Ah, los contrastes! Salir de NY e internarse en las autopistas, las carreteras y los caminos de New Jersey en primavera es toda una experiencia para los sentidos. Coger el George Washington Bridge, luego la 80, salirse en la 23 Norte y luego de varios giros unos a la derecha otros a la izquierda y llegar a Esparta. Todo el camino impresionados por la explosión cromática a nuestro alrededor, la vista de las montañas y los pueblitos que se suceden uno tras otro a lo largo de la travesía.
Cuánta diferencia de la ciudad de donde veníamos. Cambiamos la vista de los edificios altos, los rascacielos, los puentes, el Brooklyn Bridge y los cientos de turistas que se pasean por su plataforma central por la serenidad y la paz del campo, despreocupados por el tiempo, sin la prisa acostumbrada de la ciudad y a cada rato escuchando el waoo de mis acompañantes por los árboles que parecían competir entre sí con sus hojas, sus flores nuevas y relucientes con toda la gama imaginable de colores y tonalidades.
No fueron ésas sin embargo las únicas diferencias que encontramos. Llegamos a Esparta a una casa grandísima, una mansión con piscinas dentro y fuera de la casa en un área de 6 acres que incluía un lago navegable y pudimos ver a la distancia un par de botes anclados en un pequeño muelle. Como si esto no fuera poco y sin haberlo pedido nos mostraron todas las dependencias de la casa, en especial la sala de cine que ciertamente resultaba envidiable con toda su tecnología y sus sillones reclinables y ultracómodos. El señor nos mostró con cierto entusiasmo su casa rodante, un autobús mejor equipado que mi apartamento y el cual utiliza para irse de giras cuando sale a competir con su carro en su deporte favorito: las carreras de autos. El los colecciona tanto en miniatura para lo que dedica dos estantes que van de pared a pared en una de las habitaciones y tambien en su versión original pues supimos que tiene 12 en el garage de la propiedad.
Sin embargo todo lo que brilla no es oro y no sabemos porqué pero no nos sentimos cómodos en esa casa. Nos enteramos a través de la señora que su esposo, siempre la estaba renovando o haciendo arreglos, algo en lo que ella no representaría un papel muy activo. Parece que él nunca se siente satisfecho de la manera como quedan las cosas. Pudimos comprobar que algunas áreas estaban inhabilitadas y se podía advertir cierta inconformidad con nuestra presencia pues estaba a la espera de gente que le haría trabajos en sus nuevos proyectos de reforma.
La pregunta que nos hacíamos y todavía me hago es ¿a qué se deberá ese afán que tiene el señor de estar desbaratando y arreglando constantemente? ¿Existiría a nivel de su subconsciente algún sustrato, algún vacío en él que se corrigiría haciendo ajustes a un nivel externo y de esa manera se podría equilibrar su desbalance interno?
Me llamó la atención un comentario que hizo la señora cuando nos mostraba la sala de cine; ella llora cuando ve una película triste y él que no lo puede creer le dice algo así como: tu estás relajando! Ella recalca que parece que los opuestos se atraen porque tienen 12 años juntos: él pura lógica y ella pura emoción y sentimientos y a pesar de todo la relación se mantiene.
Y yo digo, habrá que ver cómo termina la cosa pues al parecer él es pura testosterona y ella como del planeta Venus, parece rechazar de manera sutil las manifestaciones externas y sociales que produce esta hormona. No por nada ella pareció decir que la paz mundial se resolvería con la castración de todos los machos a raíz del cambio radical, de agresivo a dócil que experimentó un perrito que ella acariciaba en esos momentos luego de habérsele extirpado los testículos....