer él, como buen samaritano, con bastante éxito. No que sea algo por lo que merezca la entrada al paraíso, claro que no, pero si apreciable aunque fuera lo usual y esperable dadas las circunstancias. Además es una característica compartida en la familia el que nos guste agradar o hacer feliz a la gente.

Es nuestra manera de sentirnos satisfechos y ser felices a nuestra vez. Y si su recuento es fiel, el vio el entusiasmo que despertó en la señora el hecho de haberlo encontrado a él con la esperanza de que le abriese las puertas a alguna información o hasta la posibilidad de algún futuro encuentro.

No se equivocó, pues Daniel llamó a todos los números conocidos y al rato ya estábamos conversando él y yo, luego la chica y yo y los intercambios de números no se hicieron esperar y antes de finalizar el día o la noche para ser más precisos, ya hubimos conversado tres o quizás más veces.

Al día siguiente lo mismo y quiso repetirse al tercero, lo cual y es deplorable, puede producir muy mala digestión. Demasiada información en muy corto período de tiempo, sin contar la que no dude en pedir y sin premura pero tampoco sin demora llegó a través de Daniel.

No podemos hacernos los tontos. El tiempo cambia a las personas en más de un sentido y la mayor parte de las veces no precisamente para bien..., lo cual nos lleva a reflexionar si no sería mejor dejar las cosas allí donde estaban y donde no hieren ni le hacen daño a nadie.

La saciedad, sin embargo no siempre es un fenómeno compartido y cuando ocurre se hace necesario controlar de inmediato la entrada descontrolada de ciertos ingredientes en un cuerpo que no está acostumbrado a alimento sin antes pedir de comer o estar hambriento.

Es desolador que haya que buscar vías para desacelerar la exaltación ajena. Y que no siempre estemos de humor para hacer feliz a la gente.

Parece cierto lo que dice el dicho. Cuando todo luce demasiado bueno para ser verdad es porque...

Sunday, July 18, 2010

Cartas

Cartas, cartas. Hay algo mágico en ellas que nos encanta. 
¿Será porque es un arte perdido y en peligro de extinción real? Poca gente que conozco las escribe ya. Y sabemos el porqué: los teléfonos, los correos electrónicos, los mensajes de texto se han encargado de sustituirlas. A pesar de eso, no es lo mismo ni es igual la expectativa de saber que al abrir el buzón puedes encontrar una dirigida a ti. La emoción que se siente es difícil de describir.

No me refiero a las facturas para que pagues la luz, el teléfono, el agua o las tarjetas de crédito. Ni tampoco a la invasión de ofertas que llegan por correo para que compres cosas. Me refiero a esas misivas personales donde lo que se dice muy bien pudo haberse dicho en un e-mail pero se ha preferido escribirlo con tinta, a puño y letra como dirían algunos. Nada podría ser más personal ni hacerte sentir más exclusivo.  Y lo que se dice no tiene que ser necesariamente muy relevante ni muy secreto en términos de contenido. 

Precisamente porque existen todos esos medios eficientísimos para transmitir y enviar mensajes con información de todo tipo es que toma más relevancia el que alguien decida tomarse todas las molestias de buscar bolígrafo, papel, un sobre e ir al correo a hacer una fila y entregar la carta a un dependiente para su posterior envío. Sumar a todo eso el tiempo de por medio entre la ida, la llegada y la espera. Con suerte tendremos otra de vuelta.

Hay que estar un poco locos para hacer algo así con tantas cosas que nos distraen y con tan poco tiempo del que disponemos... ¡Pero no!

No me lo podía creer cuando la oferta para que nos escribiéramos el año pasado provenía de una jovencita de 24 años enamorada de la belleza en todas sus formas y quién como toda buena romántica disfruta y cultiva el arte olvidado y en desuso de escribir correspondencias.  Sin medir las consecuencias o sin pensar mucho en lo que me estaba involucrando, acepté.

Hace un año que comenzó esa experiencia que no era del todo ajena para mí. Antes, me había carteado con varias amigas para los tiempos que salía de la escuela secundaria. Pero era casi una obligación en esa época. No habían muchas opciones. Ahora, en cambio, es una elección. Y quizás sea ahí, en la libertad de elegir algo que tiene un costo real y entraña cierto grado de sacrificio donde reside el placer dulce y sutil de enviar y recibir cartas.

Es un acto auténtico de entrega real y recíproca. Sus cartas son mías y las mías no lo son más pues pasaron a ser de su propiedad. No sé qué hará con ésas que yo le escribí, pero las de ella yo las conservo como si fueran trofeos y las releo de vez en cuando, especialmente cuando quiero levantar el espíritu pues la condenada que me ha tocado como compañera de correspondencia escribe endiabladamente bien y es perfeccionista lo que hace que cada uno de sus escritos alcance la categoría de pequeña joya bendita.

Me voy...La tentación de releer esas de las que acabo de hablarles es irresistible... Oscar Wilde ya lo había dicho:  la mejor forma de vencer una tentación es rendirse ante ella. ¡Amén!

Friday, July 16, 2010

El silencio no se negocia

Los amigos(as), los(as) amantes se escogen, la familia no. Huir de ella no podemos, separarnos tampoco nos es permitido como lo podemos hacer con los primeros. A ellos los escogemos en base a afinidades y desde el momento que nos estorban o los estorbamos la solución es muy simple: cada cual coge por su lado.
¡Qué lujo si pudiéramos hacer lo mismo con nuestros familiares!
Pero no, tenemos que aguantarlos y acallar nuestro sufrimiento del modo más estoico posible para no desencadenar una crisis peor que la de Watergate o no salgan a relucir cuestiones como la ingratitud, la intolerancia o hasta la indignidad (¡qué indigno! es una expresión de mi mamá). Esos sí que son verdaderos chantajes. ¿Cierto?

Tener supuestamente mal carácter o defender las posiciones en las que se cree de manera muy vehemente no es razón suficiente para espantar familiares. Probablemente es un magneto porque la gente busca dirección y sabe que ahí la puede encontrar. Los inestables encuentran también una razón para acercarse. No hay mejor manera para encontrar un destino mejor o ponerle un rumbo a la vida que subirse a un barco que aunque no se sabe para dónde va, por lo menos no se está hundiendo.

El dominó se ha barajado en múltiples ocasiones y las fichas se cambian, se alternan. También los escenarios sufren profundas modificaciones y las piezas vuelven a terminar de nuevo en las manos del mismo jugador. Por suerte algunos se van a jugar con otros jugadores que han emergido pero no se van muy lejos y se quedan gravitando dentro de la órbita original por si acaso y se temiera perder el punto de equilibrio que los mantiene atraídos hacia un centro de gravedad. Lo que no se explica es cómo han aparecido últimamente nuevas piezas que suplantan a las existentes y ello no genera ninguna señal de alarma.

Una explicación se aventura y es que acostumbrados a observar transferencias positivas que ocurren en una sola dirección los actores se olvidaron y no se prepararon para las también existentes y conocidas transferencias negativas, las que dependiendo de su magnitud pueden afectar el bienestar de los jugadores muchísimo aún si estos creyendo sabérselas todas las ignoran. Lo más difícil que hemos encontrado es la cuestión de los gustos. Es increíble cuán diferente pueden ser y diferir en dos personas que poseen los mismos antecedentes. No sólo en música y en preferencias televisivas sino en todo....
Lo más difícil sin embargo es tener que oír lo que no se quiere oír. El qué, cuándo y cómo se oye, importa mucho. O cuando no se quiere escuchar nada en absoluto. Por la razón que sea...
¡Qué difícil se hace negociar los espacios de silencio!

Tuesday, July 13, 2010

Oh Nature!

Una amiga mía dice que los hombres son (¿somos!?) unos perros. Ella lo descubrió a partir del momento que todos le miraban el escote de la blusa del uniforme del trabajo aprovechando que se abría con facilidad y dejaba entrever de manera un poco generosa la parte de arriba de su hermoso tórax.

Debe haber sido una pesadilla ese descubrimiento pues ella no sabía, ella no estaba preparada para sacar provecho del poder que eso le confería. Mucho peor porque reaccionaba muy negativamente al mismo y se resentía de que todo el mundo pudiera estar más pendiente de algunas partes de su cuerpo que otros lugares que como dentro de su cabeza ella consideraba residía más su valía. Lo que la turbaba también fue descubrir su propia dualidad: ella no era sólo ella sino y con mucho énfasis, la parte más visible de su anatomía.

Y la decepción debe haber sido grande porque era difícil resistirse a no mirarla donde ella no quería que la mirasen. Vaya malestar que se creó, pues entonces, con el objeto de protegerse, trató de ocultarse y hasta de encogerse con tal de no darle nada de gusto a un ferviente público de admiradores que invariablemente tenía que pasar primero por donde ella estaba, pues era cuasi la recepcionista del piso en el que trabajaba. ¡Vaya que sí duele mirar a alguien pasar por ese tipo de sufrimientos y ver el temor reflejado en sus ojos como los de una presa perseguida por lobos! Pero no es menos triste y no deja de ser una tarea complicada y difícil esa de compadecerse de la presa cuando dentro lo que corre es sangre felina y también se está hambriento como toda la manada y con deseos de comer del delicioso manjar apetitoso que presenta el cuerpo de la víctima asustada.

Lo mismo le pasó a una prima preciosa que cuando el tiempo le llegó comenzó a desarrollar un cuerpo muy bonito que incluía de todo con mucha gracia y elegancia pero que a ella le sentaba muy mal porque de un momento a otro todos comenzaron a mirarla y no precisamente al rostro que se iluminaba lleno de sonrojo. Lo que más le molestaba eran esas miradas de lujuria, esas que la hacían sentirse desnuda y en las que los perpetradores no hacían ningún esfuerzo por al menos amortiguar el deseo de tocar que ella sin mucho esfuerzo podía adivinar. 
¡Oh mal de males! ¡Qué culpa tenían esos mortales de haberlos hecho tan débiles, de no poder ignorar la pobre niña que florecía al sol y se abría a la vida con todos sus maravillas! 

Y la otra cara de la debilidad: ¿porqué tenían ellas que reaccionar así?; ¿porqué tenían que ser tan debiles e incapaces de soportar la legión de aduladores que como abejas en busca de alimento sólo estaban atraídos por la miel escondida en esos pétalos que cual rosas en la mañana se abrían al aire y al viento inundando de olores tentadores el mundo?

¡Qué otra cosa se puede hacer sino dejar que la naturaleza siga y labre su propio camino!..

Monday, July 12, 2010

Socialización

La sangre se infla y no importa si es en un adulto o en un niño de 7 años el resultado será bien visible y observable desde cierta distancia. Lo que no le parece muy bien a las mujeres de mi familia que ven en ello un acto de depravación y obscenidad. La valoración y el juicio que le dan parece transmitirse de generación en generación. Recuerdo que a mi madre le molestaba muchísimo (debe molestarle todavía) y en nuestra presencia lo criticaba muy abiertamente cuando se percataba de su ocurrencia sin importar quién cometía la transgresión.

Recientemente me sorprendió ver casi la misma expresión de desagrado en la cara de mi sobrina cuando me contó que descubrió a su hijo jugando con la maravilla de su sangre alborotada en esa parte de su cuerpo no siempre expuesta a la vista pública. A ella no le pareció nada gracioso la hazaña y esos primeros experimentos con su masculinidad (no sé si el término es apropiado) deben haber terminado muy mal para el pobre niño pues su padre fue llamado a disciplinarlo con urgencia por el grandioso acto pecaminoso de a tan corta edad haber decepcionado así a su madre con tales despliegues lascivos. ¡Oh mi madre, qué precocidad!, no dudaría ella en quejarse.

No quiero imaginarme lo que debe haber sentido "el pequeño" al no poder comprender cómo algo tan espontáneo y natural puede ser y generar una reacción que provoque tanta acritud en las personas mayores. De ahora en adelante el tendrá que ocultarse y será su responsabilidad la manera cómo su cuerpo responde aún cuando el no tiene control sobre esa parte que decide levantarse sin que de manera explícita se le haya ordenado despertarse.

Por su parte mi sobrina no ayuda mucho y la hacía mejor informada o acaso la información se va por un lado y al final la reacción es más fuerte que todo, echando por tierra todo lo aprendido en sus muchos años escolares. Parecería que ella no sabe que estas son expresiones involuntarias que ni se acallan por un simple deseo pero tampoco se pueden evocar con un chasquido de dedos como pretenden ellas sugerir por no entender lo que ocurre dentro de esos cuerpos cercanos pero a la vez bien ajenos y alejados por diseños incompresibles y complicados.

Y a todo esto es a lo que llamamos socialización. Un proceso absurdo en el que la sociedad a través de figuras como los padres se empeña de manera ciega de negar el reconocimiento de las pulsiones internas, lo que ayudaría de manera eficientísima en la creación de conflictos en sus portadores quienes en última instancia se sentirían impotentes para diferenciar lo que es correcto sentir y lo que es apropiado decir que se siente en tales circunstancias.

Saturday, July 10, 2010

Te pido un favor

En la oficina Jodi no quiere hacerme un favor que le estoy pidiendo con mucha insistencia. Intento chantajearlo con palabras tratando de encontrar un punto débil y así lograr mis propósitos. Se resiste no obstante el desgraciado y fracaso en conseguir que acceda a mis requerimientos.

Mi técnica aunque no me da los resultados esperados parece que hace alguna mella en el sujeto pues me lanza un contraataque del tipo: Fernando, di que Jodi es una persona malvada, dilo y me lo repite una y otra vez.

No hago lo que me sugiere y en cambio le contesto: oh quieres poner palabras en mi boca; ¿quieres que diga eso de ti para de esa forma tener una justificación de que así es como yo te catalogo y entonces tratar de sentirte menos culpable por no haberme dado lo que con tanto empeño te he pedido?

No señor, ¡no voy a hacer eso!
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