Saturday, June 30, 2018

El mundo está en conmoción

Vivimos tiempos difíciles estos últimos días, estos últimos meses y estos últimos años. Actualmente no es sólo la amenaza del cambio de clima que inexorablemente nos acerca cada vez más hacia un final catastrófico y trágico. Es sobretodo la respuesta que se le está dando a esta amenaza real.

Ignorar el problema no lo hace desaparecer, por el contrario lo agrava y quiénes más van a sufrir las consecuencias son precisamente las personas más vulnerables no solamente de los países más ricos y desarrollados sino especialmente de los países más pobres.

Al comenzar Junio se inicia la temporada ciclónica que el año anterior produjo múltiples huracanes y los consecuentes daños, pérdida de vidas humanas y grandes devastaciones en el caribe y el sur de Estados Unidos y de las que todavía no nos hemos recuperado completamente.

En cuanto a la situación política, estamos viviendo en un estado de caos en el mundo entero. Las guerras no parecen cesar, la crisis migratoria y de refugiados producto de estas guerras se agrava y la estabilidad política del mundo se tambalea. No se ve una solución a corto ni a largo plazo y mientras tanto mucha gente muere a diario ya sea a consecuencia directa de las guerras, otras que huyen de ellas perecen ahogadas en barcos que zozobran en alta mar y también de manera indirecta la gente muere de hambre, de enfermedades que son el producto de las condiciones infrahumanas en las que les toca vivir y así por el estilo.

A todo lo anterior se suma la inestabilidad política, social y económica que existe en muchos países de latinoamérica como Colombia, Venezuela, México y otros países de centroamérica y que provoca la migración de grandes contingentes de estas poblaciones hacia Estados Unidos y la respuesta, el trato inhumano que reciben al llegar a este territorio.

El mundo está en conmoción. La tecnología en vez de ayudarnos ha empeorado las cosas. En vez de unirnos nos ha dividido aún más. Nos ha segmentado en base a la raza, la religión, el color de la piel, afiliación política, preferencias sexuales y quién sabe cuántas cosas más.

La situación a nivel local no parece ser mucho mejor. Todo lo contrario: las fuerzas que parecen estar controlando la dirección hacia la que se dirige el mundo se dejan sentir con mucha fuerza en los barrios y las zonas donde uno vive. Se nota un incremento de la violencia, las actividades delictivas crecen y hay un aumento en la membresía juvenil en grupos proscritos que no parecen tener ninguna consciencia o valoración de los peligros que entraña vivir al margen de la sociedad.

Últimamente he estado cuestionando y reflexionando sobre la vida, que no es justa. En cambio, es muy injusta. No basta con controlar las circunstancias que rodean tu vida en particular. Ella depende sobremanera de factores que uno no controla y en muchos de estos casos uno puede perderla a consecuencia de ellos.

Thursday, May 31, 2018

Nuevos cambios

¿Qué sería de la vida si no hubiera cambios? No sabría decir. Las respuestas serían tan diversas como individuos existen en el planeta. Por mi parte yo creo que me aburro si de vez en cuando no cambian las cosas o la percepción que tengo de ellas. Porque de hecho todo está cambiando continuamente a nuestro alrededor aunque no nos demos cuenta de ello.

Generalmente las personas intentamos cambiar de una situación mala o peor a una menos mala o mejor. Sin embargo, para que sea soportable y sostenible, aún una situación buena debe introducir cambios de vez en cuando. Ese es mi caso. Y este blog, las cosas que se cuentan en él, son un reflejo de esos cambios.

En esta ocasión me voy a permitir comentar sobre un cambio drástico que he introducido en mi vida en los últimos tres meses relacionado con la clase de comida que como. Sí, se trata de un experimento con el que he coqueteado otras veces pero que hasta hoy día no lo había tomado tan en serio.

Pero creo que por fin ya (ahora, en estos momentos, hoy en día) me llegó el momento apropiado para dejar la carne, los huevos, la leche y en su lugar comer solamente alimentos provenientes de plantas.

Debo ser honesto: la razón de hacer este cambio radical no es simplemente moral aunque no niego que influye un poco en mi razonamiento; mas debo admitir que aunque me gusta la carne, el queso, etc., y alejarme de ellos cuesta bastante, he llegado también a comprender que no es saludable para mí y a la larga no me beneficia sino que al contrario, me perjudica en términos de aumentar/disminuir mis probabilidades y calidad de vida.

Es un experimento. No quiero teorizar. Comencé a mediados de Febrero de este año y la idea era comer vegetales y frutas por una semana y parar y evaluar, pero al segundo o tercer día sentí que mi cabeza se ponía ligera como si me fuera a doler, cosa que no ocurrió y decidí continuar por otro día, otra semana, otro mes hasta que comí carne un par de veces y no pasó nada, excepto que ya había desarrollado nuevas estrategias, había creado nuevos mundos, nuevos hábitos, otras alternativas que ya no parecen nuevas alternativas sino nuevas vías, caminos reales que se valen por si mismos y ese ha sido el principal descubrimiento: ir en esta nueva dirección es un fin que satisface a plenitud y resulta tan placentero en sí mismo que no tiene nada que envidiarle a mis hábitos y costumbres de comer anteriores...

Hacer este cambio ha sido una especie de revelación y considero que es un campo fascinante y digno de exploración. ¿De qué otra manera podría yo haberme puesto en contacto con tantas especies de plantas, con tantas variedades de vegetales de los que ni idea tenía cómo podía prepararlos para la comida, a la manera cómo todos sabemos preparar la carne y sus derivados?

Continuará ....

Monday, April 30, 2018

El precio de vivir intensamente

Una idea, unos pensamientos recurrentes se han apoderado de mí los últimos meses y creo que esta es la primera vez que les voy a dar salida por aquí o por cualquier otra parte.

Me he estado preguntando si la intensidad con la que se vive el presente interfiere con la duración o la calidad de la vida que se vivirá en el futuro.

De entrada parece que sí, y como un recordatorio de esto nos enteramos en estos días de la muerte a los 28 años de Avicii un renombrado DJ sueco, quién desde muy joven estuvo aquejado de problemas de salud asociados con su excesivo consumo de alcohol... Tuvo una vida corta pero extremadamente intensa.

Por un lado sabemos que decisiones que tomamos cuando somos jóvenes influyen de manera decisiva en situaciones que afectarán nuestro futuro... Por ejemplo ahí está el fumar. Al momento de una persona comenzar hacerlo en sus 20 o 30 años no se ve la conexión que puede llegar a tener para vivir pasados los 70, suponiendo que algo no se interponga antes en el camino.

Ahora bien, está comprobado que la diferencia de vida entre un fumador y otra persona que no lo sea, sobrepasa los 10 años y habría que cuestionarse si el placer que proporciona el tabaco compensa esta diferencia. No hay que olvidar que el fumador lo hace por gusto: valdrá la pena el gustazo que se da para justificar el hecho de vivir menos años. En todo caso hay que admitir que su vida es más candente.

Desde mi punto de vista la experiencia de vivir el presente cuando se tiene 20 años (o cualquier punto de la vida en relación con un futuro más o menos lejano) está muy remotamente relacionada en el tiempo con las consecuencias futuras del accionar de día a día y eso presenta dificultades existenciales, logísticas que impiden tomar medidas apropiadas cuando todavía se pueden evitar algunas consecuencias nefastas.

Surge la inquietud: hacer esto o lo otro parece divertido, mas, puede al mismo tiempo ser peligroso, a la larga. ¿Y qué tal si no se vive "a la larga"? La vida está llena de azares y nada ni nadie puede asegurar que se llegará a determinada edad sin contratiempos, sin accidentes, etc. Todo entonces se resume a decidir de antemano (consciente o inconscientemente) sobre los riesgos que podemos asumir y tolerar; o dicho de otro modo, de tomar la decisión de cuáles placeres de la vida valen o no la pena vivir con o sin ellos.

¿De dónde viene todo esto? Muy simple: últimamente, con más frecuencia que de costumbre para mi gusto, tengo que decidir si pasarla bien y super-bien ahora, hoy o esta noche, alterando mi conciencia con unas cuantas cervezas, copas de vino, etc., sabiendo de antemano las consecuencias, el precio que deberé pagar el día siguiente que no es otra cosa la mayor parte de las veces que no sentirme 100% bien, la alta probabilidad de tener que usar analgésicos durante todo el día para calmar el dolor de cabeza y en el peor de los casos sentirme como una mierda que no sirve para nada lo que en otras palabras se traduce en perder todo el santo día.

De ahí que yo sienta a veces que mi bienestar de hoy producto de mis excesos sea algo así como un préstamo por adelantado, que le estoy cogiendo prestado al futuro y por ese placer y bienestar potenciado del ahora o del hoy tarde o temprano deberé pagar un precio muy caro.

Para todo hay una expresión y el argot popular (cliché) describe esto de esta manera: "un gustazo, un trancazo". Usualmente viene a colación luego que el hecho está consumado y no se puede volver atrás. Ocurre que luego de unos cuantos trancazos uno se cuestiona si vale la pena el gustazo... Lo bueno de todo esto (si es que hay algo bueno) es que de antemano uno escoge los trancazos y sabe el precio que va a pagar por adelantado (no hay sorpresas) y así 'duele' un poquito menos...

Saturday, March 31, 2018

Amsterdam

La verdad es que ahora mismo no me viene muy bien a la memoria la razón por la cual yo quería ir a Amsterdam. Parece ser un destino que se repite mucho en la lista de destinos preferidos de turistas de todo el mundo y quizá por eso estaba en el inconsciente mío de los lugares que algún día quería visitar.

La oportunidad de ir se me presentó a mediados de Enero de este año cuando apareció una oferta muy tentadora a través de una promoción de mis líneas aéreas favoritas y no lo pensé dos veces e inmediatamente aproveché para comprar mi pasaje para Amsterdam. Una estadía que recién acaba de finalizar y que estuvo programada del 21 al 27 de Marzo del 2018.

La impresión que me dejó esa visita sobrepasó cualquier expectativa que hubiera podido tener al respecto. Porque era muy poca la exposición mía a la historia de Holanda y su influencia en el mundo. Al final de cuentas resultó que los holandeses han jugado un papel muy importante en la historia mundial tanto en el comercio como en la tecnología como la construcción de barcos por poner unos cuantos ejemplos.

En pocas palabras voy a expresar las cosas que más me llamaron a la atención de Amsterdam. Lo primero y quizá era de las pocas cosas que sabía, fueron los canales. Esta gente y el agua se llevan muy bien. Y es una cuestión de muchos años. Algo que no sabía y que me dijo un hermano mío es que los mejores ingenieros hidráulicos del mundo son holandeses. Y con razón. A Holanda se le llama también Los Países Bajos porque como en el caso de Amsterdam, la ciudad está por debajo del nivel del mar y los canales son una manera de controlar y sacar el exceso de agua, sirven para evitar inundaciones.

Me llamó a la atención sobremanera, los molinos de viento que aunque quedan pocos en la ciudad, servían para todo, pero en un tiempo además de moler eran la herramienta preferida para sacar el exceso de agua de los canales. Es impresionante estar en uno de ellos y ver toda la tecnología envuelta en su funcionamiento.

Las bicicletas son algo que impresionan de Amsterdam. Están por todas partes y son el modo de transporte por excelencia de todo el mundo: niños, niñas, adultos de todas las edades, ancianos sin distinción género. Es una locura. Lleva un tiempo acostumbrarse. Si no se tiene cuidado uno puede ser arrollado fácilmente por una bicicleta; salen de todas partes y por dónde menos uno lo espera.

La gente en Amsterdam parece muy abierta y tolerante y de hecho lo es no solamente en cuestiones sociales y morales como ya sabemos de la prostitución y el uso de drogas menores, sino también en otros detalles un poco más sutiles. El hotel en el que me quedé está situado en un vecindario de casas de un solo nivel y de camino a la parada de autobús pasaba por el frente de las casas a diferentes horas y siempre se podía ver el interior de las mismas: la sala, cocina y otras dependencias iluminadas tras los ventanales de cristal. Parecía como una muda invitación a entrar en sus moradas y hacernos partícipes de su forma de vivir.

Por otro lado, debido al ejercicio físico a que los obliga el pedaleo constante en sus bicicletas, la gente local de Amsterdam parece estar físicamente muy en forma sin importar la edad o el sexo. Y el tamaño es otra cosa que sobresale. Estos holandeses que encontré son muy altos hasta el punto que como no soy alto tuve que empinarme al ir a un baño para poder alcanzar el urinal.

De seguro se me escapan muchas otras cosas pero las anteriores son las que más difieren de otras ciudades en las que he estado y por eso he querido resaltarlas antes de que me acostumbre y ya comience a pasarlas por alto.

Wednesday, February 28, 2018

La nueva esclavitud

Son las 6:30 PM y acabo de recibir las cajas de las solicitudes que he pedido recientemente a la compañía para la que trabajo. Me las entrega un empleado de una de esas multinacionales líderes del mercado, especialistas en el servicio de entregas a domicilio.

Es el mismo empleado que conozco por más de 18 años y existe con él la suficiente familiaridad y confianza para ir más allá del acto de firma y entrega de los artículos entregados. Pequeña conversación, bromas, cambio de impresiones son prácticamente parte y norma de nuestras interacciones en los segundos previos y posteriores a ese ritual de entrega de mercancías.

Se ha ido ya y estoy en el proceso de abrir las cajas recibidas cuando suena el timbre de nuevo pues nuestro amigo ha olvidado entregar otro paquete que venía dirigido a mi persona.

El aprovecha entonces para decirme con cara de mucha seriedad que hoy su jornada de trabajo termina a las diez de la noche. Se le ve muy disgustado y me agrega que el número de entregas que tiene que hacer en el día de hoy es de 130, lo cual es mucho menos que el número de 180 que tienen que hacer los empleados nuevos.

Parece que no puede más y está aprovechando para desahogarse. Me dice que están abusando de él (y de los demás, especialmente los que entran nuevos en la empresa) y que ello le afecta en la casa, con su familia. La noche anterior no pudo dormir.

Es duro escuchar estas historias sin uno poder hacer nada, sin uno poder dar una que otra solución o expresar algunas palabras de aliento. Sólo me da tiempo a poner cara de asombro y las palabras de consolación se atragantan: al final no salen de la boca. ¿Qué podría uno decir para ayudar?

Te sientes un poco culpable también pues es un costo indeseado que se paga por la conveniencia de recibir entregas en la comodidad de la casa. Yo, la sociedad, el nuevo estilo de capitalismo, estamos todos contribuyendo a este tipo de explotación que las empresas ejercen sobre estas personas.

Y no le veo una escapatoria posible. Hasta ahora no se me ocurre ninguna solución más o menos realista: viable. ¿Cómo decirle que lo deje todo y haga otra cosa? Tiene esposa, tiene hijos, tiene una hipoteca que pagar y quién sabe cuántos otros gastos adicionales. Probablemente tiene seguro médico a través de la empresa que no sólo lo cubre a él sino también a toda su familia.

Por si fuera poco, ya no tiene 20 ó 30 años. Los mejores años de su vida los ha dejado/dedicado a esta empresa y ya no tiene la fortaleza física ni mental para comenzar de nuevo. Ni siquiera tiene tiempo para descansar adecuadamente si calculamos la hora a la que debe de llegar a la casa luego que termina de trabajar. Apenas tiene tiempo para irse a acostar. Y yo aquí especulando que tampoco va a tener la fortaleza para poder continuar: un día se va a enfermar. El estrés se hará cargo de él.

Está metido en una trampa, está atrapado y el lo sabe de la misma manera que lo saben todas esas personas que trabajan en el nuevo tipo de economía dominada por la tecnología.

Se suponía que ella, la tecnología, nos liberaría pero lo contrario ha sucedido; nos ha encadenado. Es la nueva esclavitud. Ella se ha convertido en la nueva forma de esclavización, a la que no podemos escapar pues nos controla todos los pasos, día y noche y es omnipresente, está en todas partes sin nunca darnos la más mínima tregua.

Tuesday, January 30, 2018

El precio de reducir la realidad

He estado pensando últimamente en lo grande que es el mundo y en el poco tiempo que uno le dedica a pensar en esa grandeza.

Sí, parece que simplificamos la vida y el mundo de tal manera que no nos damos cuenta las muchas cosas que hay a nuestro alrededor. Y lo mucho que nos falta por conocer o lo mucho que ignoramos.

Vivo en una gran ciudad y cuando ando manejando son miles de carros que van en la misma dirección que yo o en la contraria. Cuando en la noche miro esos edificios grandes con centenares de ventanas iluminadas, me imagino que detrás de ellas se ocultan vidas, personas, otros seres vivientes con sus penas, sus alegrías, sus pesares.

Por igual cuando me toca viajar. Uno tan ensimismado en su propio viaje creyendo que es algo único y especial que aunque es probable que lo sea, ese sentimiento es también compartido por millones de viajeros en miles de aviones que cruzan los cielos de aquí y de por allá.

Y de igual manera, qué de los demás, la inmensa mayoría que no puede hacer lo mismo. ¿Nos detenemos a pensar en toda esa gente?

Algo grandioso se pierde cuando dejamos de pensar en el conjunto. Parece que debe tener algún beneficio el proceso de abstracción que hacemos cuando reducimos el mundo a pequeñas unidades y cuando dejamos de ver las múltiples cosas que ocurren a nuestro alrededor.

Ciertamente debe tener un beneficio: el mundo se vuelve quizás más manejable, más predecible pero a qué precio.

Es un precio muy caro el que se paga cuando tenemos una visión reducida de la realidad, cuando dejamos de conocer la manera de pensar de los otros y cuando dejamos de abrirnos a las miles de posibilidades que el mundo ofrece.

Sunday, December 31, 2017

Las culturas y las diferencias individuales

Falta un poco más de una hora para terminar el año y de igual manera falta lo mismo para comenzar otro. No que en realidad falte nada. Los finales y comienzos de año son arbitrarios. Al universo nada de esto le importa. Son más bien un constructo, una invención que creamos nosotros los humanos basados en este parámetro del tiempo que tarda la tierra en dar una vuelta completa alrededor del sol. Esa vuelta sin embargo pudo haber comenzado en cualquier otro mes o cualquier otra estación y no necesariamente tenía que estar vinculado por un acontecimiento de carácter religioso.

Antes que termine Diciembre me debo un post o se lo debo al blog y aprovecharé la ocasión para hablar o especular de las disimilitudes, las diferencias que existen entre nosotros los humanos y de las cuales no siempre somos conscientes y por ello la mayoría de las veces no nos preparamos para enfrentarlas, minimizarlas o sobrellevarlas.

Asumimos casi siempre que por hablar el mismo idioma nos estamos comunicando, que compartimos las mismas ideas y sentimientos, las mismas emociones.

Pero no es así. No es la realidad. Es más fácil de ver cuando se tiene la oportunidad de compartir con personas de otras culturas y resulta chocante lo que para uno es lo más normal del mundo para la persona de la otra cultura puede ser un acto de lo más desagradable.

Hablo por experiencia propia. Recientemente estuve de visita en Roma, Italia y allí de manera casual conocí a una chica proveniente de China. Nos hicimos amigos, salimos un par de veces a charlar, a comer y beber y de paso conocer las atracciones de la ciudad. Teníamos los mismos objetivos: éramos turistas, de visita por primera vez a Italia y el acompañarnos mutuamente en nuestras correrías hacía mucho más ameno el recorrido por la ciudad.

                                                               

El segundo día que acordamos encontrarnos en un lugar y llevado por la camaradería con las que nos habíamos desenvuelto el día anterior, intenté saludarla con un beso en la mejilla y noté que sutilmente me esquivó por lo que opté por darle la mano. Sin embargo, a partir de ese momento un tanto raro y de incomprensión todo el resto del día nos la pasamos de lo más bien andando, compartiendo y tirando fotos por doquier a todo lo que nos parecía interesante incluidos nosotros mismos.

Al tercer día de hacer más de lo mismo y mientras comíamos y descansábamos de nuestras andanzas del día no pude resistir más la curiosidad y le pregunté cómo era la costumbre de saludarse en China. Me contestó que generalmente en China son muy circonspectos, no expresan mucho sus emociones, las reprimen; para ellos la costumbre de Occidente de darse besitos les parecía asquerosa (gross) y que tampoco era costumbre el darse abrazos (con la excepción de las parejas aunque no con mucha frecuencia)...

A partir de ese momento, para mí todo comenzaba a tener sentido... Me dijo que poco a poco, en la medida que ella veía más TV de Estados Unidos ella comenzaba a desensibilizarse y por ende reaccionaba menos a las costumbres de occidente.

Cuando nos despedimos esa noche me dio un abrazo...

Esa experiencia para mí fue sólo la punta del Iceberg. Ello me puso a reflexionar en cuántas otras cosas nos equivocamos, no sólo en una dirección sino desde otros ángulos. Qué transmitimos y cómo es interpretado y qué los demás transmiten y cómo nosotros lo interpretamos.

Mas, este fenómeno de interpretar de manera diferente ya sea con una connotación positiva o negativa las expresiones culturales de un grupo, no se da exclusivamente entre grupos que están muy separados física o geográficamente.

La realidad es que aunque es más fácil de entender y procesar estas reacciones a las diferencias de ver el mundo en grupos disímiles, estas también existen dentro de un mismo grupo y más aún entre individuos de la misma cultura.

Lo difícil de todo esto es que no siempre o talvez sea casi imposible ser consciente de todas las fuerzas y todos los factores que actúan a favor o en contra de una interpretación acorde o ajustada a la manera como un mensaje ha querido enviarse o transmitirse.

Debido a esto las fuentes de incomprensión y desconcierto que existen entre los emisores y los receptores de mensajes son muchas.

Aparentemente la única solución viable que yo le veo es la apertura, la búsqueda de explicaciones más allá de las que ofrece nuestro propio marco, sobretodo si este no es lo suficientemente amplio y grande y si se tiene la oportunidad como en el caso mío con mi amiga China...,de poder hacer unas cuantas preguntas.

Thursday, November 30, 2017

Abuso de poder

Que el poder corrompe a las personas más que un dicho, es un hecho harto conocido y del que se ha escrito desde tiempos inmemoriales.

El poder es importante. Tener poder es aún más importante y parece ser una recompensa en sí mismo. Todo el mundo lo busca de alguna manera u otra, de manera abierta y también de un modo sutil y soterrado.

El poder lo da el dinero, las posesiones, el status, la clase social a la que se pertenece y en sociedades desiguales sirve para mantener y afianzar las desigualdades y el status quo.

Existen gran cantidad de marcadores que sirven para determinar el poder que tienen unas personas sobre otras dependiendo de si pertenecen o encajan en ciertas categorías. El sexo es una de esas y por igual la raza, el color de la piel, el lugar de origen, etc., elementos que en particular o en conjunto sirven para determinar si se tiene más poder o no en la sociedad.

Todas estas categorías se entremezclan y hacen mucho más difícil una evaluación objetiva del poder pues dentro de un mismo grupo ciertos elementos que sobresalen les dan más poder a unos individuos más que a otros y así nos encontramos con una telaraña de situaciones y|o relaciones de poder que trascienden los límites de los grupos particulares y viceversa.

No toca aquí analizar todas las dinámicas en las que está envuelto el poder ni tampoco voy a entrar en detalles analizando lo que es o no el poder. Asumo que todo el mundo tiene una idea subjetiva de lo que significa y es quizás una de esas cosas que aunque no se pueda definir de manera muy clara, todo el mundo lo ha experimentado de una forma u otra cuando ha sido una víctima de él.

De lo que sí me interesa hablar o llamar la atención es del abuso de poder. Tener poder es bueno cuando se posee y se usa para hacer el bien; cuando nos permite hacer justicia, hacer cosas buenas y ayudar a los demás.

Por el contrario, utilizar el poder para beneficio propio y en detrimento del bienestar o sin importar el daño que podemos causar a los demás es un abuso y en ese sentido estamos en contra del mismo.

Lo triste del caso es que las mismas personas que han sido víctimas del abuso de poder, a su vez abusan de su poder con relación a otras y estas a otras en una sucesión escalonada produciendo una cadena o un círculo vicioso del que parece no hay escapatoria.

Por un lado uno encuentra personas que se quejan del maltrato sufrido por los que están por encima de ellas pero al mismo tiempo ellas maltratan a otras que están por debajo. Ya lo dice la expresión popular: A Dios rogando y con el mazo dando.

Me alegra mucho la situación que estamos viviendo en los últimos meses en la que casi a diario han salido a relucir públicamente los abusos cometidos por figuras poderosas quiénes utilizando su poder se han aprovechado sexualmente de sus víctimas y para colmo habían logrado amedrentarlas y chantajearlas logrando silenciarlas por años.

Me alegraré mucho más cuando además de hacernos conscientes del abuso de poder que cometen con nosotros los que tienen más poder, podamos nosotros a su vez denunciarlo y aún más importante, que nos volvamos conscientes del abuso que también cometemos con los que tienen menos poder e influencia y podamos así tener el poder de parar, romper la cadena, el ciclo y la espiral que perpetúa este estado de cosas.

Tuesday, October 31, 2017

El valor del dinero

La nota más sobresaliente del mes de Octubre del 2017 es el descubrimiento de que me he vuelto más sabio, más juicioso en ciertos aspectos del vivir.

A principios de este mes terminó la culminación de ciertas aventuras financieras especulativas con mi cuenta de Wall Street. Las había iniciado a mediados de Julio de este año y aunque no salí mal parado de la experiencia (todo lo contrario), quedé sumamente agotado, extenuado mentalmente y sufriendo de hasta dolor y cansancio en los ojos.

Primeramente, debo decir que no se necesitan grandes habilidades para conseguir dinero. Lo que sí se necesita es contar con cierta cantidad a tu disposición; se necesita una cierta cantidad de capital del que puedas disponer por un tiempo determinado. No tiene que ser muchísimo dinero pero tampoco puede ser muy poco. Porque uno puede tener suerte y ganar dinero de una vez pero también, uno puede equivocarse haciendo malos negocios y lo más común es que se pierda dinero al principio, en lo que se aprenden las reglas del juego, pero sin llegar a perderlo todo, lo que le permitiría a uno ganar tiempo y poder recuperarse más adelante o en un futuro un poco más lejano.

Luego que uno aprende a ganar dinero, entonces hay que evaluar el costo de ese dinero: ¿a qué precio se consigue? Si para conseguirlo se deja de gozar de las bondades de la vida y/o uno se envicia y deja de disfrutar de otras cosas y se vuelve esclavo de los negocios, entonces no vale la pena.

Aunque no era precisamente un novato en estos menesteres, esa fue la otra gran enseñanza que obtuve en esta ocasión de mis incursiones en las actividades financieras y era algo que quizás me había eludido las veces anteriores. No esta vez: me pasé más de dos meses 24/7 pegado a las pantallas del celular, la computadora y el Ipad y es cierto que logré la meta que me propuse en ese período, pero terminé muy estresado y hasta cierto punto decepcionado.

Por fin he podido cuestionar el valor del dinero... Fue un experimento: sé que puedo volver a hacerlo, si quisiera y me lo propusiera, y con lo aprendido podría hasta irme mejor, mas creo que talvez no valga tanto la pena el sacrificio....

Saturday, September 30, 2017

Otras fuerzas que nos mueven

El placer y el bienestar que sentimos cuando estamos con algunas personas son fuerzas que predicen y/o pronostican la posibilidad de que busquemos la permanencia futura al lado de ellas.
Mas, no son esas las únicas fuerzas que nos mueven y hacen que nos mantengamos ahí a su lado. 

Muchas veces el estar al lado de ciertos individuos puede acarrearnos también muchos problemas y sinsabores, cuando no mucho dolor y malestar.

¿Qué nos hace pues continuar la relación con ellos o ellas? Paradójicamente y sin caer en el masoquismo, es la simple constatación de que su ausencia de nuestras vidas podría y de hecho provoca mayores problemas que los que intentamos resolver al prescindir de su presencia.

Dicho de otro modo, para saber lo que algo o alguien significa en nuestra vida, sólo tenemos que perderlo o fingir perderlo o imaginarlo perdido irremediablemente e inmediatamente sabremos lo importante que es o ha sido.

Con el tiempo las relaciones se vuelven muy complejas. No sólo cuenta lo bien que la pasamos con la otra gente. La evitación del dolor y sus corolarios parece jugar un papel tanto o más importante que el placer que nos brinda la compañía de esas personas.

La cercanía de determinada gente parece provocar en nosotros la formación de hábitos y rutinas que hacen la convivencia predecible, llena de significado y generalmente le dan sentido a nuestra vida más allá de las ventajas aparentes que brindan. De manera imperceptible se producen conexiones y ataduras invisibles que son las que se ponen en evidencia cuando las relaciones se rompen. 

Por eso es tan difícil separarse de alguna gente. Corremos el riesgo de crear "vacíos" que son difíciles de llenar de un día para otro. En otras palabras, los beneficios de estar con esa gente van más allá del placer y el dolor que ellas tienen la capacidad de provocarnos ...

Thursday, August 31, 2017

Planeando el 2018

Ya comencé a pensar lo que voy a hacer en el 2018.

Puede parecer un poco adelantado o extemporáneo porque apenas estamos a finales de Agosto pero no lo es porque aunque la mayoría de nosotros espera el último mes del año para hacer resoluciones (que al fin y al cabo la mayoría no se cumplen), la realidad es que en Diciembre estamos muy ocupados con las actividades y fiestas de fin de año y no nos queda mucho tiempo para hacer planes serios de cómo quisiéramos se desenvolviera el año entrante.

En mi caso, y dejando de lado que quiero seguir trabajando de la misma manera que lo he estado haciendo los últimos 4 años, se me ha ocurrido el deseo de viajar a un país distinto cada mes del año. ¿Podré hacerlo? ¿Contaré con los recursos y el tiempo libre para poder lograrlo? O por el contrario aún contando con los recursos y con el tiempo de poder hacer esos viajes queda siempre la pregunta de si no me cansaré de ellos o si ello afectaría mucho el tipo de trabajo que realizo.

Como en todas las cosas, el tiempo es el que manda. El tiempo es el que dirá finalmente y dependiendo de los ánimos y las circunstancias habrá que ajustar los objetivos en medio del camino.

Por ahora me parece muy tentadora la idea y de sólo pensar en ella, la cabeza me da vueltas de la emoción.

Pero no me gusta quedarme solamente en planes y proyectos. Trato en la medida de lo posiblede concretar mis ideas, de plasmarlas lo más rápido posible. Por eso y por lo pronto ya tengo asegurado el primer viaje en Enero.

Para Enero del 2018 y con el objetivo primordial de combatir el frío del invierno en Nueva York, mi primer destino del año lo será la isla de Guadalupe ..., ya el boleto de avión está comprado.

Los otros países, los otros destinos en los meses subsiguientes, pues no sé; ya veremos, dependerá de las oportunidades que se presenten. Lo que sí sé es que la lista es larga (una lista mental) y faltará mucho tiempo y dinero para quitar o tachar todos los nombres que están en ella.

Monday, July 31, 2017

Felicidad

He estado analizando la felicidad. La idea de felicidad que tiene la gente y lo que pienso de ella.
La conclusión a la que he llegado es que la felicidad tal y como quieren expresarla mis congéneres a mi alrededor o a la que muchas personas aspiran y hacen alarde a través de las redes sociales no me llama a la atención. Es algo decadente.

No encuentro llamativo el estar en una "chaise longue" en la playa o en una piscina dizque relajado tomando vino, cerveza o whisky. O en el parque sentado y rodeado de amigos escuchando música altísima y bebiendo tragos y fumándome un puro como vi un día de estos, un domingo cualquiera en mi vecindario.

No concibo la felicidad como un fin. Para mí la felicidad no es un nombre, no es un sustantivo. Para mí la felicidad es un verbo; es acción.

Entiendo que hay un tiempo para todo. Entiendo que quizás sean necesarios todos esos momentos descritos anteriormente para sobrellevar la vida. Aunque no me oponga a esta realidad y de vez en cuando me convierta en partícipe de ellos, no creo que sean la felicidad.

Para mí la felicidad se concibe en el movimiento, en la actividad, en la acción. Por ello insisto que la felicidad es un verbo, no un sustantivo.

Y por ello, y quizás esto sea algo personal, la felicidad mía no está allí dónde tanta gente parece encontrarla. Por eso también, su búsqueda no tiene fin y cambia de manera constante en la medida en la que yo mismo y mis circunstancias van siempre cambiando.

Friday, June 30, 2017

Múltiples universos, realidades alternas

Ahora está de moda entre los teóricos aquello de la posibilidad de los "multiverses" o multi-universos, el hecho de que podamos existir en múltiples dimensiones y de que pudieran existir muchas versiones del mundo, o múltiples mundos y muchas versiones de la misma cosa existiendo de manera simultánea en diferentes mundos.

Unas ideas que de sólo pensarlas hacen que le den vueltas la cabeza a uno hasta marearnos y producirnos vértigo en el mejor de los casos, cuando no sea un tremendo dolor de cabeza.

Aunque esto sea extremadamente especulativo, lo que sí es posible es imaginar que tanto en la vida "real" de uno como en la ficción, una historia puede tener, -y de hecho así ocurre, diferentes resultados muy distintos los unos de los otros dependiendo de quiénes sean los escritores de la obra o los sujetos que la viven, los actores de las mismas y el tipo de decisiones que se tomen en momentos cruciales.

Todo este ejercicio intelectual surge como consecuencia de la conversación que sostuve con el actor principal de una obra teatral británica luego de finalizada la presentación de la misma, en el bar del teatro, tomando cervezas y en espera de la actuación de una banda de Jazz.

En la obra Underground se toca el tema de los encuentros y/o las famosas aplicaciones móviles para hacer citas como Tinder, la desconfianza que existe entre personas que recién acaban de conocerse y toda la dinámica que puede darse en el subterráneo cuando debido a fallas del tren este se detiene por un período más largo de lo normal.

La obra fue muy entretenida y me gustó bastante y como estábamos en un ambiente un tanto jovial, yo aproveché para preguntarle al actor que hacía el papel de "James" cómo según él terminaban los personajes. El me dio una posible versión y estaba en medio de darme los detalles de cómo el creía que sería el desenlace final, si los personajes se quedaban juntos o no, etc., cuando en ese momento se apareció su contraparte quién al explicársele el ejercicio que estábamos haciendo, nos dio una versión totalmente diferente de cómo ella creía terminarían los personajes.

Esta conversación despertó mi curiosidad y al mismo tiempo me hizo extrapolar los pensamientos hacia el mundo real y cómo de hecho nuestras vidas dependen de situaciones muy parecidas, todas las posibles bifurcaciones que nuestra vida puede tomar si en lugar de hacer una cosa hiciéramos otra; si en lugar de conocer ciertas personas conociéramos otras y así sucesivamente.

Wednesday, June 7, 2017

Ella tiene luz propia

Antes de ayer uno de mis compañeros de trabajo dijo algo que me pareció bastante chocante y creo que no puedo esperar hasta el fin de mes para contarlo aquí sin correr el riesgo de perder la frescura del momento y la fuerza del impacto que me causó.

Estábamos en una actividad trimestral de mi trabajo y tuvimos la oportunidad de escuchar y conocer mejor a una de nuestras colegas, una muchacha muy inteligente y a la vez bastante bonita y graciosa. Actualmente ella esta en proceso de doctorarse en literatura latinoamericana en SUNY si mal no recuerdo.

Me enteré que la muchacha en cuestión era la esposa de otro compañero de trabajo y que recién se había separado o divorciado de él. Su estatus actual nos es desconocido pero la tipa nos dejó muy bien impresionados a por lo menos 3 de los varones que nos dimos cita en esa reunión.

Llegó la hora de la salida y ya en el parqueo, antes de dirigirnos a nuestros casas, continuamos la conversación anterior sobre el tema de lo interesante que era la muchacha. El compañero de trabajo en cuestión confesó que el tenía un conflicto de intereses porque el era muy amigo de su ex-esposo. Sin embargo, y aquí fue dónde él la cagó, al reconocer la calidad de la tipa agregó que una mujer así como ella lo representaba bien a él.

Eso para mí fue difícil de tragar y con cara de mucho asombro por ese atrevimiento tan grande le riposté inmediatamente: esa muchacha se representa bien a sí misma.

Como pueden entender, ese fue el final de la conversación. Se me quitaron todas las ganas de seguir hablando con él. ¿Cómo se atreve? Ni que fuera el presidente de la república.

Wednesday, May 31, 2017

Una década con El Café de Fernando

Un día de estos en este mismo mes de Mayo del 2007 nació este blog. Hace ya diez años de ese acontecimiento y es una fecha que no he querido dejar pasar por alto ya que es muy significativa para mí, pues la verdad que mis pretensiones iniciales no preveían que podía durar tantos años escribiendo de manera ininterrumpida en un medio como este.

Parece que la vida te da sorpresas. Las habilidades se pierden y se ganan; se aliman, se mejoran y también empeoran. En el caso de escribir creo que mis habilidades han mejorado bastante con este blog en el curso de los años.

Es mi creencia que sobresalgo más en el acto de pensar, tener ideas, reflexionar cosas. Comunicar, sin embargo es otra cosa. No siempre lo que uno piensa se puede traducir fácilmente en palabras, en lenguaje y mucho menos es posible asegurarse de que lo que se trata de decir sea interpretado de la misma manera como se pensó originalmente.

No obstante, con los años y sobretodo con la práctica, este blog, El Café de Fernando me ha ayudado bastante en la consecución de ese objetivo. Me parece que puedo expresar mejor mis ideas, este medio me obliga a reflexionar, clarificar los pensamientos y a buscar la manera más eficaz de cómo plasmarlos.

¿Qué esperar para los próximos diez años? No lo sé con exactitud. Es difícil predecir el futuro. Este blog es un reflejo de mi vida y a lo sumo yo la proyecto en el futuro cercano, uno, dos y talvez hasta tres años pero todo puede variar en cualquier momento de acuerdo a cómo varíen las circunstancias.

Una cosa sí puedo asegurar y ha sido una constante los últimos años: me gusta el blog, me gusta el nombre y el espacio que me brinda y por ahora estoy seguro que no pienso dejarlo.

Ahora bien, sé que vivo una etapa de transición con el blog. Quiero escribir más y sin embargo no lo hago. No es falta de tiempo. Eso por suerte no es un problema. Quizás la falta de retroalimentación, la falta de lectores sea un factor importante. O quizás sea un producto de la competencia de los otros medios que han desplazado la existencia de los blogs.

La verdad que no lo sé pero cualquiera que sea la causa, ello no me detendrá para eliminar los obstáculos que me impiden producir más entregas como en los mejores tiempos.

Esa es mi resolución y espero para mi bien poder ejecutar lo más pronto posible mis deseos al inicio de mis próximos diez años en El Café o La Esquina de Fernando.

Sunday, April 30, 2017

Sobre el ego

Pienso que el ego es esa abstracción que uno hace de sí mismo y que representa nuestro yo, nuestra esencia y la conciencia de que vivimos y existimos. También representa nuestra valía, el valor que nos atribuímos a nosotros mismos con relación a otros individuos y a otras cosas.

Dependiendo de cuánta atención y prioridad le dediquemos a nuestro ego ya sea en beneficio propio o el ajeno y/o en perjuicio de terceros podemos ser más o menos lo que llamaríamos "egoístas" y es una cuestión de grado pues en mayor o menor medida todos de algún modo lo somos. Sí, todo el mundo de una manera u otra se pone en primer lugar a la hora de defender sus intereses antes que el de sus semejantes.

No obstante lo dicho, el egoísmo no necesariamente tiene que ser algo malo, puede ser hasta "bueno" y saludable.

Veamos: uno puede llegar a entender que no ser egoísta puede a la larga servir a nuestros intereses particulares (lo cual por definición es una forma de egoísmo) cuando minimiza las reacciones defensivas de terceros y nos abren las puertas a influenciarlos, lo cual acrecentaría el valor que representamos. Es, yo diría, una forma de egoísmo en la que todo el mundo gana. No hay perdedores.

Por otro lado está el otro egoísmo en el que nos creemos más grandes de lo que somos y el que genera reacciones defensivas en los demás y nos aísla al romper la confianza y la comunicación con nuestros semejantes. Este tipo de egoísmo es tóxico y nos haría muy bien deshacernos de él con el objetivo de establecer nexos y lazos con los demás. ¿Quién querría conectar con una persona que se cree centro del universo, la más bella, la más hermosa, la más inteligente que existe entre todas las galaxias y que busca la reafirmación y aprobación de sus cualidades? Aunque haya algo de cierto en esas afirmaciones describiendo su emisor, ello genera en nosotros una reacción instintiva e inmediata de alejamiento y rechazo hacia esa persona.

Por eso creo que el valor que le damos a nuestro ego debe estar por debajo en vez de por encima y en todo caso debe ser reajustable. Para los fines de lugar, conseguimos mucho más manteniendo un perfil bajo, un ego razonable, domesticado que un ego inflado y sobrevalorizado.

Y si ello no fuera poco, en un ego normal, no inflado siempre hay espacio para mejorar; un ego de esta categoría puede aprender, está atento a lo que ocurre a su alrededor y no se aísla ni es aislado en ninguna clase de burbuja que pudiera construirse bajo falsas premisas.

Friday, March 31, 2017

¿Porqué se trabaja?

Tengo un dilema muy grande. Jajá! Suerte que nada más es uno...Mentira mía, siempre hay más de uno y a cada momento se le presentan a uno varias disyuntivas. Hablemos, sin embargo del dilema que me ocupa más en estos días.

Digamos que es un problema un poco existencial. En realidad todos los problemas son existenciales dirán algunos entre los que me incluiría yo mismo. Pero bueno, no nos compliquemos. 

En este caso de lo que se trata es de dilucidar la relación de la vida con el trabajo. Veamos: ¿para qué trabajamos? Para satisfacer nuestras necesidades básicas más perentorias, más esenciales, léase comer, tener un techo, vestir, etc. Ahora bien, una vez estas necesidades están cubiertas con el producto de nuestra labor, ¿porqué o para qué seguimos trabajando? ¿Para asegurarnos de que seguiremos satisfaciendo nuestras necesidades básicas en el futuro o para crear y satisfacer nuevas necesidades que en el corre-corre y la lucha por la vida no habíamos tenido tiempo de prestarles atención o talvez sabíamos de su existencia de manera precaria o las desconocíamos totalmente? 

Me surge una inquietud. Si el trabajo nos consume una parte muy importante de nuestro tiempo y sólo nos permite satisfacer necesidades más elementales sin aportarnos otros beneficios y plusvalías realmente importantes, ¿se podría considerar el mismo una esclavitud?

Visto de otro modo, si no tuviéramos que trabajar para satisfacer nuestras necesidades básicas, cuál sería entonces el propósito de nuestra existencia: ¿dedicarnos al hedonismo puro y simple? ¿la vida contemplativa, filosofar?

Aparentemente la lucha por la supervivencia ocupa una parte fundamental de nuestro tiempo y existencia hasta el punto que nubla nuestra razón y nos impide saber y cuestionar los motivos por los que existimos.

Se me plantea la interrogante de si será válido ir tras esas cosas no esenciales como el entretenimiento, la diversión, el hedonismo per se y si es un derecho al que todo el mundo debería acceder si no fuera porque su tiempo y los recursos a su disposición estarían dedicados a satisfacer necesidades primarias esenciales...

Tuesday, February 28, 2017

Otra vez en París

Acabo de regresar de la estadía de una semana en París.
Por el camino que vamos parece que se está haciendo una costumbre el ir de visita con frecuencia a la ciudad de las luces. No me caería nada mal si se convirtiera en un hábito, en una rutina establecida.


Esta vez, sin embargo, el viaje no surgió por iniciativa propia sino de los sobrinos y desde el verano pasado se comenzaron los preparativos donde yo me comprometía a llevarlos en la fecha que coincidiría con su semana de vacaciones del invierno en las escuelas.

¿Porqué hacer esto? La realidad es que uno no puede ser demasiado egoísta en la vida y querer tratar de monopolizar toda la diversión para sí mismo; así que de vez en cuando uno debe hacer cosas que vayan más en beneficio de otros que de uno mismo. En cierto modo, el hacer estas cosas produce también gran placer y mucha satisfacción (las compañeras de trabajo de mi hermana quisieran tener hermanos como yo, me contó) y el mérito está en haber hecho ese descubrimiento y también en tener la capacidad y el poder de cumplir con la palabra comprometida.

Debo confesar que al acercarse los días del viaje fue que me pude dar cuenta de la magnitud de la responsabilidad que estaba asumiendo. Mas, no había vuelta atrás y todo el mundo puso de su parte para que se llevara adelante el proyecto sin cortapisas de ningún tipo: se renovaron pasaportes, se apaciguaron miedos y se realizó el viaje sin mayores contratiempos.

Desde mi punto de vista el viaje tuvo sus altas y sus bajas. No me imaginé lo difícil que era interactuar con adolescentes, ponerse de acuerdo para cosas tan sencillas como irse a dormir a una hora determinada, escoger un plato del menú de un restaurante, levantarse a una hora específica, etc.


Con el paso de los días las cosas se fueron haciendo un poco menos difíciles y creo que en general la experiencia de compartir en una ciudad tan rica como París va a dejar su huella positiva en la vida de los chicos.

Por mi parte, además de volver a los lugares ya visitados en una ocasión anterior como La Torre Eiffel, El Louvre, El Sagrado Corazón, El Molino Rojo, Notre Dame y El Arco de Triunfo, pues fui por primera vez a La Bastilla, El Castillo de Versalles, Galerías Lafayette y Las Catacumbas...


















Versalles, el complejo, es increíblemente majestuoso y lujoso, una gran joya representativa de la gloria y el poderío francés en épocas pasadas que hay que ir a ver y admirar más de una vez.





Las Catacumbas por su parte impresionan bastante con la cantidad de huesos y calaveras que adornan hasta con ciertos rasgos artísticos los túneles que corren un buen trecho por debajo de Paris.


No pude hacer todo lo que quise en este viaje pero no me quejo... El objetivo inicial no era complacerme yo sino complacer a otros y quizás de ese modo abrirle las puertas a los muchachos a la existencia de otros mundos diferentes de los que ya están acostumbrados.

Además, no quiero matar tan pronto mi curiosidad. Me conformo con dejar para luego el descubrimiento de nuevos lugares que den origen a nuevas aventuras.. Creo que París tiene todavía muchas sorpresas guardadas para mí...

Tuesday, January 31, 2017

Ménage à Trois

Y de esta manera se inicia mi primera entrega del 2017... Jajá! Nada que ver ...

Sin muchas pretensiones. Buscando una copa en la cocina y escanciando en ella lo que queda de una botella de vino. "Ménage à Trois" dice la etiqueta y a pesar del nombre es un Malbec que no viene de Francia sino de Mendoza, Argentina.

Curiosos los nombres que le ponen a estas botellas con el propósito de atraer a los incautos que en este caso no fui yo sino alguien que la trajo este fin de semana a la fiesta en la que yo fui el anfitrión.



Además del vino, estoy degustando de los quesos y el salami que quedaron de la fiesta que fue bautizada como "un día de caché" y ahora mismo voy a poner un poco de música para recrear mejor el ambiente y animar un poco la creación de este post... Pandora me resuelve ese problema y sin pensarlo dos veces escojo la emisora que tengo creada basada en el extinto grupo The Civil Wars que haciendo honor a su nombre se desintegró debido a una verdadera guerra civil que se armó no hace mucho tiempo entre sus dos integrantes principales.

Debo mencionar que cuando sintonicé la emisora por un momento el otro día, buscando temas para animar el jolgorio, mi sobrina inmediatamente exclamó "boring" y agregó algo parecido a que esa música la ponía a dormir... Me extrañó porque a mí me ocurre todo lo contrario: música como esa llena de significado, me despierta, me eleva, me ayuda a pensar mejor.

Esa fiesta de la que hablo fue creada sin ton ni son, porque nos dio la gana a una parte del grupito que siempre se junta alrededor de la familia en días de fiesta y otras fechas memorables. Ofrecí mi casa porque técnicamente hablando estoy en el medio de todos y tengo menos complicaciones de vida hasta cierto punto. Digo hasta cierto punto porque ser el anfitrión me obligaba a crear las condiciones para recibir a los invitados: arreglar la casa, limpiarla, los refrigerios, etc., etc.

Esa parte no me contraria mucho. Asumo los compromisos. Ellos me obligan a hacer cosas que de otro modo pospondría de manera indefinida. Dicho y hecho; puse orden en la casa y a la hora que comenzaron a llegar los comensales ni yo mismo podía creer cómo había podido reinar en el desorden de papeles y polvo que había regados por todas partes y que llevaban ya meses ...

Eso sí, no sentí el cansancio ese día sino al siguiente que fue Domingo. Casi no me paré del sofá donde me lo pasé dormitando. Me costaba trabajo pararme. Me dolía el cuerpo, la espalda y me acordé que no era sólo por el trabajo de limpieza que había realizado sino por la agitada semana que había tenido y que acababa de transcurrir cuando quise hacer más de la cuenta en muy poco tiempo y que coincidió con la maravillosa experiencia que tuve de visitar por 3 días la revolucionaria ciudad de Boston.

Ah y ya fue declarado de manera oficial "otro día de caché" para el 15 de Abril (si es que todavía existimos para esa fecha, porque uno nunca sabe ... Esperemos que sí)...

Saturday, December 31, 2016

Descubrimiento

En días pasados, de manera fortuita, al poner un status en Facebook hice un descubrimiento sobre las redes sociales.

En ese status me planteaba que para el 2017 iba a emprender la tarea de entender el porqué algunas personas se auto-gustaban (auto-like) las publicaciones que ellos mismos hacían.

Lo dije, o más bien lo escribí, en son de broma. No pretendía realmente hacer una verdadera investigación o resolución al respecto para el año entrante. Ni tampoco era mi objetivo el convertirme en crítico, policía o juez de las publicaciones de nadie. Mi idea es que la gente hay que dejarla hacer lo que quiera, siempre y cuando no le haga daño a nadie e independientemente de lo tonta y hasta a veces ridícula que me parezca la manera como se comportan en algunos aspectos de sus vidas.

No obstante, eso me llamaba la atención y tampoco quería censurarme. Finalmente la curiosidad tomó la mejor parte de mí y de manera un tanto jocosa así lo expresé.

Desde mi punto de vista eso no tenía ningún sentido. Para mí, Facebook y las otras redes siempre han sido un medio de compartir cosas con los demás, aunque como en todo, siempre se comparte con algunos más que con otros. Se sobreentendía, creía yo, que al poner algo, ya nos gustaba; no había necesidad de subrayarlo.

¡Cuán equivocado estaba!

No tardé mucho tiempo en recibir las reacciones al post. Algunos aprovecharon la ocasión para abundar sobre el tema y relataron una que otra extravagancia y más de una persona se sintió aludida por el mismo.

Y fueron estas últimas quienes me proporcionaron la clave para elaborar mi hipótesis de lo que podría estar ocurriendo en la mente de ellas al empecinarse en dejar su huella. Darle un click al me gusta o el "like" en FB o el corazoncito o "red heart" en Instagram, es una manera de aprobación personal aún cuando sean ellas mismas que hayan puesto la publicación.

La redundancia que yo veía no lo era tal pues Facebook o Instagram para estas personas son algo más que medios para compartir cosas con los demás. Según mis cálculos, estos son medios para compartir cosas con las demás personas pero mucho más importante, son instrumentos para compartir cosas consigo mismas. La línea entre lo que es público y privado desaparece.

Las redes de comunicación social se convierten así en una especie de casa virtual donde vivimos y compartimos pero sobretodo consumimos los mismos productos que inicialmente yo creía debían estar destinados exclusivamente a terceros.

No tuve que esperar el 2017 para resolver el acertijo...

Mientras tanto, mis mejores deseos para todo el mundo en el año que recién comienza pero sobretodo, ¡seamos felices!

Les Muses et les Heures du Jour et de la nuit

                               Jules-Eugène Lenepveu (1872) Musée D'orsay, Paris                                 

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