Llegó la hora de deshacerse de algunas cosas que estorban, nos quitan el sueño o dificultan nuestro avance en la dirección que se nos antoja en este momento determinado. Ciertamente se debe estar siempre listo para dejar atrás todo lo que no aporta nada al espíritu, ocupa sólo espacio físico y mental e impide nuestro avance fluido en el mundo. Sabemos y el dicho así lo dice, que no se puede andar con exceso de equipaje. Y esto incluye todo tipo de equipaje. En su momento hay que estar preparado para levar anclas y navegar mar abierto o hacia otros puertos si a uno así le place. Pero no se podría hacerlo si hay demasiados ataduras de por medio o un sin número de cosas que obstruyen el camino. No importa de qué tipo sean o la clase que pertenezcan. Es bien sabido que la naturaleza de los obstáculos que nos rodean y los que uno va encontrando en el paso por la vida tienen diferentes presentaciones: pueden ser de tipo emocional, sentimental, físico, etc.
Parece que a uno se le olvida que no puede cargar con muchas cosas al mismo tiempo y sin embargo uno siempre anda buscando más y más y las va acumulando y no nos deshacemos de ellas y las mantenemos ocupando espacios más allá de la utilidad que luego nos proporcionan.
Todo tiene su momento y luego que pasa ese momento se debe hacer la reflexión de si las cosas que poseemos de la índole que sea sirven a un propósito. Si no es así y lo que fue ya no es, entonces debemos tomar la firme decisión de desapegarnos y en último término distanciarnos de esas cosas.
En otras palabras, de lo que se trata es de simplificarnos la vida, de no complicársela demasiado y como hedonista que somos al fin y al cabo, hay que buscar el placer en las cosas o por lo menos tratar de minimizar (cuando no se puede del todo evitar los inconvenientes) que hacen miserable la existencia.
No comments:
Post a Comment