Es motivo de preocupación cuando descubres que cosas que antes eran normales y rutinarias en tu vida y que deberían continuar siéndolo ya no lo son.
¿A partir de qué momento dejas de pegar un botón que se desprende de la camisa o del pantalón; o no arreglas un descosido en la ropa que sabes hacer muy bien porque aprendiste a coser cuando estabas en la escuela primaria; o dejas de ponerte una camisa porque no la quieres planchar, lo que sólo te tomaría 5 o 10 minutos hacerlo?
Y así como esas que he enumerado no resuelves un montón de pequeñas cosas insignificantes (recoger papeles y revistas, correspondencia abierta que dejas regada por todas partes), pero que al dejarlas acumular, se convierten en conjunto en un verdadero problema: un completo desorden.
Y todo ello porque el tiempo que deberías dedicarle a ello te la estás pasando haciendo otras cosas (¿online?) que no son tan importantes y al final cuando te cansas, es tiempo de ir a dormir, para al día siguiente ir a trabajar y a la vuelta repetir el ciclo, y ya no sobra tiempo ni siquiera para contestar e-mails o escribir cartas o visitar a los amigos, hacer llamadas por teléfonos, blah, blah, blah.
En fin, de lo que me doy cuenta es de que hay que volver a lo básico, hay que restaurar el orden, hay que poner uno nuevo que equilibre las cosas, hacer un mejor balance con el tiempo y de esa manera impedir que nuestro pequeño universo se convierta en un caos, a menos que estemos dispuestos a crear las teorías y las ecuaciones que nos permitan entenderlo y explicarlo.
Por lo pronto ya he pegado un botón que tenía como dos o tres meses despegado de un pantalón y que había dejado muy a la vista precisamente para no olvidar que tenía que hacerlo. He planchado unas camisas que a propósito no he llevado a la prensa para ir practicando. Un descosido pequeño en el bolsillo de un abrigo que me gusta mucho y que tenía más de un año así lo he arreglado con hilo y una aguja.
Esta entrega es una manera mía de mostrar mi determinación de continuar haciendo conciencia del mal y a la vez una forma de comprometerme a seguir enfrentándolo. La idea es que por buenos y placenteros que algunas conductas y hábitos puedan ser, ellos no deben instaurarse a costa de otros que están probados son absolutamente necesarios para mantenernos viviendo en el mundo de una manera digna y civilizada.
2 comments:
Hay una pequeña errata en esta entrada: descosido* :) Es por si quieres cambiarlo jijij No creo que la ropa se descueza :)
Buena observación... Clarooo que quiero cambiarlo! Descubrir esas cosas es lo que te hace una persona invaluable (de tanto que vales) y señalarlo sabiendo que no hieres egos ni sensibilidades te hace entrañable... :D
Post a Comment