Wednesday, September 30, 2015

El Futuro es Hoy

Creo en eso, que el futuro es hoy aunque reconozco que este encabezado puede ser engañoso. No significa que vivo sólo el momento o vivo cada día como si fuera el último. Ya saben que no creo en nada de eso. Es una locura.

Para mi poder vivir el momento significa formar parte de una estructura, tener un sentido, una dirección o una finalidad que me permita cierta estabilidad o al menos la visión de poder insertarme en un esquema duradero, en una situación de largo plazo, etc.

Lo que quiero significar con eso de que el futuro es hoy, es que hoy por hoy, en este instante yo soy el resultado de lo que he planeado o he dejado de planear 3 meses atrás, un año atrás o 5 años atrás y más si se quiere.

Y la moraleja de todo esto se traduce en que mi vida futura está relacionada de manera directa y propociornal a lo que haga o deje de hacer hoy.

Poder ver la vida a la manera de una continuidad es lo que le da sentido y valor a los hechos y las acciones presentes y ello nos da la clave para si queremos, poder alterar nuestro futuro.

Monday, August 31, 2015

No puedo vivir cada día como si fuera el último

No estoy de acuerdo con la idea esa de que hay que vivir cada día como si fuera el último. Sí así fuera, si pensara que hoy sería mi último día, me paralizaría. No creo que disfrutaría mucho o nada ni que haría algo en especial. No me valdría de mucho tratar de hacer algo placentero porque la expectativa de saber que sería lo último que voy a hacer en la vida lo arruinaría, no me permitiría gozarlo. No es una elección, es un sentimiento.

Son características muy humanas. Disfrutamos las cosas no sólo en el momento presente cuando estamos haciendo algo que nos agrada, sino también mucho antes de que se haga o ocurra aquello que nos es grato. Es decir, cuando anticipamos su realización y además mucho tiempo después al recordar que la estuvimos haciendo.

De igual manera lo contrario también ocurre. El recuerdo de un evento desagradable nos desestabiliza nuestro presente y la posibilidad de su ocurrencia futura nos impide por igual aprovechar al máximo lo que estemos haciendo en un momento dado.

En este sentido, qué podría ser más desestabilizante que la imagen de nuestro propio final a la vuelta de la esquina. Y no quiere decir que seamos ingenuos y que no creamos que la posibilidad siempre existe y que cada vez es mayor en la medida en la que pasa el tiempo. Claro que sí, pero qué ganamos martirizándonos y recordando ese evento fatal todos los días. Un día al año estaría bien o con cierta frecuencia dependiendo de lo que ocurra a nuestro alrededor pero de manera contínua me parece enfermizo.

La idea también me parece muy reductiva, tiene un componente hedonista de incentivar el gozo al máximo (como si el propio cuerpo no nos impusiera ya los límites) y es muy limitante en cuanto a las acciones y decisiones que como individuos debemos emprender si queremos alcanzar grandes cosas.

Mucha gente, incluso personas muy educadas, utilizan un razonamiento falaz para adoptar en teoría este tipo de filosofía de vida. El más común es el tipo anecdótico donde utilizando una muestra sesgada de nuestra vida diaria y debido al impacto que provoca en nosotros la muerte de algunas personas por ser muy queridas o relacionadas, les damos un peso y un valor irreal que está muy por encima del que en realidad tienen.

Una persona conocida por ejemplo, que desaparece de forma inesperada y/o a una edad muy temprana nos podría conmover mucho y podría llevarnos a hacer reconsideraciones importantes en nuestra vida. Sin embargo, esa sola desaparición aunque representa mucho para nosotros, no es significativa desde un punto de vista estadístico, ni siquiera en nuestro pequeño universo de todas las personas que conocemos. De hecho, casos como esos son de alguna manera estadísticamente esperados como muy bien lo sabe la industria aseguradora.

Entiendo que la idea de ser conscientes de nuestra propia finitud nos puede ayudar a no posponer y a de inmediato poner manos a la obra a proyectos importantes de nuestras vidas, pero la misma idea no debe reducirse tanto hasta el punto de convertirse en una obsesión que nos persiga todo el tiempo y que en vez de ayudarnos, nos impida realizar las tareas más simples de nuestra existencia.

Además, todos sabemos que a pesar de lo lindo que pueda parecer la frase de que "debemos vivir al máximo" y "vivir cada día como si fuera el último de nuestra vida", la idea es impracticable. Al día siguiente hay que lavar los platos, recoger la basura y hacer frente a la resaca. A menos que nosotros mismos con nuestra conducta desordenada y siguiendo al pie de la letra las instrucciones subyacentes a la filosofía entredicha, hagamos realidad el dicho y provoquemos por adelantado el final de nuestros días.

Friday, July 31, 2015

C'est la vie!

¿Qué decir? ¿De qué hablar?

Pues que si no fuera porque miro de manera expresa el calendario no sabría decir si hoy es Viernes o Lunes o Domingo y en realidad no importa demasiado.

Sé, eso sí, que hoy es el último día del mes y que debo escribir por lo menos una entrega en Julio.

Sé también que para mí todos los días han vuelto a ser iguales en cuanto a hacer las cosas que quiero hacer y cuando quiero hacerlas.

Sé además qué he recuperado esa sensación de control del tiempo y casi no siento ya que sea éste quien me controle a mí.

Pero sé que falta todavía bastante camino por recorrer y que debo controlar más variables para volver a sentir esa sensación de libertad que es a la vez insuperable e indescriptible y que me ha eludido los últimos años.

Debo decir que mis horizontes se han expandido los últimos meses y ahora más que nunca sé el lugar donde me encuentro y tengo aún más claro hacia dónde debo dirigirme.

¿Hacía qué nuevos rumbos me llevarán los nuevos vientos?

Ni yo mismo lo sé ..., ¿para qué adelantarse?

Sé que he dicho mucho y al final, en concreto, tampoco he dicho nada.

Así es la vida!


Tuesday, June 30, 2015

El sueño americano

La gente que viene a Estados Unidos dizque a buscar una mejor vida se puede llevar una sorpresa tremenda. El sueño americano con mucha frecuencia no pasa de ser eso: un sueño.

América o Estados Unidos de América, atrae por sus luces, su ostentación, su riqueza y creemos que podemos conseguir un poco de eso, que algo se nos va a pegar y no nos damos cuenta que podemos quedarnos sin nada, con las manos vacías.

Y todo ello porque no sabemos cómo funcionan las cosas en este país. Podríamos ser presa del sistema que actúa inmisericordemente para que no sepamos nada, para que no nos eduquemos y entendamos las fuerzas ocultas que gobiernan la sociedad.

Lo entiendo. Es toda una maquinaria que está presente todo el tiempo, las 24 horas al día, los 365 días del año para entretenernos y alienarnos con una cultura que fomenta valores materialistas y vacíos, que nos incitan a comprar cosas que no necesitamos y dónde sobresale el culto a los deportes profesionales (que no practicamos) y a las celebridades.

Qué otra cosa puedo decir de un sistema que funciona y se alimenta de encarcelar a las personas, en especial si pertenecen a las minorías, dónde lo importante no es prevenir el crimen sino encontrar la manera cómo culpabilizar a las personas, porque hay que producir presidiarios a como dé lugar, a manera de una factoría de presos, porque eso deja beneficios. Hay corporaciones que manejan y se lucran con las prisiones. Existe todo un engranaje montado a ese respecto que se beneficia desde arrestar a personas por ofensas mínimas y los encarcela hasta de por vida.

¿¡Qué decir de un sistema que condena a los pobres, los estigmatiza, les niega las oportunidades y los endeuda de por vida si quieren estudiar e ir a la universidad!? ¿O que seduce a los jóvenes, les lava el cerebro y los enrola en el ejército vendiéndole ideas de patriotismo, coraje y valor dentro de una envoltura de oportunidades que las precariedades económicas vuelven irresistibles?

Resulta tan chocante descubrir que en Estados Unidos la guerra es un negocio, una industria que hay que promover y justificar a toda costa valiéndose de todos los medios necesarios, incluídas la mentira y la explotación de nuestros miedos e instintos más primitivos e irracionales.

De igual manera descubrir el capitalismo desnudo donde todo es un negocio: todo se compra y se vende, el bienestar, la salud, el amor.

Es en estas condiciones del saber que entonces me da mucha pena ver gente a la que uno supone mejor informada, que se deja engatusar, que lo deja todo por venir a este país a comenzar una nueva vida, sin estar preparada, sin medir las consecuencias, sencillamente porque se dejan enceguecer por las luces, las fantasías y las quimeras de lo que es en realidad la pesadilla americana.
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