De Vuelta A New York

Ver una ciudad desde la perspectiva de un turista es muy diferente que verla desde la perspectiva de vivir en ella. Le pasa a todos a ambos lados del charco. Muchas de las cosas que parecen interesantes y atraen y seducen al visitante son muy distintas luego que pasa la luna de miel y la realidad se impone con su rutina y/o cuota de responsabilidades que cumplir. Lo ideal sería quizás mantener esa imagen inicial y encontrar suficientes ciudades y países y sobretodo tener el dinero suficiente para poder hacerlo.
De visita en una de las supertiendas de Wal Mart en Pennsylvannia una empleada me dijo lo mucho que le seducía la ciudad de NY. Ella no entendía cómo era posible que alguien se fuera a vivir a otra parte con todas las cosas atractivas que la ciudad ofrecía. Cuando Polón, el padre de mis amigos, que está en sus 70 fue de visita conmigo a un pueblito de PA y hacía la comparación con la metrópolis, me decía que si el hubiera sido más joven ni de visita hubiera pasado por uno de sus apartamentos.
La inconformidad parece ser una característica muy humana. Nada parece satisfacernos por completo.
Pero creo una cosa: si existe una ciudad dónde uno puede tratar de experimentar y hacer el intento de vivir en ella sin perder la admiración por lo que encontramos a su paso día a día, esa debería ser New York. No importa lo brutal que sea la lucha por la vida, los tickets carísimos con que la policía nos castiga por estacionarnos mal o lo difícil que sea lidiar con la bulímica de mi compañera de trabajo quien para compensar su falta de autoestima, se hizo sus tetas recientemente y por ello se cree merecedora de una atención y admiración especial que busca y demanda de manera demasiado evidente para mi gusto (algo que yo le niego de manera consistente y reiterada).
Habrá que seguir hablando de esto más adelante. Debo irme a trabajar....