Una de las cosas que nos distingue como seres humanos es nuestra capacidad de vivir en otros tiempos. Aunque en realidad sólo hay un tiempo, el presente, el cual utilizamos para revivir el pasado, rememorar los buenos momentos; en otros casos imaginar cómo hubieran podido ser las cosas si hubiésemos actuado de manera diferente o hubiéramos tomado otras decisiones y así por el estilo.
Pero no sólo vivimos el pasado en el presente; también vivimos el futuro en tiempo presente cuando tratamos de anticipar el mañana cercano y lejano y hacemos cosas ahora, ya, en el momento actual que nos ayudan a conectar y concretar esa visión de lo que debería ser nuestro futuro presente o presente futuro. Aunque parece, no es un trabalenguas.
En esas estoy yo ahora, anticipando el futuro y mirando a ver cuáles son mis opciones a corto y largo plazo. Soy un hedonista, también un realista: me gusta el placer, evito el dolor pero también tengo una consciencia. No disfruto ver desigualdades, detesto las injusticias y no puedo permanecer en silencio cuando veo las iniquidades de la vida.
Creo que me estoy acercando a un momento crucial de la vida. Es como una encrucijada: ¿qué quiero estar haciendo en 2 años? ¿En 5 años? ¿Cómo puedo maximizar mi experiencia de vida ahora y en el futuro?
Estos últimos 3 años que hemos pasado nos han cambiado la perspectiva de la vida y las cosas que uno quiere hacer y siente placer haciendo. Le hacen replantearse a uno los valores por los que se vive y en consecuencia nos hacen cuestionar lo que hacemos ahora y lo que haremos en el futuro.
No hay nada concreto todavía pero estoy pensando y eso es un buen inicio. Me encanta tener proyectos en mi mente, cosas en qué pensar y sobretodo cosas que hacer. Me encanta inventar el futuro: mi futuro!
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