En el preludio a la celebración del día del amor y la amistad miro hacia atrás y veo historias y caminos que pude haber recorrido. Y de todos esos y a pesar del tiempo transcurrido, una historia sobresale entre todas las demás. La he contado por ahí y hasta yo mismo no he dejado de sorprenderme. ¿A quién se le ocurre rechazar la posibilidad de una relación en la que el único hecho que puede reportarse como desagradable sea el nombre de la otra persona? Ni más ni menos.
Y la explicación no deja de ser menos absurda.
Sólo yo me dejo influenciar por Gabriel García Márquez y sus supersticiones. No creo que exista mucha gente que se tome tan en serio la lectura de un libro hasta el punto de cerrarle las puertas a alguien sólo porque su nombre suene rudo y áspero. Tal vez me merezco más de un castigo!
4 comments:
Tú eras un personaje bien picky . Esperemos que eso se te haya quitado para que no mueras jamón Serrano.
Aunque eso pasa. Yo una vez conocí a una chica llamada Felixberta y me desaparecí. Aunque mi decisión no fue tanto por el nombre, sino la suma del todo.
Baakanit, thank you. Ahora no me siento tan mal. Yo no soy el unico.
Y con lo de jamon, no creo. Hay habilidades que no se pierden y si no sabias hay un nuevo tipo de macho ideal en el que ahora mismo yo encajo perfectamente...
yo que pense que el nombre era lo de menos... menos mal que tengo un nombre normal aunque creo que esos prejuicios nos los hacemos mas en edades pubertas...
o me equivoco?
esas que tienen nombre feo seguramente ahora habrán puesto la queja con san valentin lo malo es que quiza sea tarde para la querella y no haya delito que perseguir (caduco)
Si la palabra lo es todo, entonces el nombre es lo que primero cuenta.
Segun se, las personas se parecen a su nombre mucho mas de lo que todos creen.
Pero imaginate el siguiente ejercicio: besar (mientras pronuncias su nombre) a una mujer fea con un nombre bonito y luego a una mujer bonita con un nombre feo. Creo que el primer caso parece mas placentero. Lo segundo es horrible.
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