Tuesday, April 30, 2019

De viaje por Barcelona - Valladolid - Barcelona

Ya casi me puedo considerar un viajero consuetudinario. El casi es la palabra clave. Aunque no sé si todavía me queda grande la etiqueta, el ir de país en país o de una ciudad a la otra se ha convertido en una especie de juego, en algo que me excita pero que no me altera demasiado los nervios o las hormonas del estrés lo cual es un buen síntoma.

Inicialmente tenía pensado ir a Barcelona lo cual era casi como una especie de obligación. Un turista que se respete no puede resistirse a la tentación de visitar ciudades como París, Madrid, Roma, Londres, New York o Barcelona entre otras grandes ciudades del mundo.

Ahora bien, ya que estaría en Barcelona porqué no salirme un poco de la rutina y aprovechar la ocasión para conocer otras ciudades españolas. Habiendo tantas opciones, la decisión de escoger dónde ir quedó resuelta cuando me plantée aprovechar la ocasión para tomarme un café (o una cerveza) con Carolina con quién he compartido tanto aquí en el blog como en Facebook.

De esa manera fue como Valladolid entró a formar parte del escenario.

Introducir otra ciudad al destino inicial tiene sus retos y genera una serie de cambios que hay que ponderar y añadir a la logística inicial del viaje, como por ejemplo, qué medio de transportación utilizar tomando en cuenta la eficiencia y el costo (Omio es un app que me facilitó las cosas por ese lado); buscar otro hotel para pasar por lo menos 2 noches y también debía preparar un nuevo itinerario de los sitios a visitar pues no tenía la menor idea de lo que podía encontrar allí.

Por experiencia, sólo necesito un punto de partida, a manera de palanca (para mover el mundo), y desde ahí preguntando uno llega a Roma (que por coincidencia fue el nombre del hotel donde me hospedé). Por suerte no fue necesario esforzarme mucho en esa dirección pues ese punto de partida me lo proporcionó Carolina quién de manera muy entusiasta y ayudada por Luis (su compañero) me preparó no un punto sino una hoja con suficientes recomendaciones de lugares para un recorrido de por lo menos dos o tres días.

Llegué desde New York al Aeropuerto El Prat de Barcelona en la mañana del 4 de Abril y desde ahí tomé el Aerobús hacia el centro. Sabía que tenía que quedarme en la plaza Cataluña desde dónde mi hotel localizado en Sant Antoni estaba a menos de 15 minutos. En relación al costo, distancia y a la facilidad de transporte desde el aeropuerto hay que decir que Barcelona es una de las ciudades más amigables (friendly) del mundo. Hice uso del Aerobús en 4 ocasiones y no me puedo quejar de ninguna de ellas pues el servicio es excelente: muy rápido y eficiente.

Plaza Cataluña
Barcelona es una gran ciudad y está llena de turistas por todos lados. No le dediqué todo el tiempo que se merecía porque lo dividí con Valladolid. Mas, tuve tiempo de recorrer sus calles, La Rambla, La plaza de Colón, El arco de Triunfo, La casa Batlló (Gaudí), El museo de Picasso, la ciudad gótica y pude admirar de cerca la grandiosidad de La Sagrada Familia (Gaudí) entre otras cosas. Sustrayendo el tiempo que me tomaron los viajes internos me pasé 3 días yendo de un lugar a otro de Barcelona tanto degustando de la comida, en especial las tapas como disfrutando de las cervezas de la región. Vale mencionar que Sant Antoni tiene unos lugares muy acogedores.

Plaza Colón


La Sagrada Familia




En Cuanto A Valladolid la experiencia fue mucho más significativa. Aunque no es una ciudad ni muy grande ni muy chica, conserva el encanto y la acogida de los pueblos pequeños. Tanto en los bares y los cafés cuando la gente se entera que eres un visitante se nota el esfuerzo por entretenerte y agradarte y hacerte la vida más fácil y llevadera. Es un lugar más apartado y apacible que digamos Madrid o Barcelona, con mucha tradición religiosa y en el que te encuentras con grandes sorpresas como El Museo Nacional de Escultura y La Casa Cervantes. 

Plaza Mayor de Valladolid


Debo señalar que el punto culminante del viaje a Valladolid fue haberme encontrado con Carolina quién me ayudó bastante en la segunda parte de mi recorrido; me introdujo al Penicilino, un café muy original frecuentado por estudiantes y gente bohemia (como yo), y me llevó a conocer el Museo Nacional de Escultura donde se exhibe una muy importante colección de piezas valiosísimas en su mayoría de carácter religioso, la cual lamentamos no haber podido ver de manera completa.
En El Penicilino

San Onofre (hacia 1500)
Madera Policromada





















No sólo fue el recorrido con Carol lo que más nos entusiasmó sino la conversación que se desarrolló a través de este como en los sitios a los que fuimos, como en los viejos tiempos de los blogs. Se habló y se abarcó de todo: antropología, psicología, filosofía, redes sociales, experiencias de trabajo, etc. Creo que nos faltó tiempo para tocar a profundidad todos los temas.

Y como todas las cosas, se hizo tarde, muy tarde y nos tuvimos que despedir en la mitad de la noche y de igual manera este post ya se hace largo y hay también que darle fin que no necesariamente es el fin porque todo queda inconcluso y todo sigue hasta la próxima entrada, visita, encuentro...
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