Thursday, April 30, 2015

Pudor

No sé porqué razón me molesta tanto la gente que trata de llamar la atención en demasía hacia sí misma. Y que por consiguiente se considera es especial.

No creo que esa gente tenga una gran autoestima. Si la tuvieran no necesitarían andar cacareando o resaltando cada cosa que hacen que al final le resta méritos a lo que hacen.

Talvez sí hay una razón por la que eso me molesta y tiene que ver con el hecho de que yo me crié no necesitando hacer cosas extras o tonterías para llamar a la atención.

No sé, pero tengo cierto pudor para dizque en una carta de agradecimientos, agradecerme a mí mismo por el trabajo realizado. Este es un caso real en el que la hija de una amiga mía escribió algo semejante y viniendo de una adolescente a mí no me impresionó sobremanera. Sí lo hizo el que la madre estuviera totalmente de acuerdo y que agregara que eso era algo que ella siempre había pensado cuando realizaba algún trabajo en particular.

Igual esta tarde, otra amiga que me cuenta que se va a comprar un reloj porque aunque ella tiene varios relojes, ella necesitaba otro que fuera más o menos modesto, ni muy barato ni muy lujoso y porque como ella era padre y madre, etc., ella se lo merecía y bla, bla, bla...

Cuando soy testigo o estoy en presencia de situaciones de esta índole, no sé qué decir. La mayor parte de las veces me quedo callado, no digo nada a pesar de que muchas veces se espera algún tipo de respuesta o algún reconocimiento de mi parte.

Lamentablemente a mí no me sale nada. Soy del tipo de gente que se deja impresionar más por aquellas personas que no buscan impresionar.

Naturalmente, el mundo no gira alrededor mío, más bien es lo contrario....

Sunday, March 22, 2015

Saturación

Hoy siento que las redes sociales me saturan. En especial Facebook. Más que una fuente de entretenimiento e intercambio de información relevante, FB se ha convertido para mí en una fuente de frustración y desencanto.

Siento que los supuestos amigos que pululan dentro de la red no me aportan nada, que me hacen perder el tiempo. Descubro que hay pocos intereses en común o peor, que la gente está llena de prejuicios, creencias y actitudes ante la vida que no son progresistas, más bien son muy conservadoras y retrógradas.

Abunda el racismo, el autoritarismo y se fomenta la división en vez de la integración. Falta mesura: religiosidad desmedida en un extremo y del otro aparece un ateísmo beligerante. Con decir que hasta los ateos parecen religiosos ahora. ¡Quién nos salva!

Existen sus excepciones, claro está y por ellas no nos salimos y nos mantenemos ahí.

La suscripción a importantes periódicos, revistas y organizaciones culturales alternativas e independientes amortigua un poco el efecto nefasto que provoca la ignorancia y la estupidez colectiva que se difunde en las redes, pero ello no es suficiente.

No hay simetría en cuanto al efecto que provocan las experiencias negativas. Estas tienen más peso y perduran más que las experiencias positivas aún cuando exista equilibrio en cuando a la cantidad que recibimos de un lado o del otro.

Hacer la diferencia y contrarestar estas influencias perniciosas es un camino cuesta arriba.

Sé que es mi deber aportar mi granito de arena para mejorar el estado de cosas y alterar la balanza en favor del avance social, pero hoy es uno de esos días que no me siento con deseos de hacer nada de eso y por el contrario, desahogarme en este blog es el camino que considero más apropiado y saludable para expresar mi malestar.

Saturday, February 28, 2015

Asimetrías

Tu no sabes lo que tienes hasta que ..., no, no, por ahí no es que va la cosa; o sí, tal vez sí hay una estrecha relación entre lo que voy a decir y la frase que no terminé de completar.

Apreciamos más las cosas cuando no las tenemos, cuando por una circunstancia o la otra ya no están a nuestra disposición (de manera temporal o permanente). Un conocimiento que forma parte ya de nuestro acervo cultural.

Me tocó experimentarlo de mala manera la semana que acaba de pasar. Se dañó el sistema de calefacción en la casa dónde vivo. Adiós agua caliente, adiós agua en general. Ni siquiera agua para fregar los platos por no decir otra cosa.

La casa se volvió inhóspita. Se convirtió en una gran nevera. Sufrí de estrés, me dolió la cabeza debido a la gran tensión que provoca el frío y si no hubiera sido por una gran samaritana que me acogió en su casa (¡gracias mujer!), quién sabe lo que hubiera sido de mí todos estos días (aquí estoy exagerando un poco).

Todo esto ocurrió precisamente en la semana que se rompieron récords de temperatura en NY.

Afortunadamente recién se acabó de resolver el problema de la calefacción (queda uno que otro detallito). Hubo que comprar equipos nuevos para reemplazar los viejos y empatar tuberías que se explotaron como consecuencia del agua que se congeló y las reventó.

Luego de pasada la Odisea estoy aquí reflexionando sobre lo ocurrido. No tengo frío, la casa está con una temperatura "habitable", hay agua fría y caliente en todas partes y me puedo bañar. En otras palabras, las cosas ya volvieron a la normalidad.

Mas, si no hubiera sido por la experiencia traumática por la que hemos pasado (no sólo yo sino todos los que vivimos en esta casa de 3 departamentos), no siento como si fuera la gran cosa. No hay exaltación, estado de felicidad, alegría. Volví al estado anterior al percance. Parece que lo normal es así. Sólo tiene valor cuando se conoce lo anormal, cuando nos salimos fuera de su territorio.

Parece que para poder apreciar las cosas en su justa magnitud es necesario experimentar la pérdida ya sea de manera directa o vicaria (indirectamente a través de terceros). De lo contrario no sabemos cuál es el costo real de las cosas y el valor que las mismas poseen se nos revela únicamente cuando dejamos de tenerlas.

Se me ocurren otras ideas relacionadas con lo mismo y que podrían extrapolarse a otros escenarios pero las dejaré como material para otra entrega.

Saturday, January 31, 2015

Orlando

Me leí a Orlando "recientemente" (si se le puede llamar reciente a algo que ocurrió hace alrededor de 5 meses). Es un libro de Virginia Woolf, por si acaso hubiese otro con el mismo nombre...

Tiene la particularidad la edición que leí que fue una traducción de Jorge Luis Borges, hecha allá por 1946 y me produjo por esta razón una doble satisfacción. Era como estar en contacto a través de un sólo libro con dos personajes universales de las letras, muy admirados y queridos dentro y fuera del mundo literario (Editorial Sudamericana, 3a Edición. Enero 1995).

Daniel se lo leyó y en una visita que hizo a NY hace 3 ó 4 años me lo dejó porque a él le había gustado mucho. Yo prometí leerlo pero no fue hasta que salió a relucir a mediados del año pasado en uno de esos retos de FB que comencé a hacerlo.

Lo que más me llamó la atención de Orlando es lo fácil de leer que es. Nada complicado y talvez ese sea uno de sus mayores méritos. El libro sorprende porque parece más bien una broma, una especie de cuento de las mil y una noches que es narrado en un estilo ameno y coloquial accesible a todo el mundo.

La autora no parece escribir una historia en serio, no obstante, aprovecha el espacio que se le brinda para hacer críticas contundentes de la sociedad en que vive y otras anteriores, hace juicios profundos sobre el significado y diferencias de los sexos, se adentra dentro del marco o camisa de fuerza que impone el género y se burla de manera abierta de los intelectuales (los genios) y el gran ego que los caracteriza.

Esta parte fue una de las que más me gustó por el parecido con el culto a las celebridades y nuestro desmedido afán por endiosarlas. La narradora los desmitifica cuando dice que "los hombres de genio, cuando están apagados son como los demás" o "no diferían tanto de nosotros como podríamos pensar"; a ellos "No les desagradaban los títulos. El elogio los encantaba"; "Los chismes no dejaban de entretenerlos. No carecían de envidia", etc., (pag. 149).

"... el genio, divino como es y adorable, suele alojarse en las envolturas más sórdidas, y a veces, ¡ay de mí!, devora las otras facultades, de suerte que donde la Mente es mayor, el Corazón, los Sentidos, la Grandeza de Alma, la Caridad, la Tolerancia, la Buena Voluntad, y el resto casi no pueden respirar. De ahí la alta opinión que tienen de sí mismos los poetas; de ahí la tan baja que tienen de otros; de ahí las enemistades, injurias, envidias y epigramas que los atarean continuamente; de ahí la rapidez con que los reparten, de ahí su rapacidad para exigir simpatía; todo esto, lo diremos en voz baja, para que los intelectuales no se enteren, ...." (pag. 153).

Interesa destacar también la narrativa del sexo no como algo fijo sino que fluye de un lado a otro. Veamos: "Por diversos que sean los sexos, se confunden. No hay ser humano que no oscile de un sexo a otro, y a menudo sólo los trajes siguen siendo varones o mujeres, mientras que el sexo oculto es lo contrario del que está a la vista" (pag. 136).

En un apartado anterior, el narrador o narradora señala: "son los trajes los que nos usan, y no nosotros los que usamos los trajes: podemos imponerles la forma de nuestro brazo o de nuestro pecho, pero ellos forman a su antojo nuestros corazones, nuestras lenguas, nuestros cerebros" (pag. 135).

No se le escapa tampoco el rol que se espera desempeñe una mujer, el cual queda enmarcado y lo denuncia de la siguiente manera: "Y al escribir la vida de una mujer, podemos, ya se sabe, sustituir la exigencia de la acción por la del amor. El amor, lo ha dicho el poeta, es toda la vida de una mujer" ... "(y con tal que piense en un hombre, a nadie le parece mal que una mujer piense)" (pag. 193).

Y es genial esta referencia a la locura: "Porque dice el filósofo que asegura que la separación entre la melancolía y la dicha no es más ancha que el filo de un cuchillo, y procede a opinar que una es hermana gemela de la otra; y concluye de ahí que todos los extremos del sentimiento son afines de la locura..."  y más adelante, para que no nos hagamos muchas ilusiones "que todo acaba en la muerte" (pag 34).

Para los que llevan anotaciones, la última frase ya la sabíamos!!!
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