De lo que se trata tambien en la vida es de levantarse. Aplicable tanto a nivel personal como social y la economía. Ya se trate de caídas emocionales y de otros tipos. No es hora de lamentarse sino de ver de qué manera volvemos al lugar donde nos encontrábamos cuando nos caímos y esta vez tratar de subir un poco más alto.
Aunque hay un tiempo para todo y todo debe ser masticado, digerido y procesado, la hora para las quejas debe ceder su paso para lo que debemos hacer ahora y movernos hacia adelante, sin remordimientos, aprendiendo de nuestros errores y dirigiéndonos hacia nuevos y más promisorios horizontes.
Wall Street nos ha dado a todos en la madre (parafraseando a Daniel) y lo que nos queda ahora es aprender las invaluables experiencias que esta crisis, como todas las crisis, nos han enseñado y de ahí salir fortalecidos y más resistentes a los embates del azar.
Una cosa sin embargo está bien clara. Vivir siempre es un riesgo y aceptarlo como parte del proceso de la existencia no está ni estará fuera de las cartas. Ahora y más que nunca se reafirma nuestro compromiso con esa parte de nosotros que nos invita a aventurarnos, a arriesgarnos, sabiendo de antemano que si nos volvemos a caer otra vez nos volveremos a levantar.
3 comments:
Por eso nunca digo: no me vuelvo a enamorar, porque es la mentira más grande que pueda existir. Tras el paso de la crisis y la tempestad, viene un período de relajación y, zásss!!!, en el momento menos pronosticado volvemos a caer en el dulce letargo del amor. La vida está compuesta de ciclos, y el trabajo del ser humano espiritual es crecer en cada una de las etapas de dicho ciclo. Sobre las quejas, ya dejaré de lamentarme, presentía que te estaba cansando. Besos.
Patricia, he escrito este post reflexionando sobre la partida de culo que he recibido de Wall Street estas últimas semanas. Cualquier parecido con situaciones tuyas o de terceros es sólo pura coincidencia. Siempre puedes contar conmigo para desahogarte...
Me siento honrado de ser una de las personas que escoges para hablar de las cosas buenas y malas que pasan en tu vida.
No soy masoquista, pero a veces creo necesaria una caída, para aprender que levantarnos guarda en sí una enseñanza a la que nunca debemos cerrarnos.
Un abrazo, mi querido Fer.
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