Qué desilusión cuando ya no se pueda hablar con tus amigos sin que el tema religioso domine la conversación y todo está hecho por obra y gracia del Señor y nada ocurre sin que él meta su mano y todo pasa porque así lo quiere y él no dejaría que te ocurrieran esas cosas (buenas y malas) si no fuera para enseñarte, porque esas son pruebas, etc.
En fin, yo quiero a mis amigas y amigos pero no puedo evitar sentirme abrumado por tanta majadería y razonamiento circular y sin sentido. ¿Y todas esas bendiciones? Tanta gente ahora que tiene poderes mágicos para bendecir. ¡Caramba!
Es difícil sostener una conversación significativa con alguien si lo que sale a relucir siempre es el fatalismo o la inevitabilidad de la ocurrencia de las cosas como producto de la intervención de una mano divina.
Estoy harto pero ¿qué hago? Me he formado sobre la base de que todas las cosas tienen un porqué y aún cuando no sepamos las causas últimas que dan origen a ellas, para mí no tiene mucho sentido ni valor práctico atribuirlas a la obra y gracia de un ser sobrenatural.
Lamentablemente, creo que no me quedará más remedio que tragarme mi irritación. No puedo darme el lujo de perder a la gente con la que he compartido por tantos años... Me gustaría contar con alternativas que pudieran servir de contrapeso, pero la realidad es que no las tengo o son muy, muy escasas.
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