Llegó Noviembre y al momento de escribir esta entrega ya casi se está yendo el mes y debo expresar que los peores temores que tenía de lo que podía ocurrir para la fecha ya se han materializado. En un artículo anterior dije que había que irse preparando para lo que podía venir pero creo que pensarlo no fue suficiente (30 de Junio). Lo que ha acontecido duele y la anticipación de lo que se viene en un futuro cercano a nivel nacional e internacional no ayuda para nada pues en vez de aliviar el malestar, lo empeora.
Pero, ¡qué se le va a hacer! No es nuestra culpa y hay que sobrevivir. Creo que para hacerlo voy a tener que tratar de distraerme y para sobrellevar la futura catástrofe que se avecina voy a tener que reactivar mis viajes tanto a nivel local como hacia el exterior. Muy parecido a lo que hice la vez anterior cuando pasó lo mismo. Viajé, anduve mucho, conocí nuevos horizontes y esta vez debo hacer lo mismo. Hay que aprovechar esto como una oportunidad para salir o cambiar el marco de referencia y pensar desde otras perspectivas.
La verdad es que dadas las circunstancias no tengo el deseo ni el humor de escribir mucho. Estoy cada vez más decepcionado de la gente y no puedo creer lo fácil que nos dejamos engatusar. Es difícil interactuar con las personas que no piensan, que no razonan, aunque pensándolo bien, eso mismo pensarán ellos de mí y de los que tienen la misma opinión que yo.
Actualmente no sé, ni me imagino lo que el futuro traerá. Creo que la mejor aproximación será, y esto sirve para todo, ir cogiendo las cosas poco a poco y día a día para desenredar la maraña de los hilos que tejen la realidad presente y futura.
