A veces la blogósfera, sobretodo la latina, se convierte en lo que los americanos llaman con humor una "mutual admiration society" o una sociedad de mutua admiración en la que los miembros de un grupo se alaban entre sí. Es como que yo ensalzo, alabo o elogio a fulano de tal y ese fulano hace lo mismo conmigo independientemente de los méritos y los contenidos de los artículos que yo escribo, posteo o publico.
Con razón Patricia de Souza dice en algunos de sus posts que no le gusta el ruído de la blogósfera. ¿Será a este tipo de admiración simétrica al que ella se refiere?
No lo sé, pues ella no nos deja saber con detalles a que se está refiriendo.
Traigo esto a colación porque me llamó mucho la atención y me gustó un
Post que escribió Sonia sobre la educación, el cual basado en los comentarios dejados parece que no recibió o no fue del agrado de sus lectores. Aunque le tengo mucho aprecio a Sonia yo soy uno de sus mejores críticos y viceversa: yo espero lo mismo de ella o de cualquier otra persona, y aunque la mayor parte del tiempo intento comentar sus posts manteniendo cierto sentido del humor, trato de no caer en el gusto del mal gusto. Si así fuera y me diera cuenta o me lo hicieran saber en caso de que no lo notara, yo sería el primero en castigarme por ello.
Hasta la fecha Sonia y yo no pertenecemos a ninguna sociedad de admiración mutua. Por eso puedo referirme a su post de manera independiente, sin esperar ninguna recompensa futura o ser un pago por una acción pasada.
Sonia en su artículo destaca aspectos diferenciales de la educación entre dos culturas que ella personalmente ha experimentado y cuyas implicaciones podrían ir más allá de ser simples observaciones. Podrían afectar la idiosincracia de naciones.
Veámoslo en sus propias palabras:
"....La nueva escuela me abrió una ventana a un mundo que yo no conocía. Las clases eran más amenas. Los estudiantes teníamos un papel activo en el salón. Pronto descubrí que no tenía que copiar todo lo que decía el profesor, sino escucharlo y tratar de entenderle. El ambiente del aula se prestaba para la comunicación entre profesores y estudiantes. Era un sistema mucho más flexible, y ponía al estudiante en el centro de su propio aprendizaje".
"La forma de estudiar también era diferente, en vez de “embotellarme” el material que aprendía en la escuela, ahora me pedían que lo entendiera, y tratara de aplicarlo. No tenía que repetir lo que me enseñaban con punto y coma, sino en mis propias palabras. El estudiar había dejado de ser un ejercicio de memorización para convertirse en uno de entendimiento".
Lo remarcable de todo esto es que he visto un paralelismo entre lo que Sonia dice y lo que sucede con la inteligencia de las personas. Se confunde a veces el ser inteligente con la habilidad de poder recordar cosas, poder hacer citas larguísimas y/o la capacidad de memorizar con lujo de detalles miles de cosas. Aunque ciertamente la memoria es uno de los componentes de lo que llamamos inteligencia, lo importante es lo que hacemos con lo que nos "embotellamos", no el embotellamiento o la recitación de lo memorizado en sí. Si así fuera
Kim Peek, quién sirvió como modelo para el personaje de la película Rain Man fuera el hombre más inteligente del mundo, pues se sabe de memoria, con puntos y comas los más de 12,000 libros que tiene su biblioteca, sin embargo no llega a ser más que un deshabilitado que tiene que ser cuidado y asistido por su propio padre.
Parece ser que una educación que nos ayude a asumir actitudes críticas ante las cosas y que ayude a desarrollar en nosotros nuestras propias ideas y opiniones es a la larga la mejor contribución que podemos hacer al mejoramiento de la sociedad, la inteligencia y los genes que les vamos a pasar a generaciones futuras.