Un café que se respete debe entretener al público y además de los consabidos estimulantes que se presume deben forman parte de la dieta y el menú habitual, debe ofrecer música también. No toda clase de música, sin embargo, porque a un café se viene a pensar, conversar y a pasar un buen rato y algo muy escandaloso podría no ser apropiado para los espíritus sensibles.
Ya saben, mucho ruido y podríamos ahuyentar las mejores ideas (con lo huidizas que son) y a la gente que le gusta irse muy lejos en sus pensamientos y no queremos eso, queremos en cambio atraer a pensadores finos y almas nobles que enriquezcan con sus aportaciones este espacio.
Aunque también podemos sacar un tiempo y un espacio para alguna que otra extravagancia musical pues como dice el eclesiastés (y ese lo escribió un hombre muy sabio) hay un tiempo para todo.
Pero bueno, es una típica mañana de primavera soleada y luminosa en New York, hace un tiempo delicioso y al momento de escribir esto saboreamos un café negro. Con estados de ánimo elevados previo a darle unas vueltas a la pista no hay mejor selección para conservar y energizar el día que este dúo de músicos que acaba de hacer su presentación en otro café, el de mi emisora favorita: WQXR
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