Friday, December 30, 2022

Lo que mueve el mundo

 Cuando uno se pone a pensar en las cosas que mueven el mundo casi instintivamente nos llega a la mente la idea de dinero. Con él se pueden comprar muchas cosas tanto materiales como no materiales. Puede ser un factor importante en nuestro bienestar físico y mental. La salud y la educación pueden ser mejor o peor dependiendo de si lo tenemos o no; nuestras experiencias, la vida que llevamos pueden enriquecerse mucho si se posee, o en su defecto, la calidad de vida puede deteriorarse o escasear si se dificulta el acceso al mismo.

Por eso todo el mundo anda detrás de él. Tener dinero es casi equivalente a tener poder y muchos de nosotros somos capaces de hacer casi de todo, bueno y malo, por conseguirlo.

Pero el dinero no lo es todo. Existen también los intangibles, aquellas cosas no materiales que también tienen el poder de movilizarnos y sirven también para encauzarnos en una u otra dirección.

A manera de ilustración, todo el mundo ha oído hablar de la expresión de que la fe mueve montañas, queriendo con ello significar que tener una creencia firme en algo es un factor para lograr un objetivo importante.

Sin restarle importancia a la fe (no religiosa, por supuesto) este post está dirigido a destacar otro tipo de moneda de intercambio, no material, que al igual que la otra sirve para mover el mundo: me refiero a los afectos, las emociones y los sentimientos.

No voy a abundar mucho porque todos lo hemos vivido y experimentado, las cosas que hacemos por cariño y por amor a los demás, al prójimo, a los familiares y los amigos, a las personas que se nos parecen, con las que nos identificamos y por las que nos sentimos atraídos.

Lo que sí es novedoso es llamar a todo esto por otro nombre, el darnos cuenta de que existe lo que se llama un capital emocional y sentimental invertido en las personas que queremos y nos quieren y ese capital se usa de manera significativa en todas nuestras transacciones con nuestros semejantes.

Ver las intercambios afectivos entre las personas a manera de transacciones o intercambios de capital emocional y sentimental permite una observación más objetiva de en dónde pueden haber déficits, sobregiros o por el contrario, superávits en las relaciones de los participantes. De ahí puede determinarse quién tiene poder o no, está en control o no de las transacciones que ocurren entre sí.

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