Escribir parece ser una cosa fácil pero realmente no lo es. Si lo fuera, entonces mucho más gente que comenzó con la moda de hacerlo en blogs hace un tiempo hoy todavía lo estuviera haciendo. Daba la impresión de que todo el mundo quería ser escritor. Sólo unos pocos años han bastado para disuadir a muchos a retirarse.
Hay múltiples razones por las cuales alguien decide escribir. De lo que sea. Pero al paso del tiempo esas razones podrían desaparecer, el entusiasmo inicial decaería o ya no habría nada de que hablar. Podría decirse también que otras actividades nos resultarían quizás más placenteras y requerirían de nosotros mucho menos esfuerzo (pienso en Facebook). Y aquí la palabra esfuerzo es importante. Cuando escribir es un acto que supone el que tengamos que esforzarnos para pensar y exige de nosotros un mínimo de dedicación para mantener cierto orden y coherencia con las ideas que queremos transmitir, entonces de seguro que habiendo otras alternativas con menor grado de dificultad pues las preferiríamos estas últimas a aquéllas que nos resultarían más difíciles de ejecutar.
Y ciertamente se entiende. Nadie quiere perder demasiado tiempo tratando de analizar algo o buscando el trasfondo de una situación y/o tratando de señalar la existencia de una contradición o un conflicto existencial. Es mucho y demasiado pedir el tratar de describir la realidad de manera llana pero imagínense lo que sería tratar de expresarla en versos o a través de metáforas y/o parábolas; cambiar el sentido de cómo percibimos las cosas y sentimos la vida a nuestro alrededor. En esta cultura de consumo se impone el modelo de que todo funciona al estilo de los restaurantes de comida rápida. Somos impacientes y no podemos esperar. Lo queremos todo y lo queremos ya.
Sin embargo para otros, escribir no supone un esfuerzo tan grande. Por el contrario es un placer. Conozco varios casos en los que hacer escritura es algo que se presenta de manera muy natural. Y se me ocurre talvez encontrarle una explicación. Escribir es una forma de lenguaje, de expresión, una manera de hablar. Obviamente que si tenemos dificultad al hablar pues va a ser mucho más difícil el escribir. Creo que estaba en la escuela secundaria cuando al atascarme escribiendo una carta me llegó a la cabeza de que eso no podía ser posible. Al hacerla no debería tener que esforzarme. No debía rebuscar palabras para hacerla bonita sino que debía expresarme en ella de la misma manera como me hubiera expresado si estuviera hablando con esa persona en frente de mí. A partir de ahí todo fue más fácil y los atascamientos se producirían por otras razones.
Y quizás ahí esté la clave. Escribir cualquier cosa y en cualquier idioma es una extensión de nuestro propio lenguaje; una extensión de nuestra propia capacidad de pensar y de comunicarnos. De hecho nos ayuda a darle sentido y coherencia a todo lo que nos sobresalta, nos conmueve, nos sobrecoge de temor, placer y hasta nos llena de éxtasis. Y paro aquí pues el post ya se hace muy largo, pero probablemente continúe en el siguiente pues me quedo con las ganas de expresar muchas ideas a las que quiero darle seguimiento.
9 comments:
Me gusta este tema. Es una realidad lo que dices, en todos los sentidos. Creo que para poder escribir con facilidad se hace imprescindible leer primero, tener un repertorio de palabras un poco más amplio que el que usamos de manera habitual en nuestro diario vivir. Escribir es un hábito. Quien no lo practica con frecuencia tiene más dificultad para hacerlo con fluidez. A mi de modo particular me gusta mucho escribir, aunque reconozco habe bajado la guardia en mi blog, no porque me falten deseos, sino porque cuando lo hago, no quiero escribir por escribir, no quiero escribir cualquier cosa. Difiriendo de ti en un punto, hay gente que no es muy dada a hablar, sin embargo tiene mucha más facilidad para expresar lo que siente a través de la escritura.
Continúa el post. No lo pares ahi.
Abrazos.
Excelente reflexión.
Me has regalado uno de esas primaveras existenciales al leerte. Espero que continúes.
:)
Gracias Sheila por el estímulo que me das. En realidad no difiero de ti ni tu difieres de mí: A veces no hablamos de modo que se nos oíga o de manera audible pero sí lo hacemos dentro de nuestras cabezas. La verbalización ocurre hacia adentro. En alta voz o no para mí no le quita valor. Son las mismas palabras. Es difícil organizar las ideas, los sentimientos y las emociones si no utilizamos el lenguaje que nos las decodifique y nos enseñe la clave de su comprensión.
Y Argénida, tus palabras son balsámicas. Viniendo de ti que eres una artista de los versos y de las alegorías es un honor más que una alegría por una pequeña vez ser la estación en que renacen los colores, la vida, el verde y la esperanza de todos incluyendo la tuya y la mía.
Un post exquisito y los comentarios son excelentes. Así que no tengo mas nada que agregar, excepto que para algunos escribir es una forma alterna de respirar :). Si no escribimos nos asfixiamos...
Abrazos amigos!
... y conectamos con algunas personas estupendas.
¿Sabes Fer? Ayer en una sobremesa me salió comentar que mi amigo Fer, el que vive en Nueva York...blábláblá.
No es broma y lo sabes. :-))
P.D. estábamos hablando de extrañar o no la tierra, de sentir que uno es de un lugar... y me acordé de tu post sobre dónde está la patria de cada cual. A mi interlocutor le pareció simpático la forma de conocernos. ^_^
Sonia y en esa forma alterna de respirar se desnuda el alma, se abre el corazón y en ese abrir se tocan otros corazones y se descubren afinidades ocultas y desconocidas que invitan a la empatía y a la identificación con quien escribe.
Y como bien dice Carolina y sin importar las distancias así surgen las amistades entrañables, tan buenas y hasta mejores como las que encontramos todos los días en nuestros afanes y quehaceres cotidianos.
Fernando primera vez que te visito y me ha gustado :)
Pues encantado Maribel. Disfrútalo.. Es todo tuyo!
Para mí, el problema no ha sido si escribir o no escribir, dibujar o componer en la guitarra, para mí la cuestión de fondo es tener qué decir, y en esa misma línea, los que han tenido que decir, los que han confesado sus secretos al mundo, los que han denunciado con furia la injusticia y la opresión y han sentido que su mensaje no ha hecho mella, que su discurso no ha aportado en nada al pensamiento; o que sus textos son indescifrables, aburridos o egoistas. Lo importante es tener qué decir y el arte es encontrar la fórmula.
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