He llegado a la conclusión de que la vida contemplativa es la clase de vida que me gusta o me gustaría vivir. No he hurgado en detalle si lo que yo denomino como vida contemplativa es lo mismo que describen los filosófos y no me pongo ahora mismo a buscarlo y salir de dudas porque en todo caso lo que me interesa es describir lo que yo entiendo como vida contemplativa sin importar si coincido o no con lo que otros han pensado o descrito.
En parte quizás, en esa respuesta hay algo de eso mismo que intento explicar. Me interesa ver y describir el mundo como lo veo y lo siento, no como otros lo han visto y sentido. Mirar el mundo, sentir el mundo, vivir la vida a mi modo es lo que más me interesa sin estar bajo el influjo directo de lo que otra gente piensa, diga o haya dicho.
Se trata de ver la vida a través de todos los sentidos y vivir las experiencias que ella nos depara intentando hacer la menor cantidad de juicios posibles. Es un ideal, es algo difícil de conseguir y podría ser hasta un lujo tratar de vivir una vida así cuando uno no siempre puede hacer lo que quiere y hay que trabajar para tratar de suplir las necesidades básicas, pero cuando uno descubre que eso es lo que uno quiere, es más fácil descubrir los obstáculos que se lo impiden a uno.
De hecho, el descubrir esos obstáculos es un logro en sí porque aunque uno no pueda deshacerse de ellos al instante y de manera total, por lo menos nos permite pensar en poner un plan de acción para neutralizarlos o al menos minimizar sus efectos.
El punto es que no hay que irse muy lejos. La idea es simple: hay que tratar de contemplar la vida sin más, siempre y cuando uno pueda darse ese lujo sin muchas complicaciones. En otras palabras, hay que hacer ese esfuerzo por abstraerse de los problemas cotidianos (¿pretendiendo quizás que ellos no existen?) y en su lugar (y en la medida de nuestras posiblidades, claro) debemos observar, mirar, ver, oir, escuchar, estar presente con todo lo que está a nuestro alrededor que es al fin al cabo para lo que vivimos. Eso es todo!