Se me ocurre que las personas son como las cebollas. Las primeras impresiones que uno recibe no necesariamente reflejan lo que hay en el interior. Hay que pelar más de una capa para poder apreciar el verdadero contenido que se esconde.
Es lamentable el caso de que a veces uno se rinde o no tiene tiempo para pensar que debajo de la primera capa marchita e inservible se esconde una verdadera joya que sólo está a la espera de ser descubierta para impresionar al espectador con su belleza, colorido y sabor.
3 comments:
“¡Somos lo que somos!”, lo acabo de escribir en otro comentario, y a pesar de ser una obviedad, se nos olvida con demasiada frecuencia, obligándonos a convertirnos en fonambulístas sobre un cable de acero, yendo a ninguna parte.
Las personas, cada una de ellas, y por tanto cada uno de nosotros, somos un montón de sensaciones, sentimientos, imágenes exteriores y miedos. Somos lo que somos, incluso lo que no hubiéramos querido ser en determinadas ocasiones, y hasta también un poco de lo que nos hubiera gustado ser y creemos no ser.
¿Cómo podemos aceptar como solución al uso esas relaciones que deben consolidarse o no en cinco minutos? No es que estemos locos, ni que tengamos prisa, simplemente, o así me lo parece a mí, es que somos idiotas de baba y nos dejamos manipular al capricho, no de los demás, que en el peor de los casos deben ser muchos, sino de unos pocos que crean corrientes, estilos, modas y un estilo de vivir como el dicho, y además se forran con ello. Ellos suelen ser los artífices, con nuestra aceptación y complacencia, de que vivamos sobre la cuerda floja y haciendo malabares.
"La primera impresión es la que vale", se dice. Suele ocurrir con frecuencia que las circunstancias sólo nos deparen una primera impresión de algunos, pero sólo es eso, algo circunstancial, aleatorio, inconsistente. Cuando alguien me interesa, y me interesan muchas, muchísimas personas, aspiro a más; sobre todo a escucharlas, intentar comprenderlas, y, en lo posible, no calificarlas a las primeras de cambio.
Muy bien dicho Argamenón. A veces la vida es un poco caprichosa. Sin saber porqué le cogemos cariño a las personas y sin saber tambien porqué nos hacemos sordos y ciegos a lo que podría acercarnos a ellas.
A veces ocurre lo contrario. No sabemos cómo allanar los obstáculos que nos facilitarían poder comunicarnos mejor con ellos-as y es otra vez la ceguera, la falta de brújula lo que nos impide llegar a buen puerto.
Ehhhh!...
La ropa puede considerarse una capa de la cebolla?
Pensandolo por ahi, si que me he llevado buenas sorpresas.
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