Llegué temprano, 9:45 A.M., 15 minutos antes de lo programado ya que salí con mucho tiempo anticipando que iba a ser difícil encontrar donde estacionar, pero pude conseguir un espacio libre más rápido de lo previsto. Tuve suerte, pues llegué primero que ella y así pude sorprenderla en sus ropas de calle y antes de que se pusiera su bata blanca de trabajo. Pude observarla bien entonces cuando me saludó y pasó por mi lado mientras me encontraba en la salita de espera y se alejaba rápidamente por la puerta de acceso a los consultorios. Me daba la espalda de tal manera que podía mirarla sin avergonzarme de ver sus bonitas piernas descubiertas y tambien sus caderas que se movían por debajo de su vestido marrón. ¡Dios mío!, me dije: ella no parece china; más bien parece una mulata caribeña por los movimientos que pude adivinar por debajo de la tela. Ya no me quedaba ninguna duda. Ms Chan was very hot.
No pasó mucho tiempo cuando me hizo pasar a la salita de las torturas. Me instaló en otro de los consultorios pues al suyo le estaban haciendo algunos arreglos a las computadoras. Éste tenía vista hacia la calle pero lo único que podía ver desde mi posición eran las ventanas del edificio de enfrente, las cuales no ofrecían ningún elemento de distracción para mi estado postratorio y de indefensión.
Hacía esfuerzos por relajarme pero sólo lo conseguía a medias. Añoré aquellos tiempos cuando me interesaba dominar la técnica de la desensibilización sistemática y practicaba la relajación profunda y podía paralizar mi cuerpo a voluntad a un grado superior de como si estuviera dormido. La cercanía de la doctora y el olor de su cuerpo, no su perfume, producían mejores efectos. Extraña sensación ésa, sólo comparable a la que sentía cuando me atraía una de mis profesoras de la primaria o de la secundaria.
Podía eso sí, admirar la profesionalidad de Michelle. -Hasta su nombre de pila es bonito: Michelle Obama?, Michelle Chan-. Acostumbrado a manejarme con dentistas varones quiénes utilizan más la fuerza que la técnica, esta nueva experiencia con Ms chan me deja totalmente extasiado. ¡Cuánta delicadeza de su parte!. Y algo bueno que tienen estos profesionales recién salidos de las universidades; ellos compensan su posible falta de experiencia con el uso y la introducción que le dan a las mejores tecnologías, los nuevos productos y están mucho más abiertos a conocer y utilizar los últimos avances en sus respectivas ciencias.
Pero independientemente de cuán ciertas sean las afirmaciones anteriores la señorita Michelle no parece necesitar ninguna defensa. A ella los méritos se les sobran a montones y pude percatarme de uno que me era desconocido. Al terminar ella se compadeció de mí y me dijo que sabía lo que era eso. En la universidad para ganar dinero extra ella se prestaba para que los estudiantes hicieran sus prácticas ficticias con su boca y sus dientes.
Ponerse en el lugar del paciente, ponerse en el lugar de los otros es una habilidad que cada día se vuelve más escasa y coloca a quiénes las poseen en una categoría muy especial. Ello hace a esas personas merecedoras de algo más que un pedestal...