Pienso que el ego es esa abstracción que uno hace de sí mismo y que representa nuestro yo, nuestra esencia y la conciencia de que vivimos y existimos. También representa nuestra valía, el valor que nos atribuímos a nosotros mismos con relación a otros individuos y a otras cosas.
Dependiendo de cuánta atención y prioridad le dediquemos a nuestro ego ya sea en beneficio propio o el ajeno y/o en perjuicio de terceros podemos ser más o menos lo que llamaríamos "egoístas" y es una cuestión de grado pues en mayor o menor medida todos de algún modo lo somos. Sí, todo el mundo de una manera u otra se pone en primer lugar a la hora de defender sus intereses antes que el de sus semejantes.
No obstante lo dicho, el egoísmo no necesariamente tiene que ser algo malo, puede ser hasta "bueno" y saludable.
Veamos: uno puede llegar a entender que no ser egoísta puede a la larga servir a nuestros intereses particulares (lo cual por definición es una forma de egoísmo) cuando minimiza las reacciones defensivas de terceros y nos abren las puertas a influenciarlos, lo cual acrecentaría el valor que representamos. Es, yo diría, una forma de egoísmo en la que todo el mundo gana. No hay perdedores.
Por otro lado está el otro egoísmo en el que nos creemos más grandes de lo que somos y el que genera reacciones defensivas en los demás y nos aísla al romper la confianza y la comunicación con nuestros semejantes. Este tipo de egoísmo es tóxico y nos haría muy bien deshacernos de él con el objetivo de establecer nexos y lazos con los demás. ¿Quién querría conectar con una persona que se cree centro del universo, la más bella, la más hermosa, la más inteligente que existe entre todas las galaxias y que busca la reafirmación y aprobación de sus cualidades? Aunque haya algo de cierto en esas afirmaciones describiendo su emisor, ello genera en nosotros una reacción instintiva e inmediata de alejamiento y rechazo hacia esa persona.
Por eso creo que el valor que le damos a nuestro ego debe estar por debajo en vez de por encima y en todo caso debe ser reajustable. Para los fines de lugar, conseguimos mucho más manteniendo un perfil bajo, un ego razonable, domesticado que un ego inflado y sobrevalorizado.
Y si ello no fuera poco, en un ego normal, no inflado siempre hay espacio para mejorar; un ego de esta categoría puede aprender, está atento a lo que ocurre a su alrededor y no se aísla ni es aislado en ninguna clase de burbuja que pudiera construirse bajo falsas premisas.
Dependiendo de cuánta atención y prioridad le dediquemos a nuestro ego ya sea en beneficio propio o el ajeno y/o en perjuicio de terceros podemos ser más o menos lo que llamaríamos "egoístas" y es una cuestión de grado pues en mayor o menor medida todos de algún modo lo somos. Sí, todo el mundo de una manera u otra se pone en primer lugar a la hora de defender sus intereses antes que el de sus semejantes.
No obstante lo dicho, el egoísmo no necesariamente tiene que ser algo malo, puede ser hasta "bueno" y saludable.
Veamos: uno puede llegar a entender que no ser egoísta puede a la larga servir a nuestros intereses particulares (lo cual por definición es una forma de egoísmo) cuando minimiza las reacciones defensivas de terceros y nos abren las puertas a influenciarlos, lo cual acrecentaría el valor que representamos. Es, yo diría, una forma de egoísmo en la que todo el mundo gana. No hay perdedores.
Por otro lado está el otro egoísmo en el que nos creemos más grandes de lo que somos y el que genera reacciones defensivas en los demás y nos aísla al romper la confianza y la comunicación con nuestros semejantes. Este tipo de egoísmo es tóxico y nos haría muy bien deshacernos de él con el objetivo de establecer nexos y lazos con los demás. ¿Quién querría conectar con una persona que se cree centro del universo, la más bella, la más hermosa, la más inteligente que existe entre todas las galaxias y que busca la reafirmación y aprobación de sus cualidades? Aunque haya algo de cierto en esas afirmaciones describiendo su emisor, ello genera en nosotros una reacción instintiva e inmediata de alejamiento y rechazo hacia esa persona.
Por eso creo que el valor que le damos a nuestro ego debe estar por debajo en vez de por encima y en todo caso debe ser reajustable. Para los fines de lugar, conseguimos mucho más manteniendo un perfil bajo, un ego razonable, domesticado que un ego inflado y sobrevalorizado.
Y si ello no fuera poco, en un ego normal, no inflado siempre hay espacio para mejorar; un ego de esta categoría puede aprender, está atento a lo que ocurre a su alrededor y no se aísla ni es aislado en ninguna clase de burbuja que pudiera construirse bajo falsas premisas.
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