En ocasiones me entran muchas dudas del mensaje real que está detrás de lo que las personas expresamos. ¿Queremos decir lo que realmente decimos o las palabras tienen poco que ver con lo que realmente sentimos, con el significado que está implícito en ellas?
Es un verdadero dilema, pues si no estamos seguros del mensaje real que está oculto, ¿cómo podemos responder de manera apropiada al mismo?
¿Y quién alguna vez en su vida no ha sido culpable de haber cometido el pecado de decir una cosa cuando en realidad siente otra totalmente distinta? Y si juzgamos por nuestra condición, ¿cuántas veces hemos sido víctimas de lo mismo? De que nos expresen algo sólo para hacernos sentir bien pero de hecho quién nos dice eso piensa y siente de manera completamente diferente.
Con razón somos tan escépticos!
4 comments:
Véase el "nada" que solemos decir las mujeres. O el "no, tranquilo". Jajajaja! O la de cosas que dejamos de decir/hacer por orgullo.
Exactamente... Jajaja! Interpretas correctamente el sentido de esta entrega.
Claro, las situaciones no siempre son tan inocuas como esas...
Lo cierto es que socialmente no se soporta la sinceridad. El mundo marcha en base a las suposiciones que cada quien tiene de sí mismo y aquello que los demás nos dejan creer. Claro, dentro de ciertos límites.
En la reunion social:
- Hola Fernando! Te gusta mi vestido?
- Me parece horrible.
- Que pesado eres! Bueno, como siempre.
- Es ese tu marido, el que te amorata los ojos?
Y ahí empezó el pleito...je je je
¿Me describe realmente ese intercambio de frases que Daniel puso como ejemplo? Conociéndolo sé que no se le ocurrió así de la nada, de manera fortuita. No obstante creo que más de una vez me ha tocado ser el niño que descubre que el emperador va desnudo. No es un trabajo fácil pero alguien tiene que hacerlo.
Sólo que con los años se aprende a utilizar mejor los eufemismos. Jojojo!
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