Hacer introspección, eso es lo que hay que hacer para entenderse. Y es mejor tratar de no construir nada hasta que no hayamos hecho algo así por el estilo. No entiendo porqué no la practicamos más a menudo. Generalmente las personas buscamos la solución de los problemas afuera o creemos que son los demás que deben solucionar sus conflictos, sus contradicciones; ellos, siempre ellos, pero nunca nosotros.
Pero qué tal si es de la otra manera, o sea que somos nosotros los que tenemos que cambiar..., somos nosotros los que debemos revisar la legitimidad de esas emociones y de esos sentimientos que nos embargan y nos sobrecogen. ¿Y porqué culpabilizar a los demás de provocar cosas que son sólo nuestras?
Me sorprendo cada día más cuando oígo gente que todavía no ha superado esa etapa infantil de creer que todos estamos conectados y que lo que sentimos es el resultado directo de un esfuerzo deliberado del otro y de los otros para que así sea.
Aquí se intercambian ideas. La administración se esfuerza en garantizar a todos los mismos derechos y privilegios.
Wednesday, July 6, 2011
Sunday, July 3, 2011
Picture imperfect
Wednesday, June 29, 2011.
Hoy hacía mucho calor. Suficiente como para extrañar un poco el invierno o el aire acondicionado de los negocios que visitaba. Es que mi vehículo no tiene refrigeración desde el año pasado. Fui para que le cambiaran la bomba de agua y cuando lo entré al taller el aire funcionaba. Una semana más tarde cuando lo encendí ya no enfriaba sino que tiraba aire caliente. No puedo afirmar de manera rotunda que los mecánicos lo dañaron pero estoy casi seguro que fueron ellos quiénes lo hicieron -aunque se denegaron- pues nada relevante pasó mientras tanto como para que yo pudiera atribuirlo a otra causa. No sólo ocurre con los mecánicos y todas esas personas que reparan cosas y te arreglan algo. Ellos resuelven un problema pero corres siempre el riesgo de que te dañen o te creen otro. Los médicos y los dentistas (que no son médicos, según lo dicho en Seinfeld) también son así.
No tener aire acondicionado en un carro en NY no es un inconveniente tan grave como podría parecer. El calor sólo dura tres meses y el recuerdo del invierno sirve de contrapeso para apreciar un poco el intenso calentón que nos invade por algunos días. Tener un vehículo sí que a veces es una incomodidad mayor en esta ciudad porque es frecuente el que escaseen los espacios libres para estacionar, no tienes un lugar dónde dejarlo y no puedes aunque quisieras, ponértelo en la cabeza. Si no fuera porque lo necesito para trabajar ya hace rato que me hubiera desecho de él. Los fines de semana no lo uso y si salgo en las noches trato de no llevármelo a menos que sea absolutamente necesario pues nunca se sabe si le da deseos a uno de tomarse un trago y no vaya la policía a sorprenderte o que tengas un accidente con algo de alcohol en el sistema, pues te daña tu suerte y tu vida peor que si hubieras roto una docena de espejos: adiós trabajos decentes, adiós seguros y no se diga tu reputación una vez tengas un DWI o DUI en tu récord.
Me alejo del tema y lo que quiero decir con la observación inicial es que necesitamos los contrastes, necesitamos que las cosas no salgan como uno quiere que salgan para poder apreciar cuándo así ocurren. ¿Qué valor podrían tener los eventos, los hechos, cuando todo nos sale como queremos, todo sale como a pedir de boca? Creo que los opuestos deben existir para darle sentido a nuestras elecciones, para justificar las decisiones que tomamos en una dirección o en otra y para poder apreciar las diferencias.
Nadie debería pasar hambre o sed pero es innegable que el agua y el alimento tienen un sabor muy diferente cuando estamos sedientos o nos morimos por un plato de comida. Todo el mundo quisiera que las cosas encajaran de la misma manera como encajan las piezas de un rompecabezas, pero si así fuera no habría lugar para el esfuerzo, para la lucha en conseguir que las cosas sean mejores, no habría lugar para la búsqueda de mejores alternativas a las que tenemos, no habría lugar para el cambio.
Y en cambio se me ocurre que quizás es perfecto el que haya cosas imperfectas, que no todo sea como se quiere, que a cada rato uno se encuentre con cosas absurdas y que haya entonces lugar para la existencia de extravagancias, de los sin sentidos, las faltas ortográficas y todas esas cosas que nos sobresaltan y asaltan nuestros sentidos dentro y fuera de nosotros mismos. No es un trabalenguas, ni es un contrasentido el que quizás sea correcto, que la imagen que vemos del mundo sea imperfecta..., así debe ser, es la perfección el que veamos las cosas de manera incompleta, inacabada para que nos pongamos a trabajar en la dirección que nos parezca más apropiada.
Hoy hacía mucho calor. Suficiente como para extrañar un poco el invierno o el aire acondicionado de los negocios que visitaba. Es que mi vehículo no tiene refrigeración desde el año pasado. Fui para que le cambiaran la bomba de agua y cuando lo entré al taller el aire funcionaba. Una semana más tarde cuando lo encendí ya no enfriaba sino que tiraba aire caliente. No puedo afirmar de manera rotunda que los mecánicos lo dañaron pero estoy casi seguro que fueron ellos quiénes lo hicieron -aunque se denegaron- pues nada relevante pasó mientras tanto como para que yo pudiera atribuirlo a otra causa. No sólo ocurre con los mecánicos y todas esas personas que reparan cosas y te arreglan algo. Ellos resuelven un problema pero corres siempre el riesgo de que te dañen o te creen otro. Los médicos y los dentistas (que no son médicos, según lo dicho en Seinfeld) también son así.
No tener aire acondicionado en un carro en NY no es un inconveniente tan grave como podría parecer. El calor sólo dura tres meses y el recuerdo del invierno sirve de contrapeso para apreciar un poco el intenso calentón que nos invade por algunos días. Tener un vehículo sí que a veces es una incomodidad mayor en esta ciudad porque es frecuente el que escaseen los espacios libres para estacionar, no tienes un lugar dónde dejarlo y no puedes aunque quisieras, ponértelo en la cabeza. Si no fuera porque lo necesito para trabajar ya hace rato que me hubiera desecho de él. Los fines de semana no lo uso y si salgo en las noches trato de no llevármelo a menos que sea absolutamente necesario pues nunca se sabe si le da deseos a uno de tomarse un trago y no vaya la policía a sorprenderte o que tengas un accidente con algo de alcohol en el sistema, pues te daña tu suerte y tu vida peor que si hubieras roto una docena de espejos: adiós trabajos decentes, adiós seguros y no se diga tu reputación una vez tengas un DWI o DUI en tu récord.
Me alejo del tema y lo que quiero decir con la observación inicial es que necesitamos los contrastes, necesitamos que las cosas no salgan como uno quiere que salgan para poder apreciar cuándo así ocurren. ¿Qué valor podrían tener los eventos, los hechos, cuando todo nos sale como queremos, todo sale como a pedir de boca? Creo que los opuestos deben existir para darle sentido a nuestras elecciones, para justificar las decisiones que tomamos en una dirección o en otra y para poder apreciar las diferencias.
Nadie debería pasar hambre o sed pero es innegable que el agua y el alimento tienen un sabor muy diferente cuando estamos sedientos o nos morimos por un plato de comida. Todo el mundo quisiera que las cosas encajaran de la misma manera como encajan las piezas de un rompecabezas, pero si así fuera no habría lugar para el esfuerzo, para la lucha en conseguir que las cosas sean mejores, no habría lugar para la búsqueda de mejores alternativas a las que tenemos, no habría lugar para el cambio.
Y en cambio se me ocurre que quizás es perfecto el que haya cosas imperfectas, que no todo sea como se quiere, que a cada rato uno se encuentre con cosas absurdas y que haya entonces lugar para la existencia de extravagancias, de los sin sentidos, las faltas ortográficas y todas esas cosas que nos sobresaltan y asaltan nuestros sentidos dentro y fuera de nosotros mismos. No es un trabalenguas, ni es un contrasentido el que quizás sea correcto, que la imagen que vemos del mundo sea imperfecta..., así debe ser, es la perfección el que veamos las cosas de manera incompleta, inacabada para que nos pongamos a trabajar en la dirección que nos parezca más apropiada.
Sunday, June 26, 2011
Préstame tu paraguas!
El otro día estaba lloviendo y qué casualidad, estaba yo-viendo-el-agua-caer cuando decido cruzar la calle y entrar ahí donde venden donuts, café y que sé yo cuantas cosas más. No voy a comprar sino a vender porque ellos son clientes. Una vez dentro como casi siempre, me coloqué de espaldas a la pared en el extremo opuesto a la línea imaginaria que se forma frente a la caja registradora. Cuando una de las chicas de detrás del mostrador se desocupa, pues me dice lo que necesita. No tengo que hablar. Sólo hace contacto visual conmigo y en pocos minutos ya está.
¿Y saben qué? Era mi día de suerte. Delante de mí está siendo atendida por una de las muchachas una chica de cuerpo atlético, cabellos rizados y color un tanto trigueño. Qué placer es poder mirarla, contemplarla impunemente mientras está de espaldas. No obstante quiero que se voltee para mirarle la cara. Parece que me escuchó pues al terminar la transacción no se marchó de inmediato y en cambio se volvió y se acercó al área donde yo estaba. Jaja! Belleza normal, muy natural, sin elementos externos visibles para realzarla. Ahí fue que noté que se preparaba a abrir un paraguas y fue el momento que aproveché para con mucho atrevimiento pedirle que me lo prestara.
Y no lo van a creer. Ella sin inmutarse, me lo dio. Yo me quedé sin habla porque no esperaba realmente que se desprendiera de él. Hasta comencé a sentirme culpable y tartamudeando le dije que no, que sólo estaba jugando, que ella lo necesitaba igual o más que yo.
Como respuesta ella comenzó a abrir su bolso y de él extrajo otro paraguas, más chiquito que el que me había dado, abrió la puerta y se lanzó hacia la calle al encuentro con la lluvia que no había dejado de caer dejándome a mí todo confundido y un poco avergonzado. ..Con gusto la hubiera acompañado con o sin paraguas... sí que me hubiera ido con ella...
Las chicas de detrás del mostrador que estuvieron observando todo, comenzaron a reírse y hacer bromas: que debí haberme ido detrás de ella, que yo esto y aquéllo..blah, blah, bla..
¿Y saben qué? Era mi día de suerte. Delante de mí está siendo atendida por una de las muchachas una chica de cuerpo atlético, cabellos rizados y color un tanto trigueño. Qué placer es poder mirarla, contemplarla impunemente mientras está de espaldas. No obstante quiero que se voltee para mirarle la cara. Parece que me escuchó pues al terminar la transacción no se marchó de inmediato y en cambio se volvió y se acercó al área donde yo estaba. Jaja! Belleza normal, muy natural, sin elementos externos visibles para realzarla. Ahí fue que noté que se preparaba a abrir un paraguas y fue el momento que aproveché para con mucho atrevimiento pedirle que me lo prestara.
Y no lo van a creer. Ella sin inmutarse, me lo dio. Yo me quedé sin habla porque no esperaba realmente que se desprendiera de él. Hasta comencé a sentirme culpable y tartamudeando le dije que no, que sólo estaba jugando, que ella lo necesitaba igual o más que yo.
Como respuesta ella comenzó a abrir su bolso y de él extrajo otro paraguas, más chiquito que el que me había dado, abrió la puerta y se lanzó hacia la calle al encuentro con la lluvia que no había dejado de caer dejándome a mí todo confundido y un poco avergonzado. ..Con gusto la hubiera acompañado con o sin paraguas... sí que me hubiera ido con ella...
Las chicas de detrás del mostrador que estuvieron observando todo, comenzaron a reírse y hacer bromas: que debí haberme ido detrás de ella, que yo esto y aquéllo..blah, blah, bla..
Saturday, June 18, 2011
Tras la búsqueda de las emociones perdidas
El miércoles pasado mientras hacía el recorrido habitual de ese día no encontré muchas cosas que llamaran mi atención. Nada estaba ocurriendo ni bueno ni malo como para distraerme de la rutina habitual y reflexionando sobre ello me llegaron a la mente algunas ideas.
Si de manera natural la vida no nos ofrece cosas que le den sabor y color a nuestra realidad, entonces tenemos que hacer algo, un esfuerzo, lo que sea por ir tras esas cosas que le dan emoción y sentido a nuestro existir.
Por eso fue que sin pensarlo dos veces decidí comprar un ticket para ir a ver el Domingo anterior el avance de una ópera que va a estrenar la filarmónica de NY en los próximos días: The cunning little vixen de Leos Janácek. Eso fue en The Jerome L Greene Space, una especie de estudio que tiene la estación de música clásica WQXR en Soho.
Bueno, la reflexión la hice después de haber visto "el preview" (es tan fácil arreglar el pasado, ¿ven?, no lo es tanto si intentamos proyectarnos hacia el futuro), pero mirando en retrospectiva el razonamiento es perfectamente válido y aplicable a la idea de que uno tiene que ser pro-activo y no esperar que las cosas nos lleguen de manera fortuita sino que hay que ir a buscarlas (las que se suponen buenas). Y es primordial tratar de maximizar nuestras experiencias sensoriales, cambiarlas en la medida de lo posible de negativas a positivas, que para eso estamos en el mundo, o si no que me lo vuelvan a explicar pues no concibo el sufrimiento como parte de la ecuación.
Pues lo especial, interesante y agradable de asistir a eventos de esa naturaleza que se desarrollan en un espacio bastante pequeño es que se tiene un contacto de primera mano, casi íntimo con los productores y actores que participan en la obra. Lo que dicen puede y de hecho influye en una mejor apreciación del contenido y significado de la misma. Por ejemplo, no es una obra de niños como a simple vista puede parecer (por los personajes) ...el autor intenta reflejar el adulto que existe en todo niño y el niño que está presente en todo adulto.
Y lo que más me gustó fue escuchar y conocer de cerca a Alan Gilbert el director de la filarmónica, una persona que inspira confianza y parece ser uno de nosotros, sin afectaciones de ningún tipo...y no quiero dejar de lado las interpretaciones que por suerte WQXR las acaba de subir y puedo compartir esta que se la voy a dedicar a Grace. Y espero que todos me hagan caso y aprovechen este fin de semana para ir en la búsqueda de eso que haga un "click" dentro de nosotros...¿De acuerdo? Intentaré, por mi parte, hacer lo propio.. Ya les contaré...
Si de manera natural la vida no nos ofrece cosas que le den sabor y color a nuestra realidad, entonces tenemos que hacer algo, un esfuerzo, lo que sea por ir tras esas cosas que le dan emoción y sentido a nuestro existir.
Por eso fue que sin pensarlo dos veces decidí comprar un ticket para ir a ver el Domingo anterior el avance de una ópera que va a estrenar la filarmónica de NY en los próximos días: The cunning little vixen de Leos Janácek. Eso fue en The Jerome L Greene Space, una especie de estudio que tiene la estación de música clásica WQXR en Soho.
Bueno, la reflexión la hice después de haber visto "el preview" (es tan fácil arreglar el pasado, ¿ven?, no lo es tanto si intentamos proyectarnos hacia el futuro), pero mirando en retrospectiva el razonamiento es perfectamente válido y aplicable a la idea de que uno tiene que ser pro-activo y no esperar que las cosas nos lleguen de manera fortuita sino que hay que ir a buscarlas (las que se suponen buenas). Y es primordial tratar de maximizar nuestras experiencias sensoriales, cambiarlas en la medida de lo posible de negativas a positivas, que para eso estamos en el mundo, o si no que me lo vuelvan a explicar pues no concibo el sufrimiento como parte de la ecuación.
Pues lo especial, interesante y agradable de asistir a eventos de esa naturaleza que se desarrollan en un espacio bastante pequeño es que se tiene un contacto de primera mano, casi íntimo con los productores y actores que participan en la obra. Lo que dicen puede y de hecho influye en una mejor apreciación del contenido y significado de la misma. Por ejemplo, no es una obra de niños como a simple vista puede parecer (por los personajes) ...el autor intenta reflejar el adulto que existe en todo niño y el niño que está presente en todo adulto.
Y lo que más me gustó fue escuchar y conocer de cerca a Alan Gilbert el director de la filarmónica, una persona que inspira confianza y parece ser uno de nosotros, sin afectaciones de ningún tipo...y no quiero dejar de lado las interpretaciones que por suerte WQXR las acaba de subir y puedo compartir esta que se la voy a dedicar a Grace. Y espero que todos me hagan caso y aprovechen este fin de semana para ir en la búsqueda de eso que haga un "click" dentro de nosotros...¿De acuerdo? Intentaré, por mi parte, hacer lo propio.. Ya les contaré...
Wednesday, June 15, 2011
Filosofías de vida
Dice Olga María que se ha sentido como si estuviera en un verdadero café al pasar por aquí. Me alegro que haya sido así pues "creo" que esa ha sido la razón de existir de un lugar como éste desde el principio. Contar con un espacio en el que se puedan compartir cosas, intercambiar ideas, al estilo de como se hace en un café al aire libre o bien dentro del mismo, sin ser al aire libre porque podría hacer frío, estar nevando o quizás esté lloviendo y ¿porqué no?, porque ya no queden lugares disponibles en las aceras. Lo que no cambia es el bullicio de la gente, el tintineo de las cucharas y los cubiertos al sumergirse en los platos y las humeantes tazas o pozuelos llenos con los aromáticos brebajes que los caracterizan. Si no nos distrajéramos tanto podríamos notar sin mucho esfuerzo las figuras geométricas indescriptibles en las que el vapor se convierte de manera caprichosa al salir de las tazas y de los recipientes que se usan para llenarlas hasta el tope.
Mmmm, si se fijan hago uso con mucha frecuencia de la palabra 'creo' y debo entonces aclarar que esa palabra a veces transmite un mensaje diferente al que se desea transmitir. La gente no acostumbrada al lenguaje científico (parece un poco pretencioso y lo es) ve en ello inseguridad o indecisión. Pero nada podría estar más lejos de la realidad. Al igual que 'pienso' o expresiones similares como 'me parece' y otras del mismo estilo, ellas reflejan la forma como debe verse el mundo si se toma como válida una aproximación científica, dónde no existe certeza de nada y a lo más que se puede llegar es a cierto grado de veracidad en términos probabilísticos, nunca a una certeza absoluta, nunca a una verdad irrevocable.
Esos elementos de certeza absoluta y veracidad a toda prueba es la marca indiscutible de las religiones y todo lo que se le parezca. Fue lo que me hizo desencantarme del Psicoanálisis (y también sus paradojas como bien lo expresa una caricatura que leí hace un tiempo en dónde un personaje le dice al otro: si le dices al psiquiatra que odias a tu madre es malo pero si le dices que la amas es peor). Igual hizo que me alejara del Marxismo.
¿Alguien ha leído literatura de izquierda y descubierto la manera como sus seguidores citan al Capital de Marx? De la misma manera, casi, como lo hacen los que escriben textos religiosos, como la utilizan los que citan la Biblia en el caso de los que son cristianos (o cualquier otro texto 'sagrado' para los de otras religiones) y versículo por versículo. Pero lo mismo se ha hecho también con Freud (que me perdonen sus seguidores) y aunque es innegable su aportación al desarrollo de las ideas psicológicas, el sistema Freudiano (Freud rehizo o reformuló sus teorías varias veces) es casi una Biblia. Es un sistema cerrado y no admite refutaciones. Por lo tanto no encaja en una idea de la ciencia donde la duda y el escepticismo deben primar con tal de evitar convertirse en un dogma, una secta u otra forma de religión.
Y ya creo que me perdí pues este post no iba inicialmente de epistemología ni de filosofía de las ciencias ni nada parecido. La intención iba más bien para quejarme de la gente que se queja tanto del mundo y de sus imperfecciones sin darse cuenta que quizás son ellas las que deberían tratar de adaptarse a él, cambiar la forma de pensar para tratar de entender porqué las cosas son como son y no como quisiéramos que fuesen. Si realmente queremos cambiar al mundo debemos plantearnos seriamente qué nos hace pensar que debe ser de la manera como nosotros lo vemos y no de la manera como lo ven los otros, como lo ven los demás por más inconformidad que ello nos provoque. Vivir en un constante disgusto con la realidad que nos circunda y exteriorizarlo de la forma menos constructiva posible no por ello nos da la razón y aparte de eso (suponiendo que la tuviéramos), tampoco nos hace las personas más agradables de este mundo y eso al final de cuentas es quizás lo más importante para la convivencia armoniosa con esas personas que nos rodean y que de alguna forma nos aprecian y llenan los espacios vacíos de nuestras vidas.
Mmmm, si se fijan hago uso con mucha frecuencia de la palabra 'creo' y debo entonces aclarar que esa palabra a veces transmite un mensaje diferente al que se desea transmitir. La gente no acostumbrada al lenguaje científico (parece un poco pretencioso y lo es) ve en ello inseguridad o indecisión. Pero nada podría estar más lejos de la realidad. Al igual que 'pienso' o expresiones similares como 'me parece' y otras del mismo estilo, ellas reflejan la forma como debe verse el mundo si se toma como válida una aproximación científica, dónde no existe certeza de nada y a lo más que se puede llegar es a cierto grado de veracidad en términos probabilísticos, nunca a una certeza absoluta, nunca a una verdad irrevocable.
Esos elementos de certeza absoluta y veracidad a toda prueba es la marca indiscutible de las religiones y todo lo que se le parezca. Fue lo que me hizo desencantarme del Psicoanálisis (y también sus paradojas como bien lo expresa una caricatura que leí hace un tiempo en dónde un personaje le dice al otro: si le dices al psiquiatra que odias a tu madre es malo pero si le dices que la amas es peor). Igual hizo que me alejara del Marxismo.
¿Alguien ha leído literatura de izquierda y descubierto la manera como sus seguidores citan al Capital de Marx? De la misma manera, casi, como lo hacen los que escriben textos religiosos, como la utilizan los que citan la Biblia en el caso de los que son cristianos (o cualquier otro texto 'sagrado' para los de otras religiones) y versículo por versículo. Pero lo mismo se ha hecho también con Freud (que me perdonen sus seguidores) y aunque es innegable su aportación al desarrollo de las ideas psicológicas, el sistema Freudiano (Freud rehizo o reformuló sus teorías varias veces) es casi una Biblia. Es un sistema cerrado y no admite refutaciones. Por lo tanto no encaja en una idea de la ciencia donde la duda y el escepticismo deben primar con tal de evitar convertirse en un dogma, una secta u otra forma de religión.
Y ya creo que me perdí pues este post no iba inicialmente de epistemología ni de filosofía de las ciencias ni nada parecido. La intención iba más bien para quejarme de la gente que se queja tanto del mundo y de sus imperfecciones sin darse cuenta que quizás son ellas las que deberían tratar de adaptarse a él, cambiar la forma de pensar para tratar de entender porqué las cosas son como son y no como quisiéramos que fuesen. Si realmente queremos cambiar al mundo debemos plantearnos seriamente qué nos hace pensar que debe ser de la manera como nosotros lo vemos y no de la manera como lo ven los otros, como lo ven los demás por más inconformidad que ello nos provoque. Vivir en un constante disgusto con la realidad que nos circunda y exteriorizarlo de la forma menos constructiva posible no por ello nos da la razón y aparte de eso (suponiendo que la tuviéramos), tampoco nos hace las personas más agradables de este mundo y eso al final de cuentas es quizás lo más importante para la convivencia armoniosa con esas personas que nos rodean y que de alguna forma nos aprecian y llenan los espacios vacíos de nuestras vidas.
Saturday, June 4, 2011
Té, café, conversaciones y otros rituales
Una taza de café o mejor dos, hechas por un servidor y luego seguidas por otras de té, un Awake de mi despensa para variar y quién sabe con que termino, pero mientras tanto, dejemos que los fluidos se mezclen en el cerebro para ver qué sale. ¿Han visto esa película "The curious case of Benjamin Button"? En ella, esa escena de preparación del té en la cocina del hotel en Mummark, la madrugada de un día cualquiera cuando está empezando la aventura entre la inglesa y el personaje de Benjamin.., ahí lo importante del té como ritual y por extensión de todos los rituales.
Ellos, los ritos, le dan sentido a las cosas. No por ellos en sí mismos, sino porque proporcionan un marco para la realización de nuestras actividades más elementales. Son las excusas perfectas que posibilitan los encuentros y los diálogos que en ellos se suscitan.
Y hablando de diálogos "Mind Hacks" se hace eco de una discusión radial en la que se cuestiona la naturaleza humana como un ente cambiante, no fijo, partiendo del creciente aumento de nuestra interacción/interrelación con las computadoras y su manera de influir en el estilo de nuestra comunicación.
Me resulta simpático pues si algo no me disgusta y por eso las prefiero en caso de poder elegir son las conversaciones cara a cara, por su aspecto de informalidad, caracterizado por la total transparencia y espontaneidad en los modos de expresión, donde no se ensayan las respuestas y lo dicho, dicho está de manera oral y también no verbal, esta última forma especialmente importante cuando los contenidos se contradicen entre sí.
Conozco gente que le gustaría cambiar los estilos de conversación de los del tipo que se dan "cara a cara" a formas parecidas o estructuradas a como las que ocurren en el mundo digital, con claras pausas y/o un perfecto orden y alineamiento de los temas tratados. ¡Oh no! ¡Qué horror! Así no es como las mentes y los cerebros se hablan y/o se comunican. Está bien en una obra de teatro, en una película o en los libros pues el formato obliga a hacer eso. En una conversación de la manera como debe de ser (lo más natural posible) las voces de los hablantes se sobre-superponen, las palabras se atropellan las unas con las otras y no existen lo que se llaman reglas claras de quién habla o quien escucha. Se puede hablar y escuchar al mismo tiempo. Eso es posible con una economía de tiempo asombrosa y sin necesidad de llamar la atención o de coartar la libre expresión de nadie. A la larga es algo así como un ejercicio de adaptación donde todo el que desea participar coge el ritmo adecuado sin que se generen problemas mayores. Claro, siempre que se quiera pues no dudo de esos-as que siempre oponen resistencia a todo sin comprender que lo que es fácil para nosotros no necesariamente lo es para los otros y que el mundo no debe o tiene que ser una extensión de nosotros mismos, ni debe estar hecho a nuestra imagen o semejanza...ni a la imagen o semejanza de nadie.
Y llego al punto que ocupa mi mente al iniciar la entrega de hoy de que nuestras vidas siempre giran alrededor de asuntos no resueltos y cómo nuestras conversaciones gravitan en torno a esos asuntos y los reflejan de una forma más o menos directa. Lo que me sorprende es descubrir los mismos motivos que son comunes a gente común, en gente que no es tan común y que uno supondría que deberían ser más conscientes de sí mismos pero no es así y eso es lamentable. El orgullo, la vanidad, los egos superinflados y cosas así se metamorfosean y se manifiestan en quiénes menos tu esperas. Con más refinamiento se puede ver y a veces sin ninguno, eso es lo que deprime.
Parece que nos pasa a todos cuando nos creemos miembros de un grupo especial o miembros de una élite a la que sólo los elegidos pueden entrar. Me ha pasado en reuniones de escritores a las que de manera fortuita he asistido (sirviendo de acompañante) dónde los asistentes te valoran dependiendo de si eres uno de ellos o no. Miran con desdén a su alrededor, furtivamente o por encima del hombro inquiriendo por las credenciales. Sucede en todas partes. Lo mismo puede observarse en los grupos de profesionales de cualquier orden o secta, ya se llamen psicólogos o médicos, ingenieros, abogados o arquitectos... Las mismas cosas, las mismas inconsistencias en todos lados. Últimamente me encontré con algo así como "nosotros los artistas ..." invocando implícitamente una categoría especial o superior y al leer eso casi me dieron ganas de vomitar... Sí, los humanos tenemos la tendencia a olvidar fácilmente hacia dónde vamos, cuál es nuestro destino y qué hacemos cuando eliminamos los desechos de nuestros cuerpos.
Creo que necesito algo agridulce para terminar..., otro té me vendría bien; Passion, esta vez y así podré dirigirme bien en dirección hacia las calles. Mucha claridad y bastante sol..Oh! me llevaré la cámara por lo que pueda aparecer...en el camino.
À tout à l'heure!
Ellos, los ritos, le dan sentido a las cosas. No por ellos en sí mismos, sino porque proporcionan un marco para la realización de nuestras actividades más elementales. Son las excusas perfectas que posibilitan los encuentros y los diálogos que en ellos se suscitan.
Y hablando de diálogos "Mind Hacks" se hace eco de una discusión radial en la que se cuestiona la naturaleza humana como un ente cambiante, no fijo, partiendo del creciente aumento de nuestra interacción/interrelación con las computadoras y su manera de influir en el estilo de nuestra comunicación.
Me resulta simpático pues si algo no me disgusta y por eso las prefiero en caso de poder elegir son las conversaciones cara a cara, por su aspecto de informalidad, caracterizado por la total transparencia y espontaneidad en los modos de expresión, donde no se ensayan las respuestas y lo dicho, dicho está de manera oral y también no verbal, esta última forma especialmente importante cuando los contenidos se contradicen entre sí.
Conozco gente que le gustaría cambiar los estilos de conversación de los del tipo que se dan "cara a cara" a formas parecidas o estructuradas a como las que ocurren en el mundo digital, con claras pausas y/o un perfecto orden y alineamiento de los temas tratados. ¡Oh no! ¡Qué horror! Así no es como las mentes y los cerebros se hablan y/o se comunican. Está bien en una obra de teatro, en una película o en los libros pues el formato obliga a hacer eso. En una conversación de la manera como debe de ser (lo más natural posible) las voces de los hablantes se sobre-superponen, las palabras se atropellan las unas con las otras y no existen lo que se llaman reglas claras de quién habla o quien escucha. Se puede hablar y escuchar al mismo tiempo. Eso es posible con una economía de tiempo asombrosa y sin necesidad de llamar la atención o de coartar la libre expresión de nadie. A la larga es algo así como un ejercicio de adaptación donde todo el que desea participar coge el ritmo adecuado sin que se generen problemas mayores. Claro, siempre que se quiera pues no dudo de esos-as que siempre oponen resistencia a todo sin comprender que lo que es fácil para nosotros no necesariamente lo es para los otros y que el mundo no debe o tiene que ser una extensión de nosotros mismos, ni debe estar hecho a nuestra imagen o semejanza...ni a la imagen o semejanza de nadie.
Y llego al punto que ocupa mi mente al iniciar la entrega de hoy de que nuestras vidas siempre giran alrededor de asuntos no resueltos y cómo nuestras conversaciones gravitan en torno a esos asuntos y los reflejan de una forma más o menos directa. Lo que me sorprende es descubrir los mismos motivos que son comunes a gente común, en gente que no es tan común y que uno supondría que deberían ser más conscientes de sí mismos pero no es así y eso es lamentable. El orgullo, la vanidad, los egos superinflados y cosas así se metamorfosean y se manifiestan en quiénes menos tu esperas. Con más refinamiento se puede ver y a veces sin ninguno, eso es lo que deprime.
Parece que nos pasa a todos cuando nos creemos miembros de un grupo especial o miembros de una élite a la que sólo los elegidos pueden entrar. Me ha pasado en reuniones de escritores a las que de manera fortuita he asistido (sirviendo de acompañante) dónde los asistentes te valoran dependiendo de si eres uno de ellos o no. Miran con desdén a su alrededor, furtivamente o por encima del hombro inquiriendo por las credenciales. Sucede en todas partes. Lo mismo puede observarse en los grupos de profesionales de cualquier orden o secta, ya se llamen psicólogos o médicos, ingenieros, abogados o arquitectos... Las mismas cosas, las mismas inconsistencias en todos lados. Últimamente me encontré con algo así como "nosotros los artistas ..." invocando implícitamente una categoría especial o superior y al leer eso casi me dieron ganas de vomitar... Sí, los humanos tenemos la tendencia a olvidar fácilmente hacia dónde vamos, cuál es nuestro destino y qué hacemos cuando eliminamos los desechos de nuestros cuerpos.
Creo que necesito algo agridulce para terminar..., otro té me vendría bien; Passion, esta vez y así podré dirigirme bien en dirección hacia las calles. Mucha claridad y bastante sol..Oh! me llevaré la cámara por lo que pueda aparecer...en el camino.
À tout à l'heure!
Friday, June 3, 2011
Pasatiempo
¿De qué lo quieres?
Tengo un montón para escoger.
Si se te hace difícil decidir, mis sugerencias no se hacen esperar.
Tengo alguno que otro favorito.
Hoy día se me hace difícil elegir entre Organic Chai, Passion o un Earl Gray.
Awake no se queda atrás y si no un Lemon Lift podría ayudar.
Si no está lo que buscas, hum, sólo avísame y ya verás que muy pronto allí lo tendrás!
Tengo un montón para escoger.
Si se te hace difícil decidir, mis sugerencias no se hacen esperar.
Tengo alguno que otro favorito.
Hoy día se me hace difícil elegir entre Organic Chai, Passion o un Earl Gray.
Awake no se queda atrás y si no un Lemon Lift podría ayudar.
Si no está lo que buscas, hum, sólo avísame y ya verás que muy pronto allí lo tendrás!
Monday, May 30, 2011
Es común
Es común esto, vamos por la calle y a nuestro paso nos encontramos con decenas de personas que se nos cruzan en las aceras. Es común también que de manera inconsciente aprendamos a esquivarlas. No sabemos cómo pero nos hacemos expertos en ignorarlas, en evitarlas, en especial aquellas, a las que tenemos miedo de hacer contacto visual, tenemos miedo de que descubran en nuestros ojos el desagrado que nos provocan.
Es lo que pasa cuando estamos en las áreas circundantes al Lincoln Hospital dónde parecen confluir todas las personas repudiadas y echadas a un lado, todas las personas marginadas por la vida y la sociedad.
Nadie mira a esta gente. Es difícil mirarlos. Andan sucios, desarrapados, son malolientes y al hablar se nota la falta de aseo y de dientes en sus bocas. Todo el mundo tiene temor de que al prestarles un poco de atención, se aferren a esa pequeña ventana que se les abre y traten de aprovecharla como si fuera una tabla de salvación. Es fácil adivinar lo que quieren. Ellos parecen pedir y piden todo aquello que les ha sido negado y que se les ve necesitan con suma urgencia. En sus caras se refleja la falta de afecto y de cariño, la ausencia de amor y la falta de comprensión que sufren.
Sin temor a equivocarnos ellos se conforman con recibir un poco de dinero que es el reforzador universal, la moneda que en cierto modo podría ilusoriamente representar todo eso que les hace falta.
Pero todos tenemos prisa. No hay tiempo para detenernos. Apenas si podemos dirigir una escasa mirada a nuestro alrededor para percatarnos de que a nuestra derecha hay un cuerpo tendido en el suelo adosado a la pared y que parece haber pasado la noche ahí.
Y son las 7:30 de la mañana y yo también debo irme. Yo también tengo prisa.
Es lo que pasa cuando estamos en las áreas circundantes al Lincoln Hospital dónde parecen confluir todas las personas repudiadas y echadas a un lado, todas las personas marginadas por la vida y la sociedad.
Nadie mira a esta gente. Es difícil mirarlos. Andan sucios, desarrapados, son malolientes y al hablar se nota la falta de aseo y de dientes en sus bocas. Todo el mundo tiene temor de que al prestarles un poco de atención, se aferren a esa pequeña ventana que se les abre y traten de aprovecharla como si fuera una tabla de salvación. Es fácil adivinar lo que quieren. Ellos parecen pedir y piden todo aquello que les ha sido negado y que se les ve necesitan con suma urgencia. En sus caras se refleja la falta de afecto y de cariño, la ausencia de amor y la falta de comprensión que sufren.
Sin temor a equivocarnos ellos se conforman con recibir un poco de dinero que es el reforzador universal, la moneda que en cierto modo podría ilusoriamente representar todo eso que les hace falta.
Pero todos tenemos prisa. No hay tiempo para detenernos. Apenas si podemos dirigir una escasa mirada a nuestro alrededor para percatarnos de que a nuestra derecha hay un cuerpo tendido en el suelo adosado a la pared y que parece haber pasado la noche ahí.
Y son las 7:30 de la mañana y yo también debo irme. Yo también tengo prisa.
Friday, May 27, 2011
Ultimátum
Me han dado un ultimátum esta tarde. Ni bien he podido disfrutar la cerveza que con tanto entusiasmo he pedido luego de almorzar. Acabé temprano de trabajar pero ha sido una semana de mucha labor. No saben con cuanta anticipación había estado esperando la llegada del fin de semana. El Lunes 30 es día festivo en los Estados Unidos pues se celebra el Memorial Day (último Lunes del mes de mayo), un día dedicado a honrar a todos los caídos en las numerosas guerras en las que ha participado esta nación.
Para los que trabajan en ventas como yo, el que haya un día libre en la semana significa el tener que comprimir en cinco las visitas que habitualmente les hacemos a los clientes en 6, o sea, la semana normal más el día de fiesta. Significa aumentar en una o dos horas diarias el horario habitual para tratar de cubrir ese día. Yo trato de al tercer día estar completo con el día adelantado. Pero eso cansa y los 2 días restantes aunque hago el horario de un día normal me siento un tanto hastiado física y mentalmente.
Por eso se puede entender fácilmente el estado de excitación que se siente de que sea Viernes. Son tres días libres que hay por delante y la idea es comenzar a 'celebrar', creando y preparando el ambiente desde temprano. Y así lo estaba haciendo cuando por mitad de la que sería la primera y última cerveza recibí la llamada con el ultimátum. A partir de ahí ni deseos me dieron de comprar más bebidas y se fue a la porra el sopor y el letargo con que estaba contando y que estaba tratando de inducir previo a irme a dormir la siesta.
- Es la última vez que te vuelvo a invitar para la parrillada en mi casa.
A esas palabras siguieron otras diciéndome que supuestamente algunas personas querían verme por ahí. Se trata supuestamente de ex-compañeros de trabajo de ella y míos cuando todos trabajábamos para la misma compañía hace unos años atrás. No quiso decirme quién o quiénes pero como no lograba convencerme me llamó altanero. La verdad es que esas personas ni siquiera están en mi Facebook lo que quiere decir que no son realmente mis amigas ni son para nada interesantes aunque no vayan a creer por eso que todos los amigos que tengo allí sean interesantes, pero es la idea.
El punto es que por cuestiones de trabajo veo gente a diario y mucha (no precisamente atractiva), entonces es justo que un día de asueto pues prefiera juntarme con personas que me inspiren y que no me aburran. Decir eso aunque sea de manera diplomática y envuelta pues no cae bien y el resultado ha sido que me han pronosticado el cómo he de terminar mi vida. Qué no le sorprenda a nadie: voy a terminar solo, olvidado, sin ninguna compañía. Eso me dijeron.
La verdad es que los chantajes y los ultimátums no funcionan bien conmigo o yo no funciono bien con ellos. Cuando me dijeron eso se me quitaron todos los deseos de comer parrillada y/o cualquier otra cosa que pudiera agregarse al menú if you know what I mean...
Para los que trabajan en ventas como yo, el que haya un día libre en la semana significa el tener que comprimir en cinco las visitas que habitualmente les hacemos a los clientes en 6, o sea, la semana normal más el día de fiesta. Significa aumentar en una o dos horas diarias el horario habitual para tratar de cubrir ese día. Yo trato de al tercer día estar completo con el día adelantado. Pero eso cansa y los 2 días restantes aunque hago el horario de un día normal me siento un tanto hastiado física y mentalmente.
Por eso se puede entender fácilmente el estado de excitación que se siente de que sea Viernes. Son tres días libres que hay por delante y la idea es comenzar a 'celebrar', creando y preparando el ambiente desde temprano. Y así lo estaba haciendo cuando por mitad de la que sería la primera y última cerveza recibí la llamada con el ultimátum. A partir de ahí ni deseos me dieron de comprar más bebidas y se fue a la porra el sopor y el letargo con que estaba contando y que estaba tratando de inducir previo a irme a dormir la siesta.
- Es la última vez que te vuelvo a invitar para la parrillada en mi casa.
A esas palabras siguieron otras diciéndome que supuestamente algunas personas querían verme por ahí. Se trata supuestamente de ex-compañeros de trabajo de ella y míos cuando todos trabajábamos para la misma compañía hace unos años atrás. No quiso decirme quién o quiénes pero como no lograba convencerme me llamó altanero. La verdad es que esas personas ni siquiera están en mi Facebook lo que quiere decir que no son realmente mis amigas ni son para nada interesantes aunque no vayan a creer por eso que todos los amigos que tengo allí sean interesantes, pero es la idea.
El punto es que por cuestiones de trabajo veo gente a diario y mucha (no precisamente atractiva), entonces es justo que un día de asueto pues prefiera juntarme con personas que me inspiren y que no me aburran. Decir eso aunque sea de manera diplomática y envuelta pues no cae bien y el resultado ha sido que me han pronosticado el cómo he de terminar mi vida. Qué no le sorprenda a nadie: voy a terminar solo, olvidado, sin ninguna compañía. Eso me dijeron.
La verdad es que los chantajes y los ultimátums no funcionan bien conmigo o yo no funciono bien con ellos. Cuando me dijeron eso se me quitaron todos los deseos de comer parrillada y/o cualquier otra cosa que pudiera agregarse al menú if you know what I mean...
Sunday, May 22, 2011
Biología vs historia
Vamos con las nuevas teorías. No sé si saldrán igual de claras (o turbias) como las veo yo en mi cabeza pero al menos vamos a intentarlo. Varias ideas, varios elementos y situaciones se han conjugado para que me mueva en este mundo especulativo en el que me entretengo deambulando y trasteando. ¡Veamos!
¿De dónde venimos, dónde estábamos antes de nacer? ¿Y hacia dónde vamos cuando la muerte llegue a alcanzarnos? Aparentemente vamos y/o venimos del mismo lugar. Fue la respuesta que se dio a sí misma y a su padre cuando tenía 4 años la hija del famoso psicólogo norteamericano John Gottman, según refiere él mismo en una interesantísima presentación que hizo el pasado mes de Abril.
Recientemente he visto con deleite las películas Pride and Prejudice y Sense and Sensibility inspiradas en las obras con los mismos títulos de Jane Austen y en dónde sobresale mucho la situación social de discriminación y desventaja en la que se desenvolvía la mayoría de las mujeres hace sólo un par de siglos.
También conversábamos el otro día con Odd-Bu y entre los varios temas que tratamos hablábamos de los convencionalismos, las reglas y creencias que especialmente castigan la expresión de nuestros deseos más íntimos en las relaciones interpersonales. Explicaba yo que no debíamos sentirnos culpables por las cosas que sentíamos pues ellas vienen con la biología y no son fruto de nuestro libre albedrío y por tanto nosotros no las controlamos e independientemente de que la sociedad tiene "reglamentaciones" (no escritas las más de las veces) sobre cómo supuestamente debemos expresar y darle cabida a nuestras pulsiones internas otra cosa era tratar de negar o ignorar la presencia de ellas.
Hacíamos hincapié en que la naturaleza juega trucos con nosotros y que no tiene mucho valor hacer alarde o demostración de cosas cuando en realidad lo que hacemos viene predeterminado de antemano en forma de un patrón casi inequívoco. No hay mérito ni descrédito alguno pues dadas las circunstancias todos venimos programados para actuar de una manera u otra.
La última pieza del rompecabezas la proporciona Karl Popper de quién me acordé por su libro "La miseria del historicismo (The Poverty of Historicism)" en la que este critica el tratar de predecir hechos futuros en base a lo ocurrido en el pasado o de que existirían ciertas leyes sociales de naturaleza tal que podríamos crear, acelerar o frenar el avance de los sucesos históricos. Para Popper los hechos históricos son eventos únicos y a partir de la reconstrucción que podemos hacer de la historia (verdadera o falsa), ello no nos garantiza, porque no la hay, la posibilidad de poder predecir lo que va a ocurrir en el futuro.
De la misma manera que aunque podemos reconstruir los elementos determinantes o los factores decisivos que incidieron en el resultado de un juego de pelota, soccer o baloncesto luego que ha terminado, no podemos pronosticar esos mismos resultados antes de comenzar el partido o durante el desarrollo del mismo. Igual no tiene sentido la identificación que solemos hacer con las personas de nuestro sexo o del sexo contrario de otros tiempos. No hay relación, no tienen nada que ver con nosotros pues el sexo es algo que nosotros no escogemos. Es algo con lo que venimos por casualidad y con lo que tenemos que lidiar: reaccionamos a él de manera fisiológica y cultural pero existe ya una condición anterior que escapa de nuestras manos. No podemos decidirlo para nuestros descendientes como tampoco pudieron hacerlo nuestros padres para con nosotros.
Digámoslo de otro modo. Podría ser una suerte o una desventaja dependiendo del tiempo y la cultura en la que nos haya tocado nacer el pertenecer a uno u otro sexo pero es algo fortuito dónde no hay intención en la escogencia de ningún caso individual. Por tanto, el vanagloriarnos o sentirnos víctimas, parte de un grupo (como si fuéramos un gremio) y/o culpabilizar al otro bando (sin importar cuál fuere) al identificarnos con las desventuras sobretodo las de otros tiempos es sencillamente infortunado e irracional.
Sólo tenemos que imaginarnos el futuro y pensar en todas esas personas que todavía no han nacido y que invariablemente pertenecerán a uno u otro sexo y se desarrollarán dentro de una cultura u otra y ya verán que como en todas las cosas todo es cuestión de suerte: habrá gente que estará condenada desde antes de nacer y otra que por el contrario tendrá todo de manera mucho más fácil sin haber tenido nada que ver con ese resultado.
En conclusión mi postura me lleva a formular que sería muy bueno si todos pudiéramos romper con el pasado, romper con la historia, aceptar y sobretodo, sintonizar, escuchar a la condición con la que venimos (cualesquiera que sea) y tratar de sacarle el mayor provecho posible dependiendo no sólo de los recursos de que dispongamos, la cultura que hayamos escogido y nos haya tocado vivir sino también de lo que sea legal y permisible ahí donde nos encontremos.
¿De dónde venimos, dónde estábamos antes de nacer? ¿Y hacia dónde vamos cuando la muerte llegue a alcanzarnos? Aparentemente vamos y/o venimos del mismo lugar. Fue la respuesta que se dio a sí misma y a su padre cuando tenía 4 años la hija del famoso psicólogo norteamericano John Gottman, según refiere él mismo en una interesantísima presentación que hizo el pasado mes de Abril.
Recientemente he visto con deleite las películas Pride and Prejudice y Sense and Sensibility inspiradas en las obras con los mismos títulos de Jane Austen y en dónde sobresale mucho la situación social de discriminación y desventaja en la que se desenvolvía la mayoría de las mujeres hace sólo un par de siglos.
También conversábamos el otro día con Odd-Bu y entre los varios temas que tratamos hablábamos de los convencionalismos, las reglas y creencias que especialmente castigan la expresión de nuestros deseos más íntimos en las relaciones interpersonales. Explicaba yo que no debíamos sentirnos culpables por las cosas que sentíamos pues ellas vienen con la biología y no son fruto de nuestro libre albedrío y por tanto nosotros no las controlamos e independientemente de que la sociedad tiene "reglamentaciones" (no escritas las más de las veces) sobre cómo supuestamente debemos expresar y darle cabida a nuestras pulsiones internas otra cosa era tratar de negar o ignorar la presencia de ellas.
Hacíamos hincapié en que la naturaleza juega trucos con nosotros y que no tiene mucho valor hacer alarde o demostración de cosas cuando en realidad lo que hacemos viene predeterminado de antemano en forma de un patrón casi inequívoco. No hay mérito ni descrédito alguno pues dadas las circunstancias todos venimos programados para actuar de una manera u otra.
La última pieza del rompecabezas la proporciona Karl Popper de quién me acordé por su libro "La miseria del historicismo (The Poverty of Historicism)" en la que este critica el tratar de predecir hechos futuros en base a lo ocurrido en el pasado o de que existirían ciertas leyes sociales de naturaleza tal que podríamos crear, acelerar o frenar el avance de los sucesos históricos. Para Popper los hechos históricos son eventos únicos y a partir de la reconstrucción que podemos hacer de la historia (verdadera o falsa), ello no nos garantiza, porque no la hay, la posibilidad de poder predecir lo que va a ocurrir en el futuro.
De la misma manera que aunque podemos reconstruir los elementos determinantes o los factores decisivos que incidieron en el resultado de un juego de pelota, soccer o baloncesto luego que ha terminado, no podemos pronosticar esos mismos resultados antes de comenzar el partido o durante el desarrollo del mismo. Igual no tiene sentido la identificación que solemos hacer con las personas de nuestro sexo o del sexo contrario de otros tiempos. No hay relación, no tienen nada que ver con nosotros pues el sexo es algo que nosotros no escogemos. Es algo con lo que venimos por casualidad y con lo que tenemos que lidiar: reaccionamos a él de manera fisiológica y cultural pero existe ya una condición anterior que escapa de nuestras manos. No podemos decidirlo para nuestros descendientes como tampoco pudieron hacerlo nuestros padres para con nosotros.
Digámoslo de otro modo. Podría ser una suerte o una desventaja dependiendo del tiempo y la cultura en la que nos haya tocado nacer el pertenecer a uno u otro sexo pero es algo fortuito dónde no hay intención en la escogencia de ningún caso individual. Por tanto, el vanagloriarnos o sentirnos víctimas, parte de un grupo (como si fuéramos un gremio) y/o culpabilizar al otro bando (sin importar cuál fuere) al identificarnos con las desventuras sobretodo las de otros tiempos es sencillamente infortunado e irracional.
Sólo tenemos que imaginarnos el futuro y pensar en todas esas personas que todavía no han nacido y que invariablemente pertenecerán a uno u otro sexo y se desarrollarán dentro de una cultura u otra y ya verán que como en todas las cosas todo es cuestión de suerte: habrá gente que estará condenada desde antes de nacer y otra que por el contrario tendrá todo de manera mucho más fácil sin haber tenido nada que ver con ese resultado.
En conclusión mi postura me lleva a formular que sería muy bueno si todos pudiéramos romper con el pasado, romper con la historia, aceptar y sobretodo, sintonizar, escuchar a la condición con la que venimos (cualesquiera que sea) y tratar de sacarle el mayor provecho posible dependiendo no sólo de los recursos de que dispongamos, la cultura que hayamos escogido y nos haya tocado vivir sino también de lo que sea legal y permisible ahí donde nos encontremos.
Tuesday, May 17, 2011
Siempre es hoy
"El pasado es el presente y el futuro también".
¿Habían ustedes oído hablar de eso? Probablemente sí, pero no con tanta economía de palabras y de manera tan simple y comprensible para todo el mundo como nos lo han dejado entender fácilmente el grupo comandado por Pichiplayas y Grace cuando en una reunión y emulando el mejor espíritu de las tradiciones griegas llegaron a tan importante conclusión en un improvisado y también bastante kilométrico diálogo (es la única parte que se puede entender bien pues se la pasan haciendo chistes y riéndose).
Así son las cosas en esta vida. Para conseguir una onza de oro hay que remover muchas toneladas de tierra y lodo o en su defecto cedacear mucha arena para poder encontrar la pepita deseada.
Ciertamente los chicos tienen razón. Lo único que existe es el hoy pero debemos aclarar que el hoy de hoy está íntimamente relacionado con el hoy que vivimos ayer y más aún con el hoy que viviremos mañana.
Esto no es un trabalenguas. Se llega fácilmente a esta conclusión al prestar atención y observar lo que ocurre con nuestros cuerpos luego de una noche intensa entregados al placer y al desenfreno de los sentidos. No hablo de mí necesariamente. Ya quisiera yo hablar de mí en una situación de este tipo, pero aunque no hable de mí no es difícil imaginarlo.
Nuestro presente de ahora siempre estará directamente relacionado de manera muy proporcional a la intensidad con que hayamos disfrutado nuestro presente en el ayer y de igual modo la manera cómo estoy haciendo uso de mi presente hoy determinará cómo me sentiré en el presente de mañana.
Sin menos confusión: todo es un préstamo y todo se paga. El cómo me siento hoy ha dependido siempre de lo que hice en el presente de ayer y cómo me voy a sentir en el presente o el hoy de mañana es dependiente de lo que hago o dejo de hacer en estos momentos.
Por eso hay que cogerlo suave y no desesperarse, lo que quiere decir esperar un poco más para poder enterarse de las nuevas teorías que estoy en proceso de desarrollar.
¿Habían ustedes oído hablar de eso? Probablemente sí, pero no con tanta economía de palabras y de manera tan simple y comprensible para todo el mundo como nos lo han dejado entender fácilmente el grupo comandado por Pichiplayas y Grace cuando en una reunión y emulando el mejor espíritu de las tradiciones griegas llegaron a tan importante conclusión en un improvisado y también bastante kilométrico diálogo (es la única parte que se puede entender bien pues se la pasan haciendo chistes y riéndose).
Así son las cosas en esta vida. Para conseguir una onza de oro hay que remover muchas toneladas de tierra y lodo o en su defecto cedacear mucha arena para poder encontrar la pepita deseada.
Ciertamente los chicos tienen razón. Lo único que existe es el hoy pero debemos aclarar que el hoy de hoy está íntimamente relacionado con el hoy que vivimos ayer y más aún con el hoy que viviremos mañana.
Esto no es un trabalenguas. Se llega fácilmente a esta conclusión al prestar atención y observar lo que ocurre con nuestros cuerpos luego de una noche intensa entregados al placer y al desenfreno de los sentidos. No hablo de mí necesariamente. Ya quisiera yo hablar de mí en una situación de este tipo, pero aunque no hable de mí no es difícil imaginarlo.
Nuestro presente de ahora siempre estará directamente relacionado de manera muy proporcional a la intensidad con que hayamos disfrutado nuestro presente en el ayer y de igual modo la manera cómo estoy haciendo uso de mi presente hoy determinará cómo me sentiré en el presente de mañana.
Sin menos confusión: todo es un préstamo y todo se paga. El cómo me siento hoy ha dependido siempre de lo que hice en el presente de ayer y cómo me voy a sentir en el presente o el hoy de mañana es dependiente de lo que hago o dejo de hacer en estos momentos.
Por eso hay que cogerlo suave y no desesperarse, lo que quiere decir esperar un poco más para poder enterarse de las nuevas teorías que estoy en proceso de desarrollar.
Monday, May 16, 2011
Encontré mis llaves
Encontré mis llaves perdidas hoy. No tuve que correr el gran riesgo de ir a perderme a un mundo alternativo o universo paralelo (como ha sugerido Daniel) para encontrarlas. Una de las cajeras de una sucursal de la cadena de farmacias Duane Reade las recogió cuando las dejé allí en el mostrador el Lunes pasado.
Suelo hacer eso, deshacerme de las cosas que tengo en las manos para tenerlas libres y así poder firmar el libro de visitas. Pero tiendo a veces a distraerme y olvidar esas cosas y dejarlas atrás.
Pensé que quizás las había puesto ahí en el mostrador pero cuando regresé unos momentos más tarde ese mismo día, como parte de mi recorrido a la inversa tratando de recuperarlas, encontré mucha gente haciendo fila para pagar y al no verlas donde se suponía debían estar no quise molestar a la misma persona que hoy al preguntarle me mostró lo que alguien dejó y efectivamente eran ellas.
¡Qué suerte tengo! No creo que sea esa suerte de principiante ni tampoco sea la de contrincante. Pero está bien para variar.
Lo curioso del caso es que no siento la gran emoción por haber hallado las benditas llaves. La satisfacción o la alegría que debería sentir por haberlas encontrado no son proporcionales al descontento y al malestar sufridos en el momento de haberlas perdido.
Suelo hacer eso, deshacerme de las cosas que tengo en las manos para tenerlas libres y así poder firmar el libro de visitas. Pero tiendo a veces a distraerme y olvidar esas cosas y dejarlas atrás.
Pensé que quizás las había puesto ahí en el mostrador pero cuando regresé unos momentos más tarde ese mismo día, como parte de mi recorrido a la inversa tratando de recuperarlas, encontré mucha gente haciendo fila para pagar y al no verlas donde se suponía debían estar no quise molestar a la misma persona que hoy al preguntarle me mostró lo que alguien dejó y efectivamente eran ellas.
¡Qué suerte tengo! No creo que sea esa suerte de principiante ni tampoco sea la de contrincante. Pero está bien para variar.
Lo curioso del caso es que no siento la gran emoción por haber hallado las benditas llaves. La satisfacción o la alegría que debería sentir por haberlas encontrado no son proporcionales al descontento y al malestar sufridos en el momento de haberlas perdido.
Thursday, May 12, 2011
El menú de hoy
Un café que se respete debe entretener al público y además de los consabidos estimulantes que se presume deben forman parte de la dieta y el menú habitual, debe ofrecer música también. No toda clase de música, sin embargo, porque a un café se viene a pensar, conversar y a pasar un buen rato y algo muy escandaloso podría no ser apropiado para los espíritus sensibles.
Ya saben, mucho ruido y podríamos ahuyentar las mejores ideas (con lo huidizas que son) y a la gente que le gusta irse muy lejos en sus pensamientos y no queremos eso, queremos en cambio atraer a pensadores finos y almas nobles que enriquezcan con sus aportaciones este espacio.
Aunque también podemos sacar un tiempo y un espacio para alguna que otra extravagancia musical pues como dice el eclesiastés (y ese lo escribió un hombre muy sabio) hay un tiempo para todo.
Pero bueno, es una típica mañana de primavera soleada y luminosa en New York, hace un tiempo delicioso y al momento de escribir esto saboreamos un café negro. Con estados de ánimo elevados previo a darle unas vueltas a la pista no hay mejor selección para conservar y energizar el día que este dúo de músicos que acaba de hacer su presentación en otro café, el de mi emisora favorita: WQXR
Ya saben, mucho ruido y podríamos ahuyentar las mejores ideas (con lo huidizas que son) y a la gente que le gusta irse muy lejos en sus pensamientos y no queremos eso, queremos en cambio atraer a pensadores finos y almas nobles que enriquezcan con sus aportaciones este espacio.
Aunque también podemos sacar un tiempo y un espacio para alguna que otra extravagancia musical pues como dice el eclesiastés (y ese lo escribió un hombre muy sabio) hay un tiempo para todo.
Pero bueno, es una típica mañana de primavera soleada y luminosa en New York, hace un tiempo delicioso y al momento de escribir esto saboreamos un café negro. Con estados de ánimo elevados previo a darle unas vueltas a la pista no hay mejor selección para conservar y energizar el día que este dúo de músicos que acaba de hacer su presentación en otro café, el de mi emisora favorita: WQXR
Wednesday, May 11, 2011
Despistes
El otro día perdí las llaves de la casa y del vehículo. No vayan a creer que primero perdí unas y luego perdí la otra. Estaban todas juntas en el mismo llavero. Tampoco crean que la pérdida creó un problema mayor. Llevo o mejor dicho llevaba siempre una copia de la llave del carro en la cartera y tenía unas copias de las llaves de la casa dentro del carro. El verdadero propósito de sacarle réplicas a esas llaves era para cuando se presentaran situaciones de ese tipo, ¿no?
La llave del carro a cada rato se me queda dentro (eso me recuerda que debo sacar otra copia muy pronto) pero era la primera vez que las perdía de manera definitiva sin saber dónde las había dejado.
Inicialmente me preocupé bastante y traté de visitar todas las tiendas a las que había entrado antes para ver si por casualidad las había dejado en una de ellas y en el caso de que así hubiera ocurrido que alguien las hubiese visto y guardado por si aparecía luego el dueño, o sea, yo.
En la cuarta y última tienda que visité antes de rendirme le pregunté por ellas a un dependiente de origen árabe. Su país de origen es el Túnez y desde hacía rato no paraba de escuchar la emisión en Francés de Radio Francia Internacional (conozco el sonido de RFI a leguas) y estaba muy pegado a su receptor de onda corta el cual curiosamente era parte integral de su pequeño teléfono celular.
El árabe con una sonrisa a medias que le dibujaba la cara me respondió que no, que no las había visto y con cierta ironía en la expresión agregó que yo siempre andaba extraviando cosas. Talvez le desagradaba un poco el que yo lo estuviera interrumpiendo. Ciertamente, dos o tres semanas atrás al ir a comprar un sándwich en una tienda de Subway yo había olvidado en el mostrador la carpeta con la que usualmente ando.
En una ocasión lo que olvidé fue el aparato de la compañía donde se guardan y registran los nombres y las órdenes que hacen los clientes y ese sí que cuesta bastante caro sin hablar de todos los inconvenientes que me podría traer (hace menos de dos años ya perdí un teléfono de la compañía). Me vine a enterar como media hora después y cuando ya me había movido de la zona donde me encontraba antes. Por suerte un cliente me lo tenía guardado pero tuve que hacer el recorrido de nuevo, esta vez a la inversa, pues no sabía dónde exactamente se me había quedado.
Luego del señalamiento del árabe me quedé pensando y sin darme cuenta le di la mejor respuesta que se me pudo ocurrir para explicar el porqué extraviaba cosas. Es que yo pienso mucho y mi mente vuela, se distrae y se va lejos hacia un nivel de abstracción muy alto, fue lo que dije.
Hasta yo quedé satisfecho con esa respuesta y al salir de la tienda dejé de preocuparme, no sentí más la necesidad de seguir buscando las dichosas llaves pues si la razón por la que olvidaba cosas era debido a que perdía la noción del tiempo, del espacio y de lo que estaba haciendo por estar ensimismado en un mundo de ideas y abstracciones pues bien valía la pena correr el riesgo de perder una que otra llave de vez en cuando.
La llave del carro a cada rato se me queda dentro (eso me recuerda que debo sacar otra copia muy pronto) pero era la primera vez que las perdía de manera definitiva sin saber dónde las había dejado.
Inicialmente me preocupé bastante y traté de visitar todas las tiendas a las que había entrado antes para ver si por casualidad las había dejado en una de ellas y en el caso de que así hubiera ocurrido que alguien las hubiese visto y guardado por si aparecía luego el dueño, o sea, yo.
En la cuarta y última tienda que visité antes de rendirme le pregunté por ellas a un dependiente de origen árabe. Su país de origen es el Túnez y desde hacía rato no paraba de escuchar la emisión en Francés de Radio Francia Internacional (conozco el sonido de RFI a leguas) y estaba muy pegado a su receptor de onda corta el cual curiosamente era parte integral de su pequeño teléfono celular.
El árabe con una sonrisa a medias que le dibujaba la cara me respondió que no, que no las había visto y con cierta ironía en la expresión agregó que yo siempre andaba extraviando cosas. Talvez le desagradaba un poco el que yo lo estuviera interrumpiendo. Ciertamente, dos o tres semanas atrás al ir a comprar un sándwich en una tienda de Subway yo había olvidado en el mostrador la carpeta con la que usualmente ando.
En una ocasión lo que olvidé fue el aparato de la compañía donde se guardan y registran los nombres y las órdenes que hacen los clientes y ese sí que cuesta bastante caro sin hablar de todos los inconvenientes que me podría traer (hace menos de dos años ya perdí un teléfono de la compañía). Me vine a enterar como media hora después y cuando ya me había movido de la zona donde me encontraba antes. Por suerte un cliente me lo tenía guardado pero tuve que hacer el recorrido de nuevo, esta vez a la inversa, pues no sabía dónde exactamente se me había quedado.
Luego del señalamiento del árabe me quedé pensando y sin darme cuenta le di la mejor respuesta que se me pudo ocurrir para explicar el porqué extraviaba cosas. Es que yo pienso mucho y mi mente vuela, se distrae y se va lejos hacia un nivel de abstracción muy alto, fue lo que dije.
Hasta yo quedé satisfecho con esa respuesta y al salir de la tienda dejé de preocuparme, no sentí más la necesidad de seguir buscando las dichosas llaves pues si la razón por la que olvidaba cosas era debido a que perdía la noción del tiempo, del espacio y de lo que estaba haciendo por estar ensimismado en un mundo de ideas y abstracciones pues bien valía la pena correr el riesgo de perder una que otra llave de vez en cuando.
El mismo río
He visto la película 'Pride and Prejudice' dos veces, entre el Domingo y el Lunes recién pasado, lo que es todo un acontecimiento pues no acostumbro mirar 2 veces una misma película (por esa idea tonta de que podría ser una pérdida de tiempo ver algo más de una vez cuando deberíamos aprovecharlo tratando de conseguir otra cosa que supere la anterior). La realidad es que no siempre o casi nunca se tiene tanta suerte de encontrar en un mismo día algo que sobrepase la impresión que películas como esa dejan en mortales como yo.
Ese film es excelente desde el principio hasta el fin. Y por la escena final surge este post ya que casualmente comentaba con una amiga (cómplice) lo aburrido y hasta molesto que llega a ser, escuchar a alguien repetir la misma expresión (aunque sea de cariño) una y otra vez. En esa última escena los protagonistas ensayan los términos apropiados con el que se dirigirán el uno al otro dependiendo de cual sea el tipo de circunstancias en la que se encuentren..
A ella no le gusta "My Dear" porque le recuerda que así es como su padre acostumbra dirigirse a su madre cuando ella lo asedia con sus incesantes quejas o su cambiante estado de humor (interesante cómo sabiendo el significado real de las palabras preferimos en cambio el uso de otras por la contaminación que provoca escucharlas previamente en ciertos contextos).. y entonces pienso en esta amiga que cuando está en buenas conmigo me dice "mi amor" por aquí, 'mi amor por allá' y no se cansa de hacer lo mismo hasta que mi nombre no se vuelve a escuchar jamás.
No dejo de reconocer sus buenas intenciones pero me cuesta muchísimo trabajo oírla cuando se pone así de melosa y lo que quisiera realmente es escaparme, quisiera estar en otra parte para estar a salvo de tanta "dulzura" repetida.
Y no es que no me gusten un poco las majaderías, al contrario, pero las disfruto cuando tienen buen gusto, no sobreabundan, no se convierten en un cliché, etc., etc., que ahí es que está la belleza, en la creatividad, en no ser repetitivos (se imaginan un beso, el mismo beso siempre, ufff), en no ser el mismo río que pasa todo el tiempo por el mismo lugar.
Ese film es excelente desde el principio hasta el fin. Y por la escena final surge este post ya que casualmente comentaba con una amiga (cómplice) lo aburrido y hasta molesto que llega a ser, escuchar a alguien repetir la misma expresión (aunque sea de cariño) una y otra vez. En esa última escena los protagonistas ensayan los términos apropiados con el que se dirigirán el uno al otro dependiendo de cual sea el tipo de circunstancias en la que se encuentren..
A ella no le gusta "My Dear" porque le recuerda que así es como su padre acostumbra dirigirse a su madre cuando ella lo asedia con sus incesantes quejas o su cambiante estado de humor (interesante cómo sabiendo el significado real de las palabras preferimos en cambio el uso de otras por la contaminación que provoca escucharlas previamente en ciertos contextos).. y entonces pienso en esta amiga que cuando está en buenas conmigo me dice "mi amor" por aquí, 'mi amor por allá' y no se cansa de hacer lo mismo hasta que mi nombre no se vuelve a escuchar jamás.
No dejo de reconocer sus buenas intenciones pero me cuesta muchísimo trabajo oírla cuando se pone así de melosa y lo que quisiera realmente es escaparme, quisiera estar en otra parte para estar a salvo de tanta "dulzura" repetida.
Y no es que no me gusten un poco las majaderías, al contrario, pero las disfruto cuando tienen buen gusto, no sobreabundan, no se convierten en un cliché, etc., etc., que ahí es que está la belleza, en la creatividad, en no ser repetitivos (se imaginan un beso, el mismo beso siempre, ufff), en no ser el mismo río que pasa todo el tiempo por el mismo lugar.
Sunday, May 1, 2011
Algo es algo!
Me proponía correr por quince minutos y corrí once. Creo que no estuvo nada mal. Para alguien que como ejercicio sólo camina porque eso es parte del trabajo (recorrer tiendas) y teniendo en cuenta que no lo había hecho desde comienzos del verano pasado eso ya es un gran progreso.
Le di tres vueltas a la pista de atletismo y honestamente pensé que habían pasado los quince minutos, pero no, sólo fueron once (diez y medio, pero me gusta redondear). Pensé darle otra vuelta pero después dije que estaba bien pues era mejor dejarlo todo ahí y no correr el riesgo de que me diera ese dolor que se siente en la boca del estómago y en el que uno cree sin mentir que se va a morir...
Entre las ideas que me vinieron a la cabeza para justificar el no haber completado el objetivo, estuvo la racionalización de que lo importante no es el cómo se comienza una tarea sino el cómo se termina. Es algo parecido a como cuando uno se deja llevar del gusto y come o toma más de la cuenta y entonces luego vienen las consecuencias y las lamentaciones por no haber parado a tiempo.
Ya podrán ustedes juzgar basado en la foto que me tomé al terminar la faena.
Le di tres vueltas a la pista de atletismo y honestamente pensé que habían pasado los quince minutos, pero no, sólo fueron once (diez y medio, pero me gusta redondear). Pensé darle otra vuelta pero después dije que estaba bien pues era mejor dejarlo todo ahí y no correr el riesgo de que me diera ese dolor que se siente en la boca del estómago y en el que uno cree sin mentir que se va a morir...
Entre las ideas que me vinieron a la cabeza para justificar el no haber completado el objetivo, estuvo la racionalización de que lo importante no es el cómo se comienza una tarea sino el cómo se termina. Es algo parecido a como cuando uno se deja llevar del gusto y come o toma más de la cuenta y entonces luego vienen las consecuencias y las lamentaciones por no haber parado a tiempo.
Ya podrán ustedes juzgar basado en la foto que me tomé al terminar la faena.
Thursday, April 28, 2011
¿Para qué sirven los deportes?
Me he estado haciendo esta pregunta desde hace bastante tiempo. En serio ¿para qué sirven los deportes? No me refiero a aquéllos, los pocos en los que decidimos incursionar, los pocos en los que somos actores y parte del juego mismo, más bien estoy pensando en ésos que nos quedamos mirando embobados frente a la televisión o en algún estadio,.... un momento, en los estadios no, porque allí vamos a emborracharnos, vamos a tomar cerveza al aire libre y no precisamente a ver los equipos jugar y al final poco importa si el equipo nuestro gana o pierde.
Estamos hablando de los deportes profesionales donde nosotros sólo somos participantes de manera lejana y vicaria y ya sea en un bar o donde ocurre de manera más frecuente, en nuestras casas, seguimos a un equipo X pegados a la televisión o la radio en el caso en que vayamos en nuestros carros y vivimos cada momento, nos retorcemos al compás de las jugadas sobretodo cuando no se nos dan, maldecimos a los jugadores por no actuar conforme a nuestras expectaciones, fallan un tiro o cometen algún error.
Qué es eso cuando de manera enfermiza nos identificamos con un equipo y un deporte y en vez de entretenernos lo que hacemos es sufrir de estrés, como si fuéramos nosotros los que estuviéramos jugando, participando de manera directa o ganando la millonada que estos tipos se ganan por hacer sus peripecias y acrobacias. Hey, es sólo un juego, no es una cosa de vida o muerte y porqué hemos de vivirlo como si en ello hubiéramos invertido todos nuestros ahorros.
Son de las cosas que mientras más la analizo más me hacen cuestionar la racionalidad de este modo de vida, este estilo social, este apego sin sentido. Al final de cuentas quien hace las jugadas no soy yo, ni siquiera un amigo, un familiar o alguien que conozca de cerca que hiciera valedera mi identificación con un conjunto o deporte cualquiera. Lo mismo con la boda real esa. ¡Qué locura!
El saber que las neuronas espejos (mirror neurons) que todos llevamos en nuestros cerebros son las responsables de esa identificación que hacemos con las figuras deportivas y las celebridades en sentido general, no me ayuda mucho a justificar el que dejemos de vivir nuestras vidas y las sustituyamos con el contenido de lo que hacen todos esos pendejos dentro y fuera del terreno de juego.
(Hmmm, estoy pensando que no es precisamente para pensar que tenemos la cabeza cuando sin cuestionar aceptamos como buena y válida locuras colectivas como estas).
Estamos hablando de los deportes profesionales donde nosotros sólo somos participantes de manera lejana y vicaria y ya sea en un bar o donde ocurre de manera más frecuente, en nuestras casas, seguimos a un equipo X pegados a la televisión o la radio en el caso en que vayamos en nuestros carros y vivimos cada momento, nos retorcemos al compás de las jugadas sobretodo cuando no se nos dan, maldecimos a los jugadores por no actuar conforme a nuestras expectaciones, fallan un tiro o cometen algún error.
Qué es eso cuando de manera enfermiza nos identificamos con un equipo y un deporte y en vez de entretenernos lo que hacemos es sufrir de estrés, como si fuéramos nosotros los que estuviéramos jugando, participando de manera directa o ganando la millonada que estos tipos se ganan por hacer sus peripecias y acrobacias. Hey, es sólo un juego, no es una cosa de vida o muerte y porqué hemos de vivirlo como si en ello hubiéramos invertido todos nuestros ahorros.
Son de las cosas que mientras más la analizo más me hacen cuestionar la racionalidad de este modo de vida, este estilo social, este apego sin sentido. Al final de cuentas quien hace las jugadas no soy yo, ni siquiera un amigo, un familiar o alguien que conozca de cerca que hiciera valedera mi identificación con un conjunto o deporte cualquiera. Lo mismo con la boda real esa. ¡Qué locura!
El saber que las neuronas espejos (mirror neurons) que todos llevamos en nuestros cerebros son las responsables de esa identificación que hacemos con las figuras deportivas y las celebridades en sentido general, no me ayuda mucho a justificar el que dejemos de vivir nuestras vidas y las sustituyamos con el contenido de lo que hacen todos esos pendejos dentro y fuera del terreno de juego.
(Hmmm, estoy pensando que no es precisamente para pensar que tenemos la cabeza cuando sin cuestionar aceptamos como buena y válida locuras colectivas como estas).
Thursday, April 21, 2011
It takes two to tango
Y ya que entramos en el tema porqué no seguirlo, lo de la obediencia y la sumisión, cosas que a simple vista parecen buenas en medio de la prisa que vivimos hoy en día pero que a la larga no sirven para protegernos adecuadamente contra los abusos de que podemos ser víctimas si no somos lo suficientemente críticos de lo que pasa y nos aturde a cada momento en este mundo de "infortunios (me gusta el tono trágico que tiene esta palabra).
A pesar de lo cómodo que pueda ser para otros, el ser pasivos y estar de acuerdo todo el tiempo con terceros no es una cosa muy buena, es un estado indeseable y no recomendable para la libertad de expresión del ser y de las ideas.
Poder decir, decidir y actuar de acuerdo a lo que pensamos debe ser un derecho no sólo de nosotros, sino también de nuestros interlocutores y debe ser algo digno de celebrarse (recomendarse) el que los demás aprendan a defender sus posiciones. Es más, me produce mucha emoción, alegría y satisfacción el ver cuando las personas utilizando razones y argumentos válidos aprenden a no dejarse avasallar y aplastar y son capaces, sin perder el respeto, de presentar sus puntos de vista sin el temor de sentirse coartados, reprendidos o castigados.
Y es algo muy conocido por los dirigentes en los ámbitos deportivos. Al tratar de moldear la conducta de sus jugadores nóveles ellos tienen mucho cuidado en no quitarles toda esa agresividad con la que llegan, todo ese empuje que le provee la juventud, su corta vida, pues ella también es necesaria, casi imprescindible para alcanzar el éxito en su desempeño posterior. La idea es que en el caso de la agresividad, esta no se salga fuera de lugar y se pueda encauzar de manera que resulte en algo beneficioso para todo el conjunto.
Por tiempos y creo que el paralelismo es válido, a mí me ha tocado servir como figura paterna a uno que otro sobrino y sobrina. Cuando se presentan conflictos veo como algo muy saludable cuando se me enfrentan (sin importar que tan grandes o pequeños sean) y contrariamente a desautorizarlos, trato en la medida de lo posible, de animarlos a encontrar fallas en mis argumentos y a convencerme de lo contrario, en los casos de que alguno no se sienta conforme con cierto resultado, o con alguna decisión tomada ... Mi teoría es que porque lo diga yo (u otra persona cualquiera: con autoridad o sin ella) no necesariamente tiene que ser cierto o tener yo la razón. Más aún, si ellos me prueban que sus argumentos tienen mas valor que los míos con cualquier cosa, sin importar lo simple que pueda parecer, estoy siempre dispuesto a cambiar de opinión, a darles la razón y a apoyarlos en la dirección de ellos.
Quitarles la oportunidad y el derecho de defenderse no es mi plan en ninguno de mis intercambios. Accedo gustoso a aceptar la derrota pues al final de cuentas lo importante no es ganar la pelea sino defender la verdad y a quién en grado mayor sea poseedor de ella sin importar al final de qué lado se incline la balanza.
Y ya que nos hemos adentrado un poco al terreno de las relaciones humanas hay que destacar un elemento que según mi apreciación debe ser primordial en las relaciones entre las personas. Toda transacción interpersonal debería descansar sobre la idea de que la gente, sí sí, las personas, eso es lo que es importante, lo verdadero, lo único, lo imprescindible; en cambio, los objetos, las cosas materiales no deberían interponerse o no deberían ser para nada importantes, no debería ser lo que prime o llame la atención en la relación entre ellos.
No obstante y como en todas las cosas, no basta con que una sola persona crea eso; una no es suficiente, como en todo, se necesitan dos para bailar un tango..
A pesar de lo cómodo que pueda ser para otros, el ser pasivos y estar de acuerdo todo el tiempo con terceros no es una cosa muy buena, es un estado indeseable y no recomendable para la libertad de expresión del ser y de las ideas.
Poder decir, decidir y actuar de acuerdo a lo que pensamos debe ser un derecho no sólo de nosotros, sino también de nuestros interlocutores y debe ser algo digno de celebrarse (recomendarse) el que los demás aprendan a defender sus posiciones. Es más, me produce mucha emoción, alegría y satisfacción el ver cuando las personas utilizando razones y argumentos válidos aprenden a no dejarse avasallar y aplastar y son capaces, sin perder el respeto, de presentar sus puntos de vista sin el temor de sentirse coartados, reprendidos o castigados.
Y es algo muy conocido por los dirigentes en los ámbitos deportivos. Al tratar de moldear la conducta de sus jugadores nóveles ellos tienen mucho cuidado en no quitarles toda esa agresividad con la que llegan, todo ese empuje que le provee la juventud, su corta vida, pues ella también es necesaria, casi imprescindible para alcanzar el éxito en su desempeño posterior. La idea es que en el caso de la agresividad, esta no se salga fuera de lugar y se pueda encauzar de manera que resulte en algo beneficioso para todo el conjunto.
Por tiempos y creo que el paralelismo es válido, a mí me ha tocado servir como figura paterna a uno que otro sobrino y sobrina. Cuando se presentan conflictos veo como algo muy saludable cuando se me enfrentan (sin importar que tan grandes o pequeños sean) y contrariamente a desautorizarlos, trato en la medida de lo posible, de animarlos a encontrar fallas en mis argumentos y a convencerme de lo contrario, en los casos de que alguno no se sienta conforme con cierto resultado, o con alguna decisión tomada ... Mi teoría es que porque lo diga yo (u otra persona cualquiera: con autoridad o sin ella) no necesariamente tiene que ser cierto o tener yo la razón. Más aún, si ellos me prueban que sus argumentos tienen mas valor que los míos con cualquier cosa, sin importar lo simple que pueda parecer, estoy siempre dispuesto a cambiar de opinión, a darles la razón y a apoyarlos en la dirección de ellos.
Quitarles la oportunidad y el derecho de defenderse no es mi plan en ninguno de mis intercambios. Accedo gustoso a aceptar la derrota pues al final de cuentas lo importante no es ganar la pelea sino defender la verdad y a quién en grado mayor sea poseedor de ella sin importar al final de qué lado se incline la balanza.
Y ya que nos hemos adentrado un poco al terreno de las relaciones humanas hay que destacar un elemento que según mi apreciación debe ser primordial en las relaciones entre las personas. Toda transacción interpersonal debería descansar sobre la idea de que la gente, sí sí, las personas, eso es lo que es importante, lo verdadero, lo único, lo imprescindible; en cambio, los objetos, las cosas materiales no deberían interponerse o no deberían ser para nada importantes, no debería ser lo que prime o llame la atención en la relación entre ellos.
No obstante y como en todas las cosas, no basta con que una sola persona crea eso; una no es suficiente, como en todo, se necesitan dos para bailar un tango..
Sunday, April 17, 2011
Obediencia es la clave
¡Ah! Es sorprendente la cantidad de personas que ama y supuestamente se lleva bien con los animales pero sin embargo no tiene el mismo éxito cuando se trata de llevarse bien con la gente.
Se ven tan tiernos todas esos individuos cuando los encontramos a ellos y a ellas en las calles arrastrando sus perritos o sus perrazos con las sogas que les amarran a sus cuellos.
Para explicar esto me ha parecido muy atractivo el señalamiento que hace uno de los personajes del film "The Jane Austen Book Club" tratando de entender la razón por la que la mujer que le interesaba siempre encontraba una manera de esquivar o rechazar sus avances hacia ella.
Decía él que ella lo que quería era que la obedecieran y esa era la razón por la que ella tenía perros... ¡Vaya que sí que los animales son muy obedientes (en especial cuando están bien entrenados)! A diferencia de los humanos que muchas veces son contestatarios, desobedientes, malcriados, no hacen lo que se les dice que hagan y para colmo hacen, a veces, lo que les viene en gana. ¡Jaja!, no son nada predecibles esos bichos.
Este tema podría generar una que otra controversia porque conozco también gente que se lleva bastante bien con unos y con otros. Y para ser justos también conozco de algunos que no soportan para nada animales en sus cercanías. Mi mamá, por ejemplo, no le gustan los perros, los detesta y si los ve por casualidad husmeando en el patio de la casa los espanta, los acarrea con un palo hasta que se alejan.
Se ven tan tiernos todas esos individuos cuando los encontramos a ellos y a ellas en las calles arrastrando sus perritos o sus perrazos con las sogas que les amarran a sus cuellos.
Para explicar esto me ha parecido muy atractivo el señalamiento que hace uno de los personajes del film "The Jane Austen Book Club" tratando de entender la razón por la que la mujer que le interesaba siempre encontraba una manera de esquivar o rechazar sus avances hacia ella.
Decía él que ella lo que quería era que la obedecieran y esa era la razón por la que ella tenía perros... ¡Vaya que sí que los animales son muy obedientes (en especial cuando están bien entrenados)! A diferencia de los humanos que muchas veces son contestatarios, desobedientes, malcriados, no hacen lo que se les dice que hagan y para colmo hacen, a veces, lo que les viene en gana. ¡Jaja!, no son nada predecibles esos bichos.
Este tema podría generar una que otra controversia porque conozco también gente que se lleva bastante bien con unos y con otros. Y para ser justos también conozco de algunos que no soportan para nada animales en sus cercanías. Mi mamá, por ejemplo, no le gustan los perros, los detesta y si los ve por casualidad husmeando en el patio de la casa los espanta, los acarrea con un palo hasta que se alejan.
Friday, April 15, 2011
Detalles
La vida está llena de detalles y son estos los que hacen la verdadera diferencia en darle sentido y significado a la manera como vivimos nuestra existencia en el mundo, al modo como nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás seres -reales o imaginarios-, que pueblan nuestras realidades.
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