Un amigo mío me llamó recientemente para entre otras cosas informarme que se había cambiado de compañía. Sin entrar en detalles, parece que el cambio era necesario porque aunque el nuevo trabajo se hacía prácticamente lo mismo que en el anterior, las cosas no estaban saliendo como el quería.
En la conversación que sostuvimos salió a relucir el trabajo que yo realizo, el cual es similar al de él con la diferencia de que yo trabajo hasta cierto punto por mi cuenta, soy un contratista, no soy un empleado y por tanto no estoy restringido a la rigidez que imponen los horarios de trabajo y muchas otras normas y/o regulaciones que son propias de las empresas, compañías u organizaciones.
En algún momento le debe haber pasado por la cabeza tratar de hacer lo que yo hago pues hay muchas ventajas en ser independiente y si uno sabe hacerlo es probable que le vaya bien. Pero no todo el mundo sabe y esta manera de trabajar tiene sus desventajas también.
De hecho, mi amigo me contó que conocía muchas personas que habían tratado, habían dado el salto pero parece que habían fracasado en sus intentos de hacerse prósperos con este modelo de trabajo pues al cabo de cierto tiempo los había visto empleados de nuevo.
Alguna de esa gente que no le ha ido bien intentando hacer la transición, debió haber intentado reclutar a mi amigo resaltando solamente las ventajas de este tipo de "emprendedurismo" que yo hago, sin tomar en cuenta los riesgos y los muchos otros obstáculos que se interponen para lograr el éxito.
De una cosa estoy seguro, sin embargo, y es que yo no fui uno de esos que trato de convencerlo de que dejara de hacer lo que estaba haciendo para venir a inventar y tratar de hacer una carrera por su cuenta de la manera como yo lo estoy haciendo. A mí me parece que si las cosas están bien, si a uno le va bien y lleva gusto en lo que hace, uno no debe tratar de hacer cambios innecesarios a menos que exista otra razón más importante y valedera.
Por eso me sorprendió mucho cuando este amigo me dijo en la misma conversación de referencia que yo había sido uno de esos que le hizo la recomendación de dejar su trabajo original y hacer trabajo independiente de la manera como yo lo hago. En todo caso, si se lo hubiera sugerido, yo soy de los pocos que tengo calidad moral para hacerlo pues modestia y aparte, no me puedo quejar de cómo me ha ido.
No obstante, yo, más que nadie soy consciente de que el trabajo que hago no es para todo el mundo. No porque sea especial o superdotado. Es sencillamente porque hay que tener experiencia (trabajé 10 años por mi cuenta, siendo mi propio jefe) y también paciencia para ver resultados satisfactorios. Hay que pensar a largo plazo, no a corto plazo. Hay que resistir las tentaciones de un cheque semanal o cada quince días y hay que saber administrar el tiempo. No es lo mismo trabajar porque te obligan que tener la disciplina de trabajar aunque nadie te lo exija o te mande.
Por todo lo anteriormente dicho, sé que no pude hacer esas recomendaciones. No se pueden hacer a la ligera. Sólo si me las piden. Creo que sé lo que hago y lo que digo. Hasta prueba de lo contrario creo que tengo buena memoria. Eso en ciertas situaciones y esta parece ser una de ellas, parece ser más una maldición que una bendición.
Me molesta que por una falla de memoria se me atribuyan cosas que no he siquiera dicho o pensado.
Y me queda entonces la duda, ¿cuántas otras cosas se nos atribuyen a nosotros o le atribuimos a otros sencillamente porque no recordamos claramente o porque nuestra memoria es deficiente?
En la conversación que sostuvimos salió a relucir el trabajo que yo realizo, el cual es similar al de él con la diferencia de que yo trabajo hasta cierto punto por mi cuenta, soy un contratista, no soy un empleado y por tanto no estoy restringido a la rigidez que imponen los horarios de trabajo y muchas otras normas y/o regulaciones que son propias de las empresas, compañías u organizaciones.
En algún momento le debe haber pasado por la cabeza tratar de hacer lo que yo hago pues hay muchas ventajas en ser independiente y si uno sabe hacerlo es probable que le vaya bien. Pero no todo el mundo sabe y esta manera de trabajar tiene sus desventajas también.
De hecho, mi amigo me contó que conocía muchas personas que habían tratado, habían dado el salto pero parece que habían fracasado en sus intentos de hacerse prósperos con este modelo de trabajo pues al cabo de cierto tiempo los había visto empleados de nuevo.
Alguna de esa gente que no le ha ido bien intentando hacer la transición, debió haber intentado reclutar a mi amigo resaltando solamente las ventajas de este tipo de "emprendedurismo" que yo hago, sin tomar en cuenta los riesgos y los muchos otros obstáculos que se interponen para lograr el éxito.
De una cosa estoy seguro, sin embargo, y es que yo no fui uno de esos que trato de convencerlo de que dejara de hacer lo que estaba haciendo para venir a inventar y tratar de hacer una carrera por su cuenta de la manera como yo lo estoy haciendo. A mí me parece que si las cosas están bien, si a uno le va bien y lleva gusto en lo que hace, uno no debe tratar de hacer cambios innecesarios a menos que exista otra razón más importante y valedera.
Por eso me sorprendió mucho cuando este amigo me dijo en la misma conversación de referencia que yo había sido uno de esos que le hizo la recomendación de dejar su trabajo original y hacer trabajo independiente de la manera como yo lo hago. En todo caso, si se lo hubiera sugerido, yo soy de los pocos que tengo calidad moral para hacerlo pues modestia y aparte, no me puedo quejar de cómo me ha ido.
No obstante, yo, más que nadie soy consciente de que el trabajo que hago no es para todo el mundo. No porque sea especial o superdotado. Es sencillamente porque hay que tener experiencia (trabajé 10 años por mi cuenta, siendo mi propio jefe) y también paciencia para ver resultados satisfactorios. Hay que pensar a largo plazo, no a corto plazo. Hay que resistir las tentaciones de un cheque semanal o cada quince días y hay que saber administrar el tiempo. No es lo mismo trabajar porque te obligan que tener la disciplina de trabajar aunque nadie te lo exija o te mande.
Por todo lo anteriormente dicho, sé que no pude hacer esas recomendaciones. No se pueden hacer a la ligera. Sólo si me las piden. Creo que sé lo que hago y lo que digo. Hasta prueba de lo contrario creo que tengo buena memoria. Eso en ciertas situaciones y esta parece ser una de ellas, parece ser más una maldición que una bendición.
Me molesta que por una falla de memoria se me atribuyan cosas que no he siquiera dicho o pensado.
Y me queda entonces la duda, ¿cuántas otras cosas se nos atribuyen a nosotros o le atribuimos a otros sencillamente porque no recordamos claramente o porque nuestra memoria es deficiente?
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