¡Por fin acaba Noviembre!
Hoy llega a su final el mes pero no así las consecuencias de lo que podría sobrevenir en el mundo en un futuro cercano como resultado de las cosas que han ocurrido en los últimos treinta días.
En Estados Unidos hemos elegido un nuevo presidente y ello podría significar un gran retroceso en cuanto a los avances que hemos conseguido en los últimos años. Me refiero a las libertades de los grupos minoritarios, el derecho de las mujeres a decidir lo que es mejor para ellas, el impacto de nuevas políticas que niegan el peligro del cambio climático y un largo etcétera
Se ha abierto una caja de Pandora y lo que saldrá de ella es desconocido pero a todas luces no se augura nada bueno.
Noviembre del 2016 ha sido un mes nefasto, un mes para recordar y no precisamente de buena manera.
Para colmo hemos perdido a Leonardo Cohen, un ser humano maravilloso y excepcional a quien he conocido no hace tanto tiempo y al que no me ha costado ningún esfuerzo apreciar y admirar sobremanera.
Por todas estas cosas, me he sentido muy conmocionado a nivel personal, como si hubieran removido las bases sobre las que hubiera construido mi castillo de sueños.
Mucha gente lo ha sentido así también.
Ha sido una hecatombe y por momentos he llegado hasta el extremo de cuestionar si es posible la convivencia pacifica con personas que albergan ideologías tan distintas a las propias. Por suerte no he dejado que esas ideas se adueñen de mí y al final ha prevalecido la mesura, pudiendo refrenar satisfactoriamente los impulsos y la exteriorización de mis sentimientos y pensares reales respecto al estado de cosas presente y futura del mundo.
Al paso de los dias, luego de algunas lecturas y mucho reflexionar, una idea finalmente ha calado en mí: lo importante no es buscar lo que nos distingue y nos diferencia, sino lo que nos une, lo que nos hace común con otros seres humanos y sobre esa base se puede pensar en un futuro en el que en vez de dividirnos podamos comprendernos y podamos vivir en paz.
No sé si sera una utopía todo esto, lo que sí sé es que a partir de ahí pude dormir y encontrar un poco de paz para sobrellevar el profundo dolor que me ha embargado todos estos días.
Hoy llega a su final el mes pero no así las consecuencias de lo que podría sobrevenir en el mundo en un futuro cercano como resultado de las cosas que han ocurrido en los últimos treinta días.
En Estados Unidos hemos elegido un nuevo presidente y ello podría significar un gran retroceso en cuanto a los avances que hemos conseguido en los últimos años. Me refiero a las libertades de los grupos minoritarios, el derecho de las mujeres a decidir lo que es mejor para ellas, el impacto de nuevas políticas que niegan el peligro del cambio climático y un largo etcétera
Se ha abierto una caja de Pandora y lo que saldrá de ella es desconocido pero a todas luces no se augura nada bueno.
Noviembre del 2016 ha sido un mes nefasto, un mes para recordar y no precisamente de buena manera.
Para colmo hemos perdido a Leonardo Cohen, un ser humano maravilloso y excepcional a quien he conocido no hace tanto tiempo y al que no me ha costado ningún esfuerzo apreciar y admirar sobremanera.
Por todas estas cosas, me he sentido muy conmocionado a nivel personal, como si hubieran removido las bases sobre las que hubiera construido mi castillo de sueños.
Mucha gente lo ha sentido así también.
Ha sido una hecatombe y por momentos he llegado hasta el extremo de cuestionar si es posible la convivencia pacifica con personas que albergan ideologías tan distintas a las propias. Por suerte no he dejado que esas ideas se adueñen de mí y al final ha prevalecido la mesura, pudiendo refrenar satisfactoriamente los impulsos y la exteriorización de mis sentimientos y pensares reales respecto al estado de cosas presente y futura del mundo.
Al paso de los dias, luego de algunas lecturas y mucho reflexionar, una idea finalmente ha calado en mí: lo importante no es buscar lo que nos distingue y nos diferencia, sino lo que nos une, lo que nos hace común con otros seres humanos y sobre esa base se puede pensar en un futuro en el que en vez de dividirnos podamos comprendernos y podamos vivir en paz.
No sé si sera una utopía todo esto, lo que sí sé es que a partir de ahí pude dormir y encontrar un poco de paz para sobrellevar el profundo dolor que me ha embargado todos estos días.