Ayer en la mañana cogí el tren para ir a Downtown. Claudia, mi sobrina de 16 años pero a quién también la hacemos pasar como hija postiza (cuando me conviene y para ver lo que se siente) se ha pasado las vacaciones con nosotros, hmmm!, más con mi hermana Clara que conmigo (Am I a little jealous? Lo negaré), y como éstas se le terminan en pocos días había urgencia por conseguir las entradas para despedirla en grande con una obra de Broadway.
Acordamos ir a ver Mary Poppins pues aunque hay otros musicales en escena que serían más de mi gusto y ella los podría manejar bien (decidimos de antemano que era preferible un musical), esta obra es un clásico y no hay manera de equivocarse seleccionándola pues ya tiene cinco años ininterrumpidos presentándose de manera exitosa y continua. De paso, al ir directo a la ventanilla del teatro, me he ahorrado alrededor de 70 dólares con los descuentos que uno consigue por ahí y los cargos que he evitado pagar a compañías como Ticketmaster por el servicio que cobran por enviar las boletas a nuestras casas, etc.
Todo un éxito el viaje y de vuelta con las entradas debía cambiar del tren 2 al tren 4 en la estación de la 149 y Grand Concourse. Sólo me quedaba alrededor de una o dos paradas más cuando el conductor nos anuncia que debido a reparaciones que se llevan a cabo en la zona, otro tren que también conecta en una de las estaciones estaba fuera de servicio y que un Bus gratis estaría afuera esperando para realizar el transporte entre los segmentos entrecortados.
No sé porqué pero me chocó oír la palabra "gratis". Pensé en su relatividad...sí, era gratis para quién fuera en esa dirección. No aplicaba a mí que iba en otra dirección. Pensé que en ese momento estando debajo de la plataforma todos los trenes eran gratis, miles de destinos hacia los que nos podíamos dirigir, horas y horas moviéndonos de un lugar a otro sin tener que pagar un centavo más por ello.
Tener un destino, un lugar hacia el cual dirigirse era lo que hacía la diferencia, el que fuera gratis era algo secundario e irrelevante... De ahí me llegó la idea de que debe ser lo mismo con la vida.., hacemos un recorrido en ella y con ella, se habla de que lo que importa es el viaje pero parece que debemos tener algún objetivo, alguna meta en particular, un lugar hacia dónde ir porque aunque ella sea gratis, si no se tiene algo claro, algo concreto y definido, una parada específica en la cual debemos quedarnos, es igual que montarse en el Metro sin saber qué hacer ni hacia dónde ir... No, no, eso parece no tener ningún sentido...
4 comments:
Espero que hayas disfrutado la presentación :).
sin una meta o un objetivo fijado no hay camino, aunque sea de la creencia de que al final el camino es lo que cuenta, si no disfrutas del camino de la vida no tiene sentido la meta... y sin meta no tiene sentido seguir un camino, nos quedaríamos parados en el sitio, estancados... aunque admito que yo podría pasarme horas en el metro dando vueltas sin ir a ninguna parte, ofrece mucho que observar
qué tal con mary poppins? a mí me encantaba de niña, pero creo que me encantaba porque encontraba algo muy "creepy" en ella, porque es una historia muy rara la verdad...
Un verso de Machado dice: "caminante no hay camino, se hace camino al andar...".
A veces no sabemos donde vamos, pero si sabemos que donde estamos no vale la pena. Y eso basta. También es válido moverse por negación.
Creo Sonia que el Show sobrepasó mis expectativas. A pesar de durar 3 horas y haber dormido poco la noche anterior no me aburrí y el tiempo pasó volando.
Pues Grace, quién sabe: uno podría tratar de contemplar la observación, la contemplación pura y simple, como si fuera una meta y ese sería entonces el destino al que habría que llegar.
La obra es muuuy entretenida, los bailes y el mensaje también: la familia es lo más importante, el trabajo es secundario... La verdad es que debo tener mi mente de adulto un tanto corrompida o son los nuevos tiempos que vivimos (harry potter, true blood), porque no encontré nada 'creepy', nada que mi mente no pudiera digerir de una forma u otra.
Lo de moverse por negación Daniel, por oposición es una forma perfectamente válida de moverse...No sabemos lo que queremos pero sí sabemos con exactitud lo que no queremos y eso es suficiente para ponernos en acción... Me gusta eso!
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