Se acerca el 2020, el comienzo de una nueva década y ello supone plantearse nuevas metas y objetivos que cumplir para los años venideros. Cualquier día del año es bueno para hacer cosas, revisar proyectos, hacer cambios, mas en mi caso el comienzo de año crea condiciones estratégicas especiales para proponerse nuevas actividades, empresas o aventuras.
Una de esas condiciones especiales es la disponibilidad de más tiempo y otra no menos importante, es la de contar con más dinero al inicio del año y debo decidir cómo hacer el mejor uso de los recursos mencionados.
En los últimos 5 años estos recursos (tiempo y dinero) han sido invertidos sin mucho criterio, atendiendo más que nada a planear y efectuar viajes de placer por el mundo y a satisfacer otras necesidades inmediatas.
En esta ocasión siento que las cosas son diferentes, el mundo es diferente y en consecuencia mi respuesta tiene que ser diferente a los retos que como individuo y sociedad debemos darle a los grandes problemas con los que nos enfrentamos tanto en el presente como en el futuro.
El año del 2019 ha sido crucial para tomar más conciencia sobre el cambio climático y la perspectiva de la agudización de los problemas generados por el mismo hacen que no podamos estar de brazos cruzados siendo sólo puros espectadores de las consecuencias nefastas que desde hace ya cierto tiempo se dejan sentir.
El futuro no es halagüeño y ello hace que nos sintamos muy comprometidos a hacer algo, lo que sea, para crear más conciencia en el mundo. La solución no es individual, es de todos y en la medida en la que más personas nos involucremos más pronto podremos encontrar maneras de contrarrestar y/o mitigar los efectos catastróficos de los cambios del clima.
En vista de todo lo anterior quiero darle otro sentido a mis futuros viajes. Quiero desde el 2020 combinar mis aventuras por el mundo con un activismo que tome en cuenta el medio ambiente, la ecología, el cambio climático. No sé exactamente cómo lo voy a hacer pero se me ocurre asistir a conferencias, ser portavoz de las noticias relacionadas con el tema y/o apoyar de manera más decidida (económicamente) a las personas que están al frente de esta lucha por la supervivencia de la vida en el planeta.
No queda de otra. No hay otro planeta al que podamos ir. La ignorancia es el enemigo principal que tenemos que vencer junto a la propaganda que niega la existencia de lo que está ocurriendo y que sirve a los propósitos de los verdaderos causantes de estos problemas. Sabemos quiénes son y hay que enfrentarlos, denunciar su orquestada campaña de desinformación.
Hay que hacer algo, hay que actuar y yo pretendo desde este nuevo año aportar más de lo que he estado aportando hasta ahora para enfrentar las consecuencias negativas del calentamiento global.
Eso espero. Esas serán mis metas más importantes para el 2020.
Una de esas condiciones especiales es la disponibilidad de más tiempo y otra no menos importante, es la de contar con más dinero al inicio del año y debo decidir cómo hacer el mejor uso de los recursos mencionados.
En los últimos 5 años estos recursos (tiempo y dinero) han sido invertidos sin mucho criterio, atendiendo más que nada a planear y efectuar viajes de placer por el mundo y a satisfacer otras necesidades inmediatas.
En esta ocasión siento que las cosas son diferentes, el mundo es diferente y en consecuencia mi respuesta tiene que ser diferente a los retos que como individuo y sociedad debemos darle a los grandes problemas con los que nos enfrentamos tanto en el presente como en el futuro.
El año del 2019 ha sido crucial para tomar más conciencia sobre el cambio climático y la perspectiva de la agudización de los problemas generados por el mismo hacen que no podamos estar de brazos cruzados siendo sólo puros espectadores de las consecuencias nefastas que desde hace ya cierto tiempo se dejan sentir.
El futuro no es halagüeño y ello hace que nos sintamos muy comprometidos a hacer algo, lo que sea, para crear más conciencia en el mundo. La solución no es individual, es de todos y en la medida en la que más personas nos involucremos más pronto podremos encontrar maneras de contrarrestar y/o mitigar los efectos catastróficos de los cambios del clima.
En vista de todo lo anterior quiero darle otro sentido a mis futuros viajes. Quiero desde el 2020 combinar mis aventuras por el mundo con un activismo que tome en cuenta el medio ambiente, la ecología, el cambio climático. No sé exactamente cómo lo voy a hacer pero se me ocurre asistir a conferencias, ser portavoz de las noticias relacionadas con el tema y/o apoyar de manera más decidida (económicamente) a las personas que están al frente de esta lucha por la supervivencia de la vida en el planeta.
No queda de otra. No hay otro planeta al que podamos ir. La ignorancia es el enemigo principal que tenemos que vencer junto a la propaganda que niega la existencia de lo que está ocurriendo y que sirve a los propósitos de los verdaderos causantes de estos problemas. Sabemos quiénes son y hay que enfrentarlos, denunciar su orquestada campaña de desinformación.
Hay que hacer algo, hay que actuar y yo pretendo desde este nuevo año aportar más de lo que he estado aportando hasta ahora para enfrentar las consecuencias negativas del calentamiento global.
Eso espero. Esas serán mis metas más importantes para el 2020.
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