Ayer nos enteramos que el número de empleos que se perdieron para el mes de febrero del 2009 en USA nos colocaron en una tasa de desempleo del 8.1 por ciento.
A pesar de eso yo voy a declarar que hemos llegado al fondo del charco. No hay más fondo. Ya estamos en él y aunque nos mantengamos todavía más tiempo del que queramos, lo peor ya ha pasado y desde este momento no hay otro lugar para donde ir que no sea para arriba.
No va a ocurrir de la noche a la mañana y probablemente vamos a tener todavía unos cuantos meses más de desempleo altísimos pero ello es esperable.
Cuando los mecanismos que hacen que las empresas comiencen a despedir gente se activan, ellos no se detienen de la noche a la mañana: siguen activados hasta bien pasada la crisis. A eso se debe el hecho que reportes como el de desempleo los economistas los llaman "lagging indicators", o sea ellos nos dan una indicación de lo que ha sido el pasado, pero no necesariamente predicen la tendencia, el cambio de dirección, lo que está pasando en el momento actual o lo que ocurrirá en el futuro. Y generalmente el desempleo llega a su cúspide, a su mayor nivel, en el momento en que se produce la desaceleración de la tendencia hacia abajo, el freno de los mecanismos que empujan la economía hacia el piso o ya se iniciado una reversa hacia la otra dirección.
¿Qué me hace pensar que ya hemos llegado al fondo y que las cosas no se van a poner peor de aquí en adelante?
Fácil. La economía no se da en el vacío. Detrás de ella lo que hay son personas llenas de emociones y sentimientos. Personas con todos los defectos y virtudes. Gente llena de miedo y temor.
No somos tan racionales cuando estamos sobrecogidos por emociones y sentimientos acerca de lo que el futuro cercano nos deparará. Un solo problema puede desencadenar una reacción en cadena como si fuera una bomba de neutrón, o una hilera de dominós. Sin embargo una vez el daño está hecho o todos los dominós han caído ya no queda más remedio que reparar los daños y levantar las piezas de nuevo para colocarlas en su sitio. El temor de que se caigan ya se ha ido. Es como un campo de batalla cuando la guerra ya ha pasado. El miedo deja de existir y entonces la esperanza renace y el proceso de sanación y recuperación toma el lugar donde antes reinaba la desesperanza, el desasosiego y la desilución...
Porque en el fondo de todas las cosas, todo es psicología y si la aplicamos a la economía podemos poco a poco, una persona a la vez devolverle la confianza, el entusiasmo y el optimismo perdidos a un mundo que necesita de estos elementos para sobreponerse a sus desdichas y sufrimientos.
Lamentablemente todos estos males no vinieron desde otro planeta ni tampoco debido a fuerzas sobrenaturales sino que tambien fueron originados por la otra parte obscura del ser humano y sus pasiones desmedidas, fueras de control llámense ambición, lujuria, soberbia, vanidad y quién sabe cuántas más.
Una lección hay que aprender aquí de nuevo sobre el ser humano y es que aunque somos capaces de los más nobles y excelsos sentimientos, tambien estoy de acuerdo con R.D. Laing cuando dice que todos somos asesinos y prostitutas, sin importar a qué cultura, sociedad, clase o nación pertenezcamos, ni lo normal, moral o maduro que uno pueda considerarse (La política de la experiencia). Nietzche tiene una idea similar.
Por lo pronto y en esta crisis todos como colectivo somos culpables, unos más que otros, los que menos porque quizás no se les dió la oportunidad (perdón)y ojalá y como consecuencia de ello salgamos de esto más fuertes y mejor preparados para en lo que llega la próxima prueba tengamos las herramientas a mano que nos aseguren que no vamos a llegar hasta la autodestrucción incluyendo en eso el planeta que nos sirve de huésped.