Ayer y hoy, en días consecutivos (valga la redundancia), le he dado 24 vueltas a la pista de atletismo (24 + 24 para evitar confusión).
Hace menos de tres meses apenas podía completar 3 y esa misma cantidad pude hacer poco más de dos años atrás, en el 2011, al momento que comenzaba una rutina de prácticas, como quedó registrado en este post que hice para la ocasión.
Ese número de vueltas, 24, equivale a 6 millas que es lo mismo que decir casi 10 kilómetros (9.65606 km para ser exactos).
Llegar hasta ahí no ha sido muy fácil. Obviamente, nada que es fácil vale mucho la pena.
Al principio fue frustrante porque me tomó varios intentos el pasar de cuatro vueltas, luego no podía pasar de seis y a partir de ahí si quería dar más, tenía que dividir la sesión en dos, teniendo que hacer un receso de descanso, de cinco a diez minutos luego de haber recorrido 6 ó 7 vueltas a la cancha. En total hacía para ese entonces 12 y 13 vueltas.
El tener que pararme a medio camino para descansar no me daba mucha satisfacción pero a fuerza de insistencia, poco a poco logré ir aumentando el número de vueltas en la primera parte de 6 a 8 y luego de pasada esta barrera pude dar 10 y luego 12. A partir de ahí, no necesité ya, hacer las dos sesiones.
Todo este proceso no se logró sin contratiempos. Un día el tiempo estuvo muy fresco y estaba tan bueno para correr que perdí la noción del tiempo y di vueltas y más vueltas hasta llegar a 22. En la tarde descubrí que tenía el tobillo de la pierna derecha inflamado. Y amaneció aún más hinchado al día siguiente por lo que me vi obligado a suspender las corridas por alrededor de una semana.
Volver no fue fácil. Fue casi como empezar de nuevo porque el cuerpo parece que se desacostumbra rápido y tenía miedo de que el pie se me volviera a hinchar. Por suerte no ocurrió así y pude ir avanzando y sorteando los obstáculos que me impedían tener mejor rendimiento.
Descubrí que tomar cervezas y alcohol no me favorecía para aumentar la resistencia y contribuir a mejorar mi desempeño. Lo mismo tomar café en las mañanas antes de correr, me provocaba acidez, no de inmediato pero sí a partir de un número determinado de vueltas. Últimamente creo que el café no es el problema sino la combinación con cualquier clase de alcohol que ingiera el día anterior.
Igualmente, al tratar de poner el cuerpo en buena forma física, he hecho otros descubrimientos importantes. Uno es bueno y el otro malo. Empezando con el malo, correr, ha puesto en evidencia (para mi sorpresa), la gran cantidad de grasa que se ha estado acumulando en el estómago y quién sabe dónde más. Y el segundo resultado que es muy bueno, ha sido la manera contundente como ha mejorado mi capacidad de lectura y que no puedo atribuirlo a otra cosa que al efecto que estos ejercicios han provocado en mi cerebro, en mi concentración.
Finalmente, después de mis 24 vueltas de hoy, me siento muy satisfecho de lo alcanzado hasta la fecha y de ahora en adelante mi propósito es tratar de no perder sino mantener lo que he ganado con no pocos sacrificios. Y por eso es que estoy declarando "victoria" luego de haber llegado a un punto que considero es apropiado a mis objetivos de lograr una mente sana en un cuerpo sano.
¡Aleluya!
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